Bruselas ha acelerado en la búsqueda de una solución al conflicto del grano después de que varios países del este prohibieran unilateralmente las importaciones procedentes de Ucrania por los estragos que están haciendo a su agricultura. La queja que Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia trasladaron el pasado 31 de marzo a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, por carta ha tenido una respuesta oficial este miércoles. Sin embargo, el bloqueo permanece tras una reunión del vicepresidente económico, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, en la que han planteado a los representantes de esos cinco países una posible solución.
“Subrayamos la importancia de encontrar rápidamente una aproximación común de la UE en vez de soluciones unilaterales para evitar prohibiciones múltiples y soluciones que pongan en riesgo el mercado interior”, señalan los comisarios en un comunicado tras el fracaso en la primera negociación: “La Comisión ha tomado nota de los puntos de vista presentados por los participantes. Hemos acordado continuar las consultas políticas en los próximos días para encontrar una solución”.
La propuesta del gobierno comunitario pasa por aceptar que esos cinco países no importen grano (trigo, maíz, colza o semillas de girasol) para el consumo nacional siempre y cuando permitan que siga las rutas de los corredores solidarios con los que Ucrania está consiguiendo exportar su producción y, con ello, mantener activas sus cuentas públicas. Tras un veto total puesto en marcha en principio, Polonia alcanzó un acuerdo con Ucrania para garantizar el tránsito del grano.
Los corredores europeos han permitido a Ucrania exportar 63 millones de bienes -la mitad de ellos grano- que se vendieron por 26.000 millones de euros, según los cálculos de la UE. Pero otro de los objetivos era mantener el flujo a países en vías de desarrollo ante el peligro de una crisis alimentaria que se desató tras la invasión rusa por las interrupciones de la ruta de exportación de cereales del mar Negro, que hicieron subir los precios en todo el mundo.
El problema ahora radica en que, con el levantamiento de los aranceles y las cuotas a los productos ucranianos para aliviar su situación económica de Ucrania, los agricultores de los países fronterizos están pagando una importante factura. Por ejemplo, Polonia pasó de importar 2.800 toneladas de trigo en 2021 a 500.000 el pasado año. Las cifras respecto al maíz son 5.800 toneladas frente a 1.840.000. La competencia a la baja por los precios, sumada a las dificultades para vender los productos y las complicaciones logísticas en esos países que son frontera con Ucrania han llevado a los agricultores a ponerse en pie de guerra.
Otros 100 millones de compensación
La pretensión de la UE es activar un mecanismo de emergencia que alivie al sector primario de esos países, además de inyectar 100 millones de euros que se sumarían a los 56,3 que ya han recibido para compensar la competencia extra. “Me gustaría informaros de que la Comisión Europea tomará medidas preventivas en virtud de la cláusula de salvaguarda incluida en las regulación autónoma de comercio. Estas medidas preventivas contrarrestarán inmediatamente el deterioro de la situación de los productores de la Unión de productos específicos, a saber, trigo, maíz, colza y semillas de girasol”, explicaba en la misiva enviada por Von der Leyen poco antes del encuentro de los comisarios.
“Tenemos la posibilidad de tomar medidas de emergencia y es algo que podemos hacer muy rápido. Esto se debe a la cláusula especial de salvaguarda bajo la regulación autónoma de comercio, que dice que, cuando las circunstancias excepcionales requieren una acción inmediata, la Comisión puede, tras informar al Comité del Código Aduanero, tomar cualquier medida que sea necesaria”, señalan fuentes comunitarias. Lo que sostienen en Bruselas es que esos cinco países no podían tomar unilateralmente la decisión de prohibir las importaciones dado que las competencias de comercio son de la UE y supone una vulneración del mercado único.
Con la vía planteada por la Comisión, sólo se permitirían las importaciones de grano en esos cinco estados miembros que estén destinadas a otros países, bien sean parte de la UE o no, explican fuentes comunitarias. El resto de productos que plantea Polonia quedarían sujetos a una investigación, según esas fuentes. La decisión viene a sustituir los vetos que habían puesto esos países y que, en principio, afectaban también al tránsito de los productos, aunque habían dado marcha atrás. La intención es, además, que se organicen convoyes de camiones, trenes o embarcaciones por el Danubio para garantizar la salida del grano de esos territorios.
En Bruselas no ha sentado nada bien la actuación unilateral adoptada por esos cinco países, liderados por Polonia, que se encamina a elecciones en otoño. De hecho, la carta en la que Von der Leyen les hace llegar la propuesta comienza con una severa advertencia por haber roto la unidad de los 27 frente a la guerra.
“En vista de nuestro mercado único y la unión aduanera, se necesita una aproximación común europea para abordar las preocupaciones que surgen de la interacción de varios factores. Las medidas unilaterales sólo pueden jugar en las manos de los adversarios de Ucrania y no deberían erosionar nuestro apoyo incondicional a Ucrania”, afirma la presidenta de la Comisión.
La ruta del Mar Negro
Paralelamente a las prohibiciones a la importación decretadas en los últimos días por varios países de la UE, la atención también se centra en el acuerdo que permitió, con la mediación de la ONU y Turquía, reanudar las exportaciones desde algunos puertos ucranianos, que parece tambalearse.
En los últimos días, Kiev y Moscú han intercambiado acusaciones por la interrupción de las inspecciones de barcos en el Bósforo, uno de los puntos claves del acuerdo sobre cereales en virtud del cual un equipo conjunto de todas las partes implicadas comprueba la carga de los buques. Según explicó el portavoz de la ONU Stéphane Dujarric, tanto el lunes como el martes no hubo inspecciones debido a la “falta de acuerdo” y se han mantenido intensas conversaciones con los representantes ucranianos y rusos, con la ayuda de Estambul.
Este miércoles, el ministro de Infraestructura ucraniano, Oleksandr Kubrakov, ha anunciado en Twitter la reanudación del registro y las inspecciones de los barcos, mientras que la representante de la ONU, Ismini Palla, ha asegurado que “los equipos de inspección ya están trabajando”.
Lo que está en juego, como telón de fondo de la última disputa, es la extensión de la llamada Iniciativa de Granos del mar Negro. Moscú ha dicho repetidamente que no la renovará más allá del 18 de mayo a menos que se satisfagan sus demandas sobre lo que considera que son obstáculos a las exportaciones agrícolas rusas, entre las que plantea la reconexión del Rosselkhozbank (Banco Agrícola Ruso) al sistema de pago SWIFT.
El acuerdo, sellado el pasado julio, ha permitido hasta ahora la exportación de más de 28 millones de toneladas de alimentos, principalmente maíz y trigo, desde varios puertos del mar Negro en un contexto de guerra.