En Roma, en la sede del sindicato, la Unione Generale del Lavoro, como en los tiempos del Estado corporativo del Duce. Ese vínculo vertical con “el mundo del trabajo en el centro”, como ha repetido Matteo Salvini, frente al establishment, en este caso europeo, que, por medio de la eurocracia, extirpa la soberanía de las naciones, las fronteras y desprotege al trabajador frente a la globalización. En ese pensamiento fundamenta la ultraderecha sus éxitos electorales y las alianzas de Este a Oeste en Europa.
Este lunes se han presentado el líder de la ultraderechista Liga Norte, el viceprimer ministro Matteo Salvini, y la de la Agrupación Nacional francesa, Marine Le Pen. “En el centro de trabajo”, ha insistido Salvini: “Compartimos la misma idea de Europa, de la agricultura, del trabajo, de la lucha contra la inmigración, y estamos contra los enemigos de Europa que son Jean-Claude Juncker y Pierre Moscovici, cerrados en el búnker de Bruselas”.
Le Pen y Salvini no sólo han comparecido en la sede del sindicato, sino que lo han hecho a un suspiro de donde estaban los cuarteles generales del histórico Partido Comunista Italiano (PCI), en la calle delle Botteghe Oscure. Allí, han departido, entre aplausos constantes, sobre el Crecimiento económico y las perspectivas sociales en un Europa de las naciones, Salvini, en italiano, y Le Pen, en francés.
Le Pen, la primera en hablar tras las presentaciones, ha sentenciado: “Con Salvini no luchamos contra Europa, sino contra la Unión Europea para salvar a Europa”. Con esa pulsión, ha presentado Freedom Front, la alianza electoral de extrema derecha para los próximos europeos. Una alianza que prevé, incluso, candidatos. Según Salvini, se trata de “trabajar en un proyecto para Europa durante los próximos 30 años”.
Para el líder de la Liga, las próximas europeas suponen el “final de un camino de la revolución del sentido común que inevitablemente involucra a toda Europa”. En palabras de Le Pen: “La UE ha pisoteado los valores de la solidaridad, ahora estamos en un momento histórico, y en mayo lograremos alcanzar una Unión que se construya a partir de nuevos valores contra la globalización”.
En relación a la tensión que mantiene Roma con Bruselas por sus planes presupuestarios, Salvini ha zanjado: “No quiero pensar que en Bruselas, Berlín o en las oficinas de las agencias de calificación se muevan por razones políticas y no económicas para bloquear el Gobierno del cambio. 60 millones de italianos están listos para apoyar a este país independientemente de los llamamientos de Bruselas. Los ciudadanos votan más allá de los titulares y la propaganda. Estoy atento como viceprimer ministro de la evolución de los mercados, pero el derecho al trabajo y las pensiones son lo primero. Estamos afrontando el choque entre la economía real y la virtual, entre la vida real y la realidad financiera. Si pensara mal, creería que hay alguien que agita la propaganda porque Italia está creciendo”.
“No pienso en una Europa sin reglas”, ha afirmado Salvini, “sino en invertir en el trabajo, en la felicidad, no en esclavos. Marine y yo estamos recogiendo el legado social de la izquierda, que traicionó sus valores. Defendemos al precario que la izquierda ha olvidado. En el PD o el PSF hay más banqueros que obreros”. Y ha añadido: “La salida del euro no está en la agenda, respetamos las economías nacionales”.
“Estamos aquí para dar sentido y alma a un sueño de Europa que los burócratas europeos han vaciado. Los salvadores de Europa están aquí, no en Bruselas”, ha reivindicado Salvini, a lo que Le Pen respondió entre risas: “¿Dónde debo firmar?”.
La idea de esa revolución, ha explicado Salvini, es “una comunidad” europea, que no unión, que en las próximas décadas “haga pocas cosas pero bien” y “reconozca la libertad de los distintos países, pueblos y Gobiernos” de legislar sobre agricultura, educación, comercio, economía, pensiones o modelos de familia, entre otros ámbitos. “Somos 27 y diferentes [los miembros de la UE tras el Brexit]. Tenemos historias, economías, culturas y exigencias distintas. Pretender decidir todo desde Bruselas, por los 27, es una locura. Nuestra Europa será más respetuosa con las peculiaridades” de cada país, apostó.
Le Pen aseguró que su “primer objetivo” será otorgar más poder a los pueblos europeos: “Estamos en contra de la Unión Europea pero no contra Europa. De hecho queremos salvar a Europa”, resumió. En la persecución de ese ideal, los “enemigos” a batir son “los burócratas atrincherados en los búnker de Bruselas”, en palabras de Salvini, que citó al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, o el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
En cuanto a la migración, uno de los asuntos favoritos de la extrema derecha por los votos que le reporta, Salvini acusó a quienes apoyan la llegada de personas al continente de querer “esclavos”.