Adiós al sueño –hecho realidad– de un lugar en el que, durante más de dos décadas, la ciencia y el saber han estado por delante de intereses políticos o económicos. La Estación Espacial Internacionl (ISS, en sus siglas inglesas) dejará de ser un santuario científico en el que los enemigos en tierra pueden cooperar en el espacio si Rusia cumple su última amenaza: en caso de continuar las sanciones por su invasión de Ucrania, cesará su cooperación con los proyectos de la ISS, en la que actualmente hay tres de sus cosmonautas, además de tres astronautas estadounidenses y uno alemán. El cese de esta cooperación ha sido anunciado por Dmitri Rogozin, director de la agencia rusa del espacio, Roscosmos.
“Las propuestas concretas de Roscosmos sobre el calendario de finalización de la cooperación en la ISS con las agencias espaciales de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón se comunicarán próximamente a los dirigentes de nuestro país”, escribió Rogozin el pasado día 2 de abril en su canal de la aplicación de mensajería instantánea Telegram.
Rogozin había dado un ultimátum para el levantamiento de las sanciones de Occidente a Rusia por su invasión de Ucrania. Dicho plazo acabó el pasado 31 de marzo. Ahora el dirigente ruso considera insatisfactoria la respuesta de las agencias espaciales de EEUU, Canadá y la UE.
“Las sanciones de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón tienen como objetivo bloquear las actividades financieras, económicas y productivas de nuestras empresas de alta tecnología. El objetivo de las sanciones es acabar con la economía rusa, sumir a nuestro pueblo en la desesperación y el hambre, y poner a nuestro país de rodillas. Está claro que no podrán hacerlo, pero las intenciones son claras. Por lo tanto, creo que las relaciones normales entre los socios de la Estación Espacial Internacional y otros proyectos conjuntos sólo pueden restablecerse si se levantan por completo y sin condiciones las sanciones ilegales”, apunta Rogozin.
A principios de marzo, sobre la situación en la ISS, la NASA había asegurado que la colaboración se mantendría, aunque Kathy Lueders, directora de vuelos espaciales del organismo estadounidenses, recordó que llevan años tratando de conseguir más “flexibilidad operativa” con los proveedores de carga y “añadir diferentes capacidades”, es decir: no depender tanto de Rusia para gestionar la ISS.
Futuro incierto sin Rusia
En la ISS existe un 'segmento ruso' (el módulo Zvezdá) desde el que se corrigen periódicamente las órbitas y trayectorias de todo el complejo. Además, ese sector ruso sirve de puerto de atraque de las naves Soyuz que llevan y traen personal y cargamento desde la Tierra. No está claro que la ISS pueda operar con normalidad sin el concurso de Rusia.
Hasta el año 2024 estaba garantizada la cooperación rusa e incluso había negociaciones para prolongarla hasta 2030, mientras Moscú trabaja en un proyecto de estación espacial exclusivamente rusa, a semejanza de China, que está montando su estación Tiangon y cuyo primer módulo, Tianhe, fue puesto en órbita en abril de 2021.
Hasta ahora la Estación Espacial era el único proyecto conjunto que se había salvado de las consecuencias de la guerra. La invasión de Ucrania se ha llevado por delante una cooperación de años entre Rusia, Estados Unidos y Europa. Como respuesta a las sanciones económicas, Moscú ya había retirado hace semanas a su personal del puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, y había suspendido el servicio de las naves Soyuz que tenían previsto poner en órbita satélites europeos.
A mediados de marzo la Agencia Europea del Espacio (ESA, en sus siglas inglesas) anunció la suspensión de la misión ExoMars, uno de los proyectos conjuntos entre Rusia y Europa más ambiciosos, en el que han trabajado durante años diversas instituciones y empresas. En el marco de esa misión estaba previsto el envío de un vehículo de exploración a Marte en septiembre de 2022.