Los Verdes alemanes aparecen en las encuestas en disposición de disputar la victoria en las próximas elecciones federales del 26 de septiembre. Este lunes eligieron a su cartel electoral, Annalena Baerbock, de 40 años y, con toda probabilidad, la única mujer cabeza de lista de los partidos con representación parlamentaria. La CDU/CSU está sufriendo con el relevo de Angela Merkel con la elección de Armin Laschet como candidato, un hombre de 60 años, políticamente centrado pero con escaso carisma en su espacio político frente al presidente bávaro, Markus Söder (CSU), quien se ha apartado de la carrera en favor del elegido por la dirección de la CDU este martes.
La primera encuesta publicada tras esos movimientos señalaba un salto hasta el primer puesto de Los Verdes.
Ska Keller es la copresidenta de los Verdes en el Parlamento Europeo. Alemana, de 39 años, analiza la elección de Baerbock, de Laschet, la marcha de Merkel, el momento dulce de Los Verdes en el año electoral alemán y cómo Europa está afrontando la pandemia.
Este lunes los Verdes eligieron a su candidata para las elecciones federales del 26 de septiembre. Las encuestas dicen que se encuentra en posición de disputar el primer puesto. ¿Cuál ha sido el secreto para crecer tanto en estos meses?
No estoy segura de que haya alguno. Estamos viendo por toda Europa que asuntos como el clima, la biodiversidad y el medio ambiente en general están en la agenda del debate público. Es un asunto urgente y hemos sido los únicos que hemos estado luchando durante décadas por la justicia climática, y esto nos ha ayudado en términos de apoyo en muchos países.
En todas partes vemos un crecimiento de los partidos verdes y de las ideas verdes, y tiene que ver con una creciente preocupación por los asuntos climáticos y medioambientales. Este es algo que hemos visto en el último año o par de años.
Por otro lado, específicamente hablando de Alemania, hay una fuerte necesidad de una alternativa. Vemos a los dos partidos tradicionales en el Gobierno [la gran coalición CDU/CSU-SPD] peleándose y sin ser capaces de conseguir nada, y menos aún en relación con el clima.
Pero ahora con el coronavirus, la pandemia, no es agradable ver lo que está haciendo el Gobierno. Por tanto, creo que hay un deseo grande por un partido que no esté inmerso en luchas internas, sino que tenga ideas y planes más allá de mirar las próximas elecciones, y en cómo conseguir más poder en lugar de proponer qué sociedad y qué economía queremos desarrollar en los próximos años con una perspectiva positiva.
Tenemos muchos problemas, pero también una idea positiva de lo que queremos hacer. No estamos sólo diciendo, “Oh dios mío, que terrible es todo”, sino que también tenemos propuestas e ideas sobre qué hacer. Y creo que es algo muy apreciado por los votantes en Alemania y en cualquier país.
Si nos fijamos en un ejemplo concreto y mirando al resto de partidos en Alemania, también hay grandes diferencias: tenemos a la única mujer candidata, porque no creo que los liberales vayan a elegir a una. Los conservadores han elegido a Armin Laschet, y los socialdemócratas a Olaf Scholz, que está en el Gobierno actual y es parte del problema. No son exactamente ilusionantes. Y, en otro lado, tienes a Annalena Baerbock, una persona que ilusiona. Creo que realmente puede marcar una gran diferencia.
¿La elección de Laschet de este martes, en lugar de Söder, es una buena noticia para los Verdes?
Son personalidades muy distintas, está claro, pero no creo que pueda decir si uno u otro habría sido mejor para los verdes.
¿Cree que Laschet llegará a las elecciones como candidato?
Bueno, justo este martes Söder ha anunciado que acepta la votación de la dirección de la CDU. Por lo que parece que será Laschet, salvo que algo pase algo, lo que sería, por supuesto, muy emocionante. Pero parece que está bastante cerrado.
Las encuestas proyectan que ningún partido podrá gobernar en solitario. ¿Podremos ver un gobierno de Verdes y la CDU como ha gobernado el SPD estos últimos años?
En Alemania, nunca hay gobiernos en solitario. Tanto el sistema electoral como la composición del Parlamento nunca conduce a un gobierno en solitario. Las coaliciones son normales, sin coaliciones no puedes hacer nada. Es muy diferente a España, donde hasta ahora, obviamente, era muy fácil gobernar en solitario y tradicionalmente había alternancia entre dos partidos. Pero en Alemania siempre necesitamos coaliciones: es lo normal para nosotros.
