Fumata blanca. Populares, socialistas y liberales han llegado a un acuerdo para apoyar a todos los candidatos pendientes para la nueva Comisión Europea tras una semana de crisis desencadenada por el seguidismo del líder del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, a Alberto Núñez Feijóo para desgastar a Teresa Ribera y por la negativa de los otros dos grupos que apoyan a Ursula von der Leyen a avalar a los aspirantes de la extrema derecha de Giorgia Meloni y Viktor Orbán. Finalmente se han levantado los vetos cruzados y, como se esperaba, los populares europeos han aceptado apoyar a Ribera y socialistas y liberales han cedido para apoyar a Raffaele Fitto y Oliver Varhely. No obstante, al húngaro le quitan algunas de las competencias que le había asignado Von der Leyen, como derechos reproductivos o gestión de crisis.
Las correspondientes comisiones parlamentarias han ratificado el acuerdo al filo de las 23 horas después de que el PP europeo se haya empeñado en incluir una opinión en la carta de evaluación que se envía a Von der Leyen para que fuerce la dimisión de Ribera si es encausada en la DANA. A cambio, los socialistas y liberales han incluido un anexo con reservas en el documento corespondiente al candidato italiano en el que dicen que no debe ser vicepresidente. Tras un tira y afloja que se ha prolongado durante tres horas en lo que inicialmente era un trámite, los coordinadores de las comisiones parlamentarias implicadas han dado el visto bueno a los candidatos que quedaban con una mayoría de dos tercios, lo que ha supuesto el voto favorable de socialistas y liberales a Fitto y Varhely.
Los anexos no tienen ningún tipo de efecto vinculante. El PP europeo había impuesto la semana pasada la exigencia de que Ribera se comprometiera a dimitir si era encausada, pero ha desaparecido de las condiciones. “Creo que todo el mundo debe respetar el código de conducta de la Comisión Europea”, ha dicho. Ese es precisamente el argumento de Ribera, que se acogerá a ese texto que sólo prevé las renuncias de los comisarios en caso de que lo solicite la presidenta.
Una vez se superado este paso, el Parlamento Europeo tendrá que votar al conjunto de la Comisión Europea la próxima semana en Estrasburgo y saldrá adelante con mayoría simple (más síes que noes). El PP de Feijóo amenaza de votar en contra del gobierno de Ursula von der Leyen, que tiene catorce comisarios de su familia política. Fuentes del grupo admiten que es una jugada arriesgada y que puede perjudicar a la futura relación de la delegación española del PP con la Comisión Europea. “Estamos en contacto [con el PP de Feijóo] para encontrar un entendimiento común”, ha dicho Weber.
Aunque formalmente decidirán la posición el próximo lunes, Los Verdes, que votaron a favor de la reelección de Von der Leyen en julio, se han mostrado contrariados con el acuerdo, que supone avalar a la extrema derecha en la cúpula de la Comisión Europea por primera vez, y consideran que supone una ruptura del pacto de las fuerzas proeuropeas. El coportavoz, Bas Eickhout, también ha criticado que la política española se haya metido de lleno en el proceso de elección del gobierno comunitario: “No es buena idea traer la polarización de Madrid a Bruselas”.
Las negociaciones se han intensificado en los dos últimos dos días después de que las relaciones estallaran por los aires la semana pasada, cuando Weber decidió aplazar la evaluación de Ribera hasta que compareciera en el Congreso para dar explicaciones sobre la gestión de la DANA como parte de la guerra de desgaste impulsada por Feijóo. Pero el líder del PPE quería, además, que socialistas y liberales avalaran a los candidatos de Italia y Hungría, que era inicialmente una línea roja para esos dos grupos políticos. El problema es que sus candidaturas podían salir adelante con el PPE y todas las fuerzas de la extrema derecha, pero los vicepresidentes socialistas necesitaban el apoyo de los populares europeos. Y el PPE impuso como condición ese intercambio de cromos para apoyar a Ribera, que es la pieza clave de la familia socialista, y a la rumana Roxana Mînzatu.
Los socialistas fueron los primeros en allanar el camino al abrirse a apoyar a Fitto. Lo hicieron a través del Gobierno de Pedro Sánchez, que es junto con el alemán el partido más importante de la familia socialdemócrata, que reclamó superar los “vetos cruzados”. Las negociaciones siguieron el miércoles con la presión de Iratxe García y la liberal Valérie Hayer para que hubiera un compromiso por escrito de los tres grupos que componen la 'mayoría Von der Leyen'. El PPE rechazó cualquier tipo de alusión que le constriña su capacidad de llegar a acuerdos con la extrema derecha.
Las condiciones que el PPE impuso, no obstante, en su estrategia coordinada con Feijóo impedían que el acuerdo se cerrara antes de este miércoles, que era cuando estaba prevista la comparecencia de Ribera en el Congreso para dar explicaciones sobre la gestión de la DANA, que era una de ellas. Aún así, a primera hora de este miércoles, el líder del PPE ha trasladado a su grupo que aceptarán a Ribera en contra del criterio de su delegación española. No obstante, en Génova siempre asumieron que tumbar a la candidata de Sánchez era muy complicado y se conformaban con el retraso de una semana en la decisión para desgastar a Ribera y al Ejecutivo.