Bill y Melinda Gates, una de las parejas más influyentes del mundo, tanto por su perfil empresarial como filantrópico, han decidido separar sus vidas, lo que abre incógnitas sobre cómo gestionarán su patrimonio y sus actividades.
Desde hace años, su fundación financia, entre otras cosas, iniciativas de asistencia sanitaria y lucha contra la pobreza en todo el mundo, incluidos proyectos a gran escala contra el VIH y la malaria, y también ha destinado fondos a la investigación de vacunas y tratamientos contra el coronavirus.
“Continuaremos compartiendo nuestra creencia en esa misión y seguiremos trabajando juntos en la fundación, pero consideramos que no podemos crecer como pareja en la próxima fase de nuestras vidas”, han explicado ambos en un comunicado en Twitter.
Sin embargo, no han ofrecido más detalles sobre cómo gestionarán la multimillonaria Fundación Bill y Melinda Gates, con unos fondos de unos 50.000 millones de dólares y creada en el año 2000 por la pareja para promover una “vida sana y productiva” a nivel global.
El fundador de Microsoft, que ha estado casado con Melinda 27 años y tienen tres hijos, renunció el pasado año a su cargo en la compañía informática que fundó en 1975 con Paul Allen para dedicarse a las actividades benéficas por completo.
Nacido en 1955 en Seattle (EEUU) y formado en Harvard, con su empresa Microsoft Gates desarrolló en 1985 el sistema operativo Windows, un entorno gráfico basado en “ventanas” que fue incorporado a la mayoría de los ordenadores del mundo. También está en el embrión de la exitosa empresa de videojuegos Dream Works Interactive que creó junto con Jeffrey Katzenberg, David Geffen, y el famoso cineasta Steven Spielberg.
Uno de los hombres más ricos del mundo
Su actividad empresarial le ha servido para convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo. La revista Forbes cifró su fortuna el pasado año en 123.800 millones de dólares.
La que ha sido hasta ahora su esposa, Melinda French, nació en Texas en 1964 y su actividad profesional como informática y administradora de empresas ha estado ligada a la compañía de su marido, con el que se casó hace 27 años.
La pareja, implicada en programas sanitarios especialmente en los países pobres, ha recibido numerosos y prestigiosos premios por su labor filantrópica, como el Príncipe de Asturias en España, o la Legión de Honor en Francia, especialmente por su trabajo a través de la iniciativa GAVI, una alianza entre los sectores público y privado que tiene como objetivo mejorar el acceso a la vacunación en el mundo. GAVI codirige actualmente el mecanismo COVAX, que trata de asegurar un acceso equitativo a las vacunas contra el coronavirus.
Ambos han sido diana de conocidos negacionistas –sobre todo tras la aparición a finales de 2019 de la pandemia de COVID-19– como el cantante español Miguel Bosé, que les ha acusado de ser “especialistas en vacunas fallidas que tantas víctimas han causado alrededor del mundo”.
También han levantando controversia por ser unos férreos defensores de los derechos de propiedad intelectual de las empresas privadas, algo que ha cobrado especial actualidad en mitad de la pandemia, cuando muchos gobiernos presionan para tener acceso libre a las vacunas anti-COVID.
Asimismo, hay quienes cuestionan la conveniencia de concentrar tanta influencia sobre las cuestiones humanitarias mundiales bajo el control de individuos superricos. “El divorcio de los Gates hará algo más que trastornar la vida de una familia. Se ramificará en el mundo de los negocios, la educación, la salud pública, la sociedad civil, la filantropía y más allá”, dice a Reuters Anand Giridharadas, autor del libro Winners Take All. “Esto se debe a que nuestra sociedad ha cometido el colosal error de permitir que la riqueza compre la posibilidad de tomar decisiones casi gubernamentales como un ciudadano de a pie”.
El futuro de la fundación
En un comunicado recogido por Reuters, la Fundación Gates asegura que Bill y Melinda seguirán siendo siendo copresidentes y fideicomisarios de la organización. “Seguirán trabajando juntos para dar forma y aprobar las estrategias de la fundación, defender los temas de la fundación y establecer la dirección general de la organización”.
Aunque la pareja ha recalcado que su fundación privada, considerada la más influyente del mundo, permanecerá activa, algunos expertos como David Callahan, editor de la publicación Inside Philantropy, asegura a Los Angeles Times “que en este asunto hay aún muchas preguntas sin resolver”.
Hay quien piensa que, tras la separación, Melinda Gates pueda querer crear su propia fundación. “No hay ninguna razón en particular para pensar que algo cambiará con la fundación y su trabajo. Tiene una gran dotación. Cuenta con una plantilla profesional de 1.600 personas. Tiene un conjunto de programas realmente bien desarrollados”, dice Callahan. Pero, a su juicio, la gran pregunta estriba en si Melinda forjará “su propio camino como filántropa independiente”.
Para The New York Times, el divorcio suscita nuevas preguntas sobre el destino de la fortuna de Gates, gran parte de la cual aún no ha sido donada a la fundación tal y como el filántropo prometió. “La Fundación Gates es la entidad filantrópica más importante e influyente en el mundo de hoy”, dice Rob Reich, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Stanford al diario neoyorquino. “El divorcio puede tener enormes repercusiones para la fundación y su trabajo en todo el mundo”.
Según el rotativo, un exmiembro del personal que trabajó con ambos constató el revuelo que ha generado entre los empleados la noticia y las dudas que sobre su futuro se pueden plantear.
El consenso ha sido que todo estaría bien por el momento, dice el exmiembro del personal, pero ha habido preguntas sobre cuál sería el efecto, dependiendo de lo “amigable” que sea el divorcio y cómo trabajarán juntos en el futuro.
“Si bien este es obviamente un momento difícil de cambio personal para nuestros copresidentes, juntos me han asegurado su compromiso continuo con la fundación, en la que han trabajado muy duro durante los últimos 20 años”, dijo a los empleados de la institución su director ejecutivo, Mark Suzman, en un correo electrónico que desvela el diario.