Y, por supuesto, la coalición es difícil porque tienes que gobernar con un partido que no es el tuyo, especialmente desde la perspectiva del medio ambiente, el feminismo, los derechos de los refugiados... No es tan fácil encontrar socios con las mismas ideas.
Por ejemplo, con los socialdemócratas tenemos mucho en común en políticas sociales y en muchas otras cosas, está claro. Pero los socialdemócratas, desde el punto de vista medioambiental no está tan claro. Son un partido muy defensor de las minas de carbón. Y este es un grave problema con ellos, que no están orientados del todo hacia el medio ambiente.
En todo caso, por supuesto, los conservadores tampoco lo están.
Lo que intento decir es que cuando haces una coalición sabes que tienes que pactar con un partido que no comparte tus ideas. Y tienes que ver dónde encuentras los puntos en común para conseguir algo concreto. Y a menudo es un toma y daca. Así, por ejemplo, los Verdes podemos lograr una gran ley climática, pero el otro partido tendrá que conseguir algo que a nosotros no nos parezca tan bueno. Esta es la lógica de las coaliciones, y como alemanes estamos acostumbrados. No es fácil, no es agradable, pero es muy normal.
Por tanto, lo que me preguntas de si podemos estar en un Gobierno con los conservadores, depende también en términos prácticos de los resultados de las elecciones. Por supuesto, hay que ver los números, porque como Verdes siempre hemos priorizado una coalición con el SPD. Pero mirando a los números no parece posible, no suma. Y está la posibilidad también de incorporar a Die Linke, por si dan los números.
Además, está también otro detalle, y es que en estos casos los Verdes seríamos el partido más fuerte de la coalición. ¿Los socialdemócratas pactarían con nosotros para que haya una canciller verde? Esto tampoco está tan claro.
Y una coalición con los conservadores sí sería posible desde el punto de vista numérico. Entonces tendremos que sentarnos en serio para ver si es posible desde los contenidos programáticos. Y eso es muy duro. La última vez ya hubo conversaciones para una “coalición Jamaica” [CDU/CSU, FDP y Verdes] con los conservadores y liberales, y era muy muy difícil en términos medioambientales, de refugiados... Todo era muy difícil.
Es imposible saber si esto va a pasar, pero lo que está claro es que tendremos que hablar, ver los resultados de las elecciones, ver qué mayorías pueden sumar y ver cuál es nuestra fórmula preferida, aunque puede ser perfectamente que sólo haya una posibilidad, y entonces tienes que negociar y ver si hay posibilidad de tener un programa común y tienes que hacer que funcione porque la alternativa sería ir a nuevas elecciones que generalmente no conducen al resultado que quieres.
Entre 1998 y 2005, los Verdes cogobernaron Alemania con el SPD, en tiempos de Joschka Fischer, que llegó a ser ministro de Exteriores. ¿Qué lecciones han aprendido de aquella experiencia?
Sí, hace algunos años de aquello, al menos desde mi perspectiva. Nosotros actualmente también estamos en gobiernos de muchos estados federados, como Brandeburgo, mi estado natal. Y se pueden sacar lecciones de ese trabajo. Creo que es importante que tengamos muy claro en nuestra cabeza lo que queremos conseguir como Verdes. A veces tenemos la tendencia de querer conseguir mil cosas. Pero no puedes lograr mil objetivos en cuatro años, por lo que es muy importante saber cuáles son tus prioridades. Aquello que quieres lograr lo primero. Y no quiere decir que vayas a abandonar tus otras ideas, pero sí que has de tener claro las prioridades de tu proyecto. Y que digas: “De acuerdo, sin esta propuesta no vamos a entrar en el Gobierno aunque hayamos conseguido otra cosa”.
Por ejemplo, el cambio climático. Está muy claro que si no avanzamos en el camino de la neutralidad climática, no podemos entrar en el Gobierno. Y estas cosas tienen que estar muy claras: cuáles son las propuestas fundamentales que queremos.
Y, para mí, otra lección aprendida es mirar la letra pequeña, y asegurarte de que tienes una idea clara de lo que quieres conseguir y cómo conseguirlo. Y si tienes un programa de coalición, has de incluir por escrito lo más posible y asegurarte de que tienes los ministros clave para conseguir tus ideas fundamentales.
