La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

“Syriza hizo política de verdad, paramos la catástrofe y ya no ves gente comiendo de la basura”

Andrés Gil

Enviado especial a Atenas —

El sábado mítines en Grecia, es la víspera de las elecciones. Pero se permite el reparto de propaganda electoral. Hace calor, mucho calor, tanto como puede hacer en Grecia un 6 de julio. Quedan horas para que abran los colegios electorales y Kostas Arvanitis, anterior responsable de la emisora de radio de Syriza que entrevistó a Pablo Iglesias en enero de 2015, recibe a eldiario.es en una cafetería de un barrio de artistas y artesanos, no muy lejos de Plaka, unas de las zonas más turísticas de la ciudad.

¿Qué va a pasar este domingo? “Cuando empiezas una lucha, crees en la lucha, en la razón y su sueño. La palabra remontada no debería ser la adecuada, porque son ellos los que lo intentan, ese frente oscuro de los últimos tres años y medio, de una élite parásita”, responde Arvanitis mientras apura un café con hielo, la bebida nacional en estos días, mientras reconoce que el Gobierno de Alexis Tsipras “tenía metas y objetivos: terminar con los memorandos”.

Cada país, en un momento histórico y político, lo define las palabras que se vuelven comunes. Y, en Grecia la palabra memorando es como la rakia, todo el mundo sabe lo que es. Los memorandos eran los dictados de Bruselas, las condiciones para los rescates de la ruina, que solían tener que ver con recortes sociales, Hubo hasta tres. El primero, lo aplicó el PASOK; el segundo, el más duro, Nueva Democracia; el tercero, después del atronador Oxi del 5 de julio de 2015, Syriza, lo cual le ha hecho recibir críticas de gran parte de la izquierda no socialdemócrata: “La izquierda en Grecia ha tenido una tradición, después de la Segunda Guerra Mundial, hubo una resistencia partisana contra el fascismo, que acabó entregando las armas en 1947. Ahora decidimos hacer una nueva táctica y para poder lograr el éxito en la revolución necesitas la táctica”.

Arvanitis lamenta “la izquierda que sólo quiere criticar, y no tener la fuerza de hacer nada más que quedarse fuera, criticando mientras espera que las condiciones sean maduras, pero no se maduran solas. La opción de Syriza era actuar, intervenir en estas condiciones, y en ese momento me hice miembro de Syriza”.

2015 fue el año de la izquierda griega y europea. En enero ganó las elecciones Syriza, tras un cierre de campaña en el que Tsipras estuvo acompañado por Pablo Iglesias, Jean Luc Melenchon, Marisa Matias, Alberto Garzón y otros líderes de la izquierda europea. En julio, hace exactamente cuatro años, se redobló la apuesta: ya no se trataba de ganar las elecciones griegas, sino de ganar a la troika, a la austeridad, a las recetas de las instituciones europeas y el FMI que exigían recortes a cambio del rescate. “La gente con el Oxi puso muchos noes”, explica Arvanitis, “pero no había un sí a una Grecia socialista, había un oxi al sistema anterior, a los que habían arruinado el país, a la propuesta de Jean-Claude Juncker, a los que les dueños privados de los medios. Y la decisión de Syriza se respaldó con la victoria en septiembre de 2015. Estábamos en la catástrofe, la ruina política y económica. Y el país ha cambiado”.

Pero este domingo, Nueva Democracia, partido gobernante que llevó al país a la bancarrota, volverá al poder, según todos los pronósticos, con Kyriakos Mitsotakis como primer ministro, cuya esposa compró una casa en París y es socia en una empresa con Stavros Papastaurou, quien aparece en los Papeles de Panamá y es exasesor del exprimer ministro Antonis Samaras. Aunque tener una empresa o comprar una casa no es un delito, la esposa del presidente de Nueva Democracia prefirió mantenerlo oculto. “Es como cuando coleccionas sellos”, dice Arvanitis, “y eres coherente con lo que estás haciendo aunque sea sólo por hobby. La izquierda está honrando la democracia, ha dado su sangre por ella, y si tenemos un mal resultado, será responsabilidad nuestra, por no haber ayudado lo suficiente. La gente todavía no tiene conciencia de lo que ha hecho Syriza, por eso existe el partido. No puede ser sólo tarea de Tsipras. Es carismático, es extraordinario, pero le hemos dejado un poco solo”.

¿Ha dejado Syriza de ser un antagonista tras estos años en el Gobierno y sus alianzas políticas? “La izquierda siempre ha caminado con alianzas”, dice Arvanitis, “ésta es la Syriza que he conocido siempre. Antes como EKM [Frente Unitario Social]; antes de eso Synapismos; antes como EDA [Izquierda Unida Democrática]; antes como EAM, Frente de Liberación Nacional. Y, antes, con los partisanos, que eran más que el KKE. Y ahora la vanguardia es Syriza”.

