Políticos, empresarios y diplomáticos conservadores y laboristas se reunieron el jueves y el viernes de la semana pasada en secreto en una mansión campestre que solía utilizar Winston Churchill durante la guerra. La conversación “privada” tenía un título: “¿Cómo podemos hacer que el Brexit funcione mejor con nuestros vecinos en Europa?”
El cónclave, revelado por el Guardian, se celebró en Ditchley Park, una casa del siglo XVIII rodeada de campo en el condado de Oxford y donde se refugiaba Churchill para mantener reuniones secretas y protegerse de posibles ataques alemanes en la Segunda Guerra Mundial. El encuentro de la semana pasada reunió a partidarios y detractores del Brexit y estuvo presidido por Peter Mandelson, antiguo ministro laborista y comisario de Comercio en Bruselas.
El asistente más destacado del Gobierno fue Michael Gove, ministro, eterno aspirante a líder conservador y una de las caras más visibles de la campaña a favor del Brexit junto a Boris Johnson. Entre los contrarios al Brexit estaban algunos de los laboristas que pueden acabar lidiando con sus consecuencias si llegan al Gobierno como predicen las encuestas: el responsable de Exteriores en el grupo parlamentario laborista, David Lammy, y el de Defensa, John Healey. También había varios empresarios y banqueros, que se quejan de los efectos del Brexit para la economía británica, la que peor se ha recuperado de la pandemia entre las siete grandes del mundo y la que sigue teniendo peores perspectivas de crecimiento. Entre los asistentes no políticos, según el Guardian, estaban el presidente de la farmacéutica GlaxoSmithKline, John Symonds, el director ejecutivo de Goldman Sachs, Oliver Robbins, que fue negociador del Brexit tras el referéndum, y Angus Lapsley, uno de los vicesecretarios generales de la OTAN.
El primer ministro, Rishi Sunak, respondió este lunes con evasivas a las preguntas sobre la reunión y subrayó sus deseos de “capitalizar” la salida de la UE y de los acuerdos comerciales que Reino Unido está negociando. No contestó si apoyaba o no la celebración del encuentro en Ditchley Park, pero un portavoz de Downing Street aseguró que Gove no informó al primer ministro de su asistencia y sugirió que Sunak se había enterado de la reunión por el Guardian. El líder laborista, Keir Starmer, sí sabía que miembros de su equipo iban a participar y les dio su aprobación.
Tres años después de la salida oficial del Reino Unido de la UE, el daño económico que reconocen los informes del propio Gobierno empieza a ser tan palpable en la vida diaria que hasta algunos de los políticos tories más partidarios del Brexit tratan de idear maneras para acercarse otra vez a los antiguos socios europeos. Sunak, que hizo campaña a favor de la salida de la UE, ha pedido a su equipo que le presente un plan sobre cómo mejorar las relaciones con los vecinos en comercio, migración, defensa, energía y estándares internacionales, según adelantó la agencia de noticias Bloomberg.
Además, Sunak trata de cerrar un nuevo acuerdo sobre el comercio en Irlanda del Norte para evitar que haya una frontera en la isla de Irlanda y que a la vez los bienes del resto de Reino Unido no tengan que pasar por controles de la UE. Londres y Bruselas hablan de “avances”, y se esperan novedades antes del 25 aniversario del acuerdo de Viernes Santo que selló la paz en Irlanda del Norte el 10 de abril de 1998. El anuncio de un pacto tras un año de disputas por el acuerdo que firmó Johnson podría ser el principio de charlas sobre otros asuntos.
A diferencia de sus predecesores, el primer ministro británico está haciendo un esfuerzo por mejorar la relación con el presidente francés, Emmanuel Macron. La coordinación para recibir al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Londres y París la semana pasada y los avances sobre rescates en el canal de la Mancha son las primeras señales de una mayor cooperación. El próximo 10 de marzo se celebrará la primera cumbre franco-británica en cinco años.
“Otros factores”
Aunque en público ni conservadores ni laboristas se atreven a ahondar en las consecuencias del Brexit –cada crisis suele venir acompañada de una explicación que subraya “otros factores”–, en la conferencia a puerta cerrada la presentación de introducción recordó que el Reino Unido “sigue sin encontrar su camino fuera de la UE” y crece menos por culpa de su salida de su principal mercado.
“El punto principal es que Reino Unido está quedándose atrás, que el Brexit no está funcionando y que nuestra economía está en una posición débil”, dijo al Guardian una fuente presente en el encuentro. También comentó que la intención de las charlas informales era superar el conflicto entre quienes apoyaron la permanencia y quienes apoyaron la salida de la UE y centrarse en los problemas actuales “para estar en la mejor posición para tener una conversación con la UE sobre cambios en el acuerdo de comercio y cooperación”.