Por último, añadiría también la transparencia comunicativa, y explicar lo que has conseguido y lo que no. En las coaliciones a menudo se dice que sí a muchas propuestas, pero es más honesto, incluso para tus votantes, decir: “De acuerdo, queríamos esto, no hemos podido lograrlo, pero al menos tenemos esto otro”. Y comunicación también para trasladar lo que sí se ha conseguido, aunque no sea el 100% de algo, para no olvidar lo que realmente se ha logrado.
Habla de cambio climático. Pero los conservadores alemanes, por ejemplo, han sido siempre de los principales defensores de la austeridad y consolidación fiscal en Europa, es decir, de recortes. ¿Cómo podrían afrontar ese debate gobernando con ellos?
Una de nuestras prioridades es siempre la justicia social. Y con los conservadores eso es muy complicado. Y esa es una lección importante de la pandemia: la austeridad no funciona, si acabas con tus sistemas públicos sanitarios vas a tener grandes problemas. Esto lo estamos viendo con el debate de las privatizaciones, que ahora hay gente que se da cuenta de que quizá no era tan buena idea, y que quizá no hay que presionar al sistema sanitario para ser rentable; y que está bien que haya camas de más en los hospitales porque quizá un día las tengas que necesitar.
Creo que el debate público nos ayuda a empujar en esto. Pero, sí, es fundamental, y tenemos que presionar, es un asunto clave para nosotros. Por ejemplo, hay que tener en cuenta asuntos tan concretos como el salario tan bajo del personal de enfermería. Todas estas cosas hay que abordarlas.
¿Qué acabará pasando con el Tribunal Constitucional alemán y los fondos europeos? [este miércoles, 24 horas después de la entrevista, la Corte de Karlsruhe decidió levantar el bloqueo cautelar a los fondos de recuperación, si bien no ha decidido aún sobre el fondo de la cuestión]
Efectivamente, está el problema de la cuestión de las competencias entre el Tribunal de Justicia de la UE y el Tribunal Constitucional alemán. Pero, obviamente, el fondo de recuperación es muy importante para toda la UE. Es un paso adelante en términos de solidaridad, de caminar juntos, de abordar el problema de la pandemia. Por tanto, obviamente los Verdes habríamos querido que hubiera sido algo diferente, pero estamos contentos de que exista.
Por tanto, espero que muy pronto empiece a circular el dinero en buenos programas de los gobiernos, porque están llamados a poner en marcha proyectos no sólo arreglar calles, por ejemplo.
¿Es una suerte de nuevo paradigma en comparación con la anterior crisis?
Creo que es un paso adelante para hacer las cosas de manera diferente, más enfocadas en el clima, por ejemplo. También hay que reconocer que ahora hay un mayor interés por los asuntos climáticos y ambientales que en anteriores momentos. Y, cualitativamente, es un paso muy importante adelante haber dicho: “Ok, todos tenemos una crisis, tenemos que hacer algo entre todos para salir de ella”. Creo que esto es un importante cambio de paradigma, sí.
Otro asunto clave para el Gobierno de Alemania es el gasoducto con Rusia, el Nord Stream. ¿Qué harán si llegan al Gobierno?
Nosotros no queremos el Nord Stream, queremos que se paralice. Es claramente malo para el medio ambiente, pero también es malo para Ucrania: geopolíticamente hablando no tiene ningún sentido. Llevamos cuatro años pidiendo al Gobierno su paralización y esta posición no va a cambiar.
En todo caso, lo que sí parece totalmente descartada es la reelección de Angela Merkel en septiembre. ¿Cuál es su legado?
Es una mezcla. Obviamente, tuvo mucha relevancia que fuera la primera mujer canciller, la primera de Alemania del Este. En cuanto a las cosas europeas, durante toda la crisis griega destruyó la confianza entre los europeos, la solidaridad entre los europeos. En aquel momento, Merkel hizo un flaco favor a la Unión Europea.
Cuando miramos a los refugiados, fue positivo que dijera: “Ok, vamos a ayudar”. Pero, después, no mantuvo esa posición y el Gobierno acabó restringiendo cada vez más los derechos de los refugiados y trasladó el problema a Grecia y a otros países.
Por otro lado, el último proyecto en el que se ha implicado Merkel, el fondo de recuperación, es muy bueno. Pero cuando nos fijamos en su posición en cuanto a vincularlo al cumplimiento del Estado de Derecho...
Es una mezcla de pros y contras.