“El problema con la izquierda en Europa”, dice Arvanitis, “es que cada uno cree que tiene la verdad la absoluta para el cambio, la revolución y el socialismo. Esto es muy egoísta, esta en contra de la visión marxista de las cosas. Es el materialismo dialéctico”. ¿Y la síntesis superadora será una Syriza socialdemócrata? “Tenemos que ir a un congreso, ganamos o perdamos, hay que mirar al futuro, y no puede ser sin la palabra socialismo. Y nuestros aliados van a venir hasta donde puedan venir, y avanzaremos con nuevas formulaciones, esto es dialéctica”.

El 26 de mayo fue la primera competición electoral desde septiembre de 2015. Y Syriza perdió, en las europeas. “Tuvimos un mal resultado, y también extraordinario. Syriza es el partido más grande de la izquierda en Europa con el 25%. Ha creado conciencia en una gran parte de la población. No puedes reconocer una derrota porque no es una derrota. Nunca se ha tenido esta base electoral. Es un error que Syriza que se gire a la socialdemocracia, pero se abre a todo el mundo”.

Arvanitis entiende que Kinal, el heredero del PASOK, “es la cola de Nueva Democracia, tienen el mismo financiador. Un partido socialdemócrata sí que va a nacer, y podría tener una alianza con Syriza como los verdes. Habrá cambios en el escenario político, con el futuro sistema electoral proporcional, pero habrá dos grandes pilares: la derecha de Mitsotakis y la izquierda de Tsipras”.

¿La reacción tan dura contra Syriza en 2015 desde Europa pretendía aplastar una visión alternativa de construcción europea y salida de la crisis? “Claro, y además ni siquiera la izquierda europea se ha enterado muy bien de lo que ha pasado. A lo mejor sólo ha sido Iglesias, a lo mejor. Hay un dato interesante, la abstención en enero y septiembre de 2015. Era gente indignada con la bancarrota, pero que no se acercaron a Syriza. Y ese voto está ahora en el frente antiSyriza, pero a la vez estamos viendo que a nosotros nos faltan nuestros votantes”.

“Pero la esperanza no se ha muerto”, razona Arvanitis: “La puedes ver en los barrios populares. Por ejemplo, no ves gente comiendo de la basura, se han creado estructuras para la gente sin techo, dos millones y medio sin Seguridad Social ahora tienen acceso al sistema de salud gratis, antes había gente que se moría en la calle, tenemos comidas gratis en las escuelas, ahora los que no tienen trabajo pueden ir gratis en el transporte público, hay miles de nuevos empleos, hay reglas en el mercado de trabajo, convenios colectivos, se ha anulado el salario submínimo para jóvenes de menos de 24 años. Syriza hizo política de verdad en la ruina total. El lema de las elecciones en septiembre de 2015 era 'paremos la catástrofe'. Es lo que se ha hecho, no se ha traído el socialismo, pero tampoco teníamos el mandato. El mandato era parar la catástrofe y ahora hay superávit en las arcas públicas del Estado, y tenemos al PASOK y Nueva Democracia que deben al pueblo griego 500 millones de euros”.

¿Y por qué va a ganar Nueva Democracia? “Hay un problema ideológico: no hemos podido convencer porque no hemos hablado a la gente de la pequeña burguesía, los que deciden al final cómo será el resultado, y que se pueden olvidar de quién les ha llevado a la catástrofe con la promesa de ”bajar los impuestos“. Y eso que al final Nueva Democracia ha dicho que ahora no, que en dos años y vamos a ver, toda la política del frente negro es una fake news”. Aquí hay cinco dueños que controlan toda la información y solo dan una visión“.

“Cuando tenía su emisión en la radio, decía que habían venido los indios. Tsipras es caribú, pero tenemos que tener más inteligencia que los indios, organización y partido, porque los indios a lo mejor ganaban batallas, pero perdían la guerra: hay que cambiar el fin de la película”, sentencia Arvanitis: “Syriza hizo lo que tenía que hacer como izquierda, va a ser condenada o tendrá un aplauso: hizo la redistribución de la riqueza, que es el principal valor de la izquierda. No son solo los derechos de un sector, a la izquierda la define la redistribución de la riqueza, y el valor y fuerza del trabajo como principio. Y luego, el resto. Eso es lo que nos separa de los partidos”.

¿Puede haber Syriza sin Tsipras? ¿Se irá Tsipras? “Eso no depende de él. El líder escucha, es un líder, un gran líder, y lo que me hizo quererle, a pesar desacuerdos, es que es como nosotros, con un gran virtud, escucha a la gente, no pone su egoísmo por encima del proyecto ni del pueblo. Pero el partido tiene que reconstruirse en las nuevas condiciones, se necesita gestionar un 25% y tiene que cambiar. No puede ser un partido que lo vota 1,5 millones y sólo tiene 30.000 militantes. No puedes tener el gobierno y que no se refleje en los sindicatos, asociaciones, la sociedad en general, el primer ministro hizo su trabajo en el gobierno y nosotros estábamos en el partido, y no lo hemos hecho suficientemente bien. Los que critican a Syriza, deberían releer sus libros, porque creen que la izquierda es una pose, un asunto de estilo, con una lógica de no hablar con el resto, pero Lenin dijo que había que hablar hasta con el diablo por los intereses del pueblo. Y es lo que pasó en la Revolución de Octubre”.