El fin de semana ha sido caliente en Venezuela. La oposición liderada por el autoproclamado presidente Juan Guaidó –reconocido como tal por Estados Unidos y una veintena de países europeos, entre ellos España– intentaba introducir en el país camiones con ayuda humanitaria. Y el Gobierno del país, de Nicolás Maduro, intentaba evitarlo ante lo que denunciaba como uso político de esa ayuda por parte de la oposición, tras haberse celebrado una nueva manifestación multitudinaria de apoyo a Maduro por las calles de Venezuela.
Hubo enfrentamientos, algunos camiones en llamas en las fronteras con Colombia y Brasil –una y otra parte se acusaban de los ataques–, un puñado de soldados que se pasaron de bando y la ruptura de relaciones con Colombia por su parcialidad en el conflicto interno venezolano.
El domingo por la noche, la UE volvió a emitir un nuevo comunicado fundamentado en tres ejes: la exigencia de elecciones presidenciales, la ayuda humanitaria “bajo el liderazgo de los organismos pertinentes de las Naciones Unidas, en plena conformidad con los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia” y el “rechazo y condena a la violencia y a cualquier iniciativa que pueda desestabilizar aún más la región”.
“Queremos una solución pacífica y democrática”, ha dicho Maja Kocijancic, portavoz de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, “y para eso está el grupo de contacto internacional. Además, tenemos la misión técnica en Venezuela, que se ha reunido con todas las partes, de todo el espectro político, de la sociedad civil y de agencias de Naciones Unidas. Queremos ver qué pasos hay que dar para salir de la situación a través de elecciones y que circule la ayuda humanitaria. Pero la posición de la UE es clara: evitar una intervención militar”.
“El 28 de febrero nos reuniremos de nuevo en Bruselas para preparar la siguiente reunión ministerial del grupo de contacto”, ha dicho Kocijancic. La anterior reunión, a mediados de febrero en Montevideo, sirvió para mantener la presión sobre las elecciones y poner en marcha esa misión técnica para ver si pueden convocarse de aquí a tres meses, tiempo del mandato inicial del grupo de contacto.
“Lo que dice el mandato en el grupo contacto”, continúa Kocijancic, “es que la ayuda esté dentro de los parámetros internacionales, que es lo que está haciendo al UE. En este contexto, estamos trabajando con agencias de Naciones Unidas en el terreno, con los principios de neutralidad e independencia. El régimen [de Nicolás Maduro] ha perdido su apoyo, y pedimos nuevas elecciones de acuerdo con los parámetros internacionales”.
El propio Josep Borrell, este domingo desde Egipto, reiteró la posición española y advirtió de que España no apoyaría una intervención militar extranjera en Venezuela y condenaría esta acción. “No todas las posiciones están sobre la mesa. Hemos advertido claramente que no apoyaríamos y condenaríamos firmemente cualquier intervención militar extranjera, que esperamos que no se produzca”, dijo a Efe Borrell antes de la inauguración de la cumbre entre la Liga Árabe y la Unión Europea (UE).
El ministro español subrayó que “la solución en Venezuela no puede provenir más que de una solución democrática pactada entre los venezolanos y de la convocatoria de unas elecciones presidenciales”.
El jefe del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, quien se proclamó presidente encargado hace un mes, dijo este sábado que su país planteará formalmente a la comunidad internacional “tener abiertas todas las opciones para liberar Venezuela”.
Borrell había afirmado previamente que “la UE es una fuerza de moderación y progreso, la situación no se puede resolver con una intervención militar extranjera, hay casos que lo demuestran. La vía de la presión política, provocando un cambio sin un enfrentamiento catastrófico, es el camino a seguir”.