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Somalia tiene en la ganadería su principal activo económico ante la crisis

EFE

Roma —

La ganadería se ha convertido en el principal activo para los habitantes de Somalia en tiempos de crisis, pues representa el 61 % de su economía, según el Banco Mundial y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Ganadería (FAO).

Un nuevo informe de ambas organizaciones, presentado hoy en Roma, muestra que en 1980 el 62 % del Producto Interior Bruto (PIB) somalí correspondía al sector primario, un porcentaje que subió al 71 % entre 2013 y 2016.

Ese aumento se explica principalmente por el mayor peso de la ganadería, que pasó del 43 % al 61 % del PIB en ese periodo.

“El sector primario domina la economía incluso más que antes de la guerra debido al colapso de otras actividades”, explicó en un acto el experto del Banco Mundial Gianni Zanini.

Debido a la venta de animales las exportaciones agropecuarias se han incrementado hasta un máximo de 634 millones de dólares (516 millones de euros) en 2015.

La agricultura ha perdido músculo y actualmente solo representa un 10 % de la economía de Somalia.

“Las infraestructuras de riego han sido destruidas y faltan inversiones en la recogida de agua, en las carreteras y en los almacenes”, aseguró Zanini.

La inseguridad y las duras sequías de los últimos años, sobre todo en el sur, han hecho aumentar las importaciones, actualmente valoradas en unos 1.500 millones de dólares anuales (1.222 millones de euros), 90 veces más que antes de la guerra civil.

Dicho conflicto comenzó en 1988 en la región septentrional de Somalilandia y se extendió por el resto del país hasta que en 1991 el dictador Mohamed Siad Barré fue derrocado.

Después se abrió una etapa sin gobierno que continúa hasta hoy y que ha dejado al país en manos de señores de la guerra y milicias radicales islamistas.

Como consecuencia de la violencia, resulta “muy arriesgado” acceder a los mercados, las zonas irrigadas del sur se han reducido a la mitad de las que había antes de la guerra (muchas de las más fértiles han sido ocupadas por milicias) y el ganado solo sobrevive con “costosos” tanques de agua, según Zanini.

La última sequía, además, ha destrozado cultivos y causado la muerte de ganado, generando pérdidas agrícolas de 3.000 millones de dólares (2.444 millones de euros).

La deforestación, impulsada por la tala de árboles para obtener carbón de leña, ha disminuido la cubierta forestal al 10 % de la superficie (antes de 1980 ocupaba el 62 %).

El especialista destacó que, a pesar de las dificultades, existe un “mercado sin explotar” que necesita un plan de desarrollo a largo plazo.

En ese sentido, el economista del Banco Mundial Stephen D'Alessandro instó a rehabilitar las infraestructuras, invertir en tecnologías para mitigar la sequía, clarificar la gestión de las tierras y promover energías renovables.

Subrayó las oportunidades de desarrollar la cadena productiva mejorando el procesamiento de alimentos y las condiciones de higiene y de exportación.

El experto de la FAO Ahmed Shukri destacó que incluso en un contexto de guerra se pueden recoger datos y hacer planes.

“En Somalia hemos demostrado que podemos evitar la hambruna si actuamos antes de que sea demasiado tarde”, dijo Shukri, en alusión a los 7 millones de personas que están ayudando junto a otros socios.

Alrededor de 6,7 millones de personas (la mitad de la población somalí) no tienen asegurada la alimentación, de los que 3,2 millones están en situación de crisis o emergencia.