Sunak intenta maniobrar de manera discreta para que la extrema derecha dentro y fuera de su partido no intente derrocarlo. David Frost, que fue el negociador del acuerdo de salida de la UE con el Gobierno de Boris Johnson, ya se ha quejado en una entrevista al tabloide conservador Daily Mail de que el Gobierno actual “no abraza” el Brexit. El exlíder del partido del Brexit y actual tertuliano Nigel Farage asegura que ya está en marcha “la traición al Brexit” y que el partido conservador “nunca ha creído en él”. La portada del Daily Mail titula a toda página este lunes con la existencia de un “complot” para “desmontar el Brexit”.
Sin embargo, Sunak tiene que responder a la vez al descontento ciudadano creciente. La abrumadora mayoría de los ciudadanos cree que el Gobierno conservador está gestionando mal el Brexit. La salida del país de la UE se ha convertido en una decisión más impopular según se han ido notando sus efectos: la mayoría cree ahora que fue una decisión equivocada y más del 58% considera que Reino Unido estaría mejor en la UE, según las últimas encuestas de enero.
Los tories están inquietos por el cambio de opinión de quienes votaron a favor del Brexit en el referéndum de 2016. “Ha habido un cambio en los últimos 12 meses”, explica a elDiario.es Lukas Paleckis, encuestador político de YouGov. “Ahora el 19% de los que votaron a favor de la salida se arrepienten. A finales de 2021, eran menos de uno de cada 10… Después del COVID, está más claro cómo lo ha gestionado el Gobierno”. YouGov también pidió a los encuestados que describieran con sus propias palabras por qué se arrepentían: la respuesta más repetida es que sentían “que les habían mentido durante la campaña” del referéndum.
Ni conservadores ni laboristas ni liberaldemócratas –el tercer partido, de marca europeísta– defienden ahora la vuelta a la Unión Europea o la repetición del referéndum, entre otras cosas porque muchos no creen que los miembros de la UE y sus negociadores estén dispuestos siquiera a abrir esa conversación. Pero varios políticos británicos apuntan ya a la revisión del acuerdo de cooperación con la UE prevista para 2025 como una oportunidad para mejorar las relaciones.
Los efectos para el país
El Gobierno de Boris Johnson eligió la opción más dura de salida de la UE para romper la relación por completo, por lo que el Reino Unido no se beneficia de la libre circulación de bienes, servicios y personas que sí tienen otros países que no están en la UE como Noruega y Suiza. Pero hasta los más partidarios de alejarse de la Unión no pueden negar los efectos del Brexit en un país empobrecido y caótico por la falta de enfermeras, transportistas, temporeros, camareros, estudiantes e investigadores que antes venían de la UE y por la pérdida de clientes en su principal mercado.
El sector servicios es el más afectado por la falta de personal y la caída de las relaciones comerciales. El año pasado quebraron más de 500 pubs y bares, el número más alto en casi una década y un 56% más que en 2021, el año en que estuvieron cerrados durante meses por las restricciones sanitarias pero también en el que recibieron ayudas públicas. El sector ha sufrido la subida de costes y la escasez de trabajadores, que obligó a locales a cerrar o reducir horarios incluso durante las navidades, habitualmente el periodo más lucrativo.
La inversión privada “está parada” desde el referéndum de 2016, según un miembro independiente del Banco de Inglaterra, el profesor de Economía Jonathan Haskel, que dice que la economía británica “ha sufrido mucho más” las últimas crisis que sus vecinos. Su estimación es que el Brexit ya le ha supuesto a Reino Unido pérdidas en inversión de 29.000 millones de libras (unos 32.000 millones de euros). Los cálculos van en la misma línea de los de la oficina pública de control presupuestario, que estima que el Brexit le ha costado al Reino Unido el 4% del PIB.
Los efectos se notan en todos los ámbitos, desde las granjas a las universidades, también por la bajada de subsidios públicos. Una de las preocupaciones actuales del Gobierno británico es una posible carrera entre Estados Unidos y la UE para dar más ayudas públicas a sus empresas por la transición verde que está empujando la Administración Biden. El Gobierno de Sunak está inquieto porque no podrá competir ni en cuantía ni en calidad de subsidios, según explica la agencia Bloomberg.
En la conferencia en Ditchley Park, el ministro Gove reconoció los efectos negativos de la salida de la UE, aunque dijo creer que “a largo plazo” los defensores del Brexit tendrán razón.