El 5 de julio de 2015 Alexis Tsipras logró el apoyo del pueblo griego contra la troika. Contra la intervención económica y política del país. Ganó el referéndum que desde Bruselas consideraban una condena; una puerta de salida de Grecia del euro y la Unión Europea. Pero ni el Gobierno de Tsipras evitó aplicar el tercer memorando ni Grecia salió del euro y la Unión Europea.
El 5 de julio de 2019 Tsipras vuelve a Syntagma. Esta vez la plaza no está tan desbordada como hace cinco años. Ni hay una nutrida delegación de dirigentes políticos de media Europa arropándole. Es la plaza de las movilizaciones de 2011 y 2012, como fue el 15M en España. La plaza que se llenó de ciudadanos bailando sirtakys hace exactamente cuatro años para celebrar la victoria del OXI, y que este viernes acoge un cierre de campaña amargo.
Hoy Grecia es otro país: Tsipras ha aguantado cuatro años, el Gobierno más estable de la crisis, y hace 11 meses que se zafó de la intervención de las instituciones europeas. Pero las proyecciones para el domingo son demoledoras para el primer ministro: todo indica que la derecha, Nueva Democracia, volverá al poder que dejó tras dejar el país arruinado.
“Nosotros, en 2015”, ha dicho Tsipras este viernes por la noche en Syntagma, “vinimos a unir a todas las griegas y todos los griegos. Unimos fuerzas con cada ciudadano democrático. Sin esta unidad amplia no hubiéramos podido salir del memorando. Ahora, después de que todos juntos sacamos al país adelante, vienen a buscar venganza aquellos que lo hundieron en la oscuridad. Quieren la venganza de todo un pueblo que los ignoró y se puso de pie. Quieren sacar de la memoria colectiva los momentos de orgullo y dignidad de las personas”.
“Ayer, el señor Mitsotakis [líder de Nueva Democracia y futuro primer ministro salvo que se equivoquen las encuestas] se burló de los griegos que se encontraban exactamente en la Plaza Syntagma hace cuatro años. Todavía no perdonan esa noche que ha acabó con el miedo. La historia no desaparece, la historia y el pueblo justifican a los que luchan honestamente”.
El politólogo Dimitris Christopoulos recuerda que “Syriza es el Gobierno más estable y duradero de la crisis, era impensable que pudieran durar cinco años, se ha demostrado un Gobierno resiliente. El PASOK aguantó algo más de dos años, luego vino la gran coalición, año y medio. En un tiempo histórico en el que los partidos se colapsan y en el que el paso del tiempo no sólo no es neutral sino que a veces es peligroso para los partidos, el caso de Alexis Tsipras es llamativo. Pero no deja de ser una sostenibilidad que llega a su fin”.
Christopoulos explica que Tsipras “ha querido comprar tiempo, pero cuando aplicas un programa de rescate, que supone un sacrificio, tarde o temprano tienes que pagar por ello. Ellos decidieron aplicar el memorando, aplicaron políticas en las que no creían, y tiene sus consecuencias”.
A todo ello, Christopoulos añade: “Están las grandes expectativas creadas, los equilibrios, la falta de experiencia en la administración, la arrogancia postbonapartista de algunos de ellos... Pero eso ya es decoración del paisaje”.
“Pero la cuestión no es esa”, afirma Christopoulos, “sino si Syriza seguirá ocupando la posición del PASOK dentro de unos años, si se va a consolidar, si va a acelerar su paso de una izquierda radical a una izquierda socialdemócrata clásica, en ser el dominador de su espacio, teniendo en cuenta que la izquierda siempre es más agitada”.
Uno de los problemas, explica Christopoulos, es la estructura del partido: “El 26 de mayo se eligieron alcaldes, y Syriza no conservó ninguna alcaldía importante”.
“Te acostumbras al dolor, a la frustración, y no puedes estar siempre de mal humor”, razona Christopoulos sobre el estado del país: “La economía ha mejorado, pero no estamos bien”.
¿Y Tsipras? ¿Tiene futuro? “Es bueno, tiene talento político, y no hay nadie que pueda reemplazarle en Syriza. La cuestión es si Tsipras quiere mantener Syriza como está o construir otra plataforma en la que no tengan tanto peso dirigentes izquierdistas”.
¿Por qué casi el 40% de la población parece dispuesta a votar a Nueva Democracia, después de haber sido uno de los principales causantes de la crisis griega? “¿Usted me pregunta por la derecha y sus escándalos, viendo de España? La derecha sigue agrupada, quiere liderazgos, seguridad, y el problema de Nueva Democracia es cómo gestionar la importante familia de extrema derecha que tiene dentro y que se ha visto en el acuerdo de Tsipras con Macedonia del Norte. Hay que ver si eso acaba en escisión”.
“Las principales cuestiones a partir del lunes”, repite Christopoulos, “es el destino de Syriza, si será capaz de consolidarse como hegemónico en la izquierda griega, y el de Nueva Democracia, cómo hará la digestión de la extrema derecha que tiene dentro”.
El periodista de Efsyn Tasos Kostopoulos, explica que había “más tensión en las europeas, eran la primera vez que se medían Syriza y Nueva Democracia, se esperaba que ganara la derecha pero no se sabía por cuanto y la gente tampoco se fiaba mucho de las encuestas. La apuesta de Tsipras era perder por poco y darle la vuelta después, como hizo el PASOK en 1999”.
¿Por qué es la derrota de Tsipras? “Por la capitulación ante la troika. Y eso que el peor memorando fue el segundo, cuando se produjeron muchos recortes y ahí estaba el banquero Pikramenos, hoy en las listas de Nueva Democracia. Fue cuando surgió el 15M y la ocupación de Syntagma, y colapsó el sistema político, con Nueva Democracia en mínimos y el PASOK al borde de la desaparición”.
Kostopoulos reconoce que el “tercer memorando no fue tan duro, aunque llegó después de los dos precedentes, y sobre todo supuso un aumento de los impuestos que afectó a mucha gente, aunque se libraron los alimentos de primera necesidad. Y se mejoró el suministro eléctrico para las personas humildes, y se abolió el repago de 5E por consulta médica. Aun así, el problema de Tsipras es que tiene a todos los canales privados en contra”.
“La narrativa de que la capitulación se produjo porque no había salida y funcionó un tiempo, pero poco a poco ha dado alas a la narrativa liberal”, explica Tasos Kostopoulos.
“Syriza ha perdido 900.000 votos desde las últimas elecciones generales, y Nueva Democracia sólo ha ganado 150.000”, explica Tasos Kostopoulos: “El KKE no ha ganado del colapso de Syriza, ni otros partidos de izquierdas ni el PASOK...”
Nicolau Alavanos, eurodiputado del KKE (Partido Comunista de Grecia), explica: “Estamos en una fase de crisis del modelo capitalista, y la UE necesita medidas más duras para garantizar la ganancia de los monopolios. La UE es una unión de monopolios y Estados capitalistas con la política a su favor para competir con China, India, Rusia y EEUU. Hemos salido de los memorandos, pero hay peores condiciones de trabajo para ser competitivos bajando los costes de producción, que es a donde ahora apuntan en sus programas Syriza y Nueva Democracia”.
¿Por qué va a ganar Nueva Democracia? “La gente votó PASOK, y tuvo memorando; luego votó Nueva Democracia, y volvió a tener otro memorando. Y, por último, Syriza, que también aplicó un memorando. Todo eso lleva al derrotismo, al pesimismo, a pensar que no se puede cambiar nada. Esto es algo que se siente en toda la UE, el derrotismo, que lleva a las capas populares hacia opciones más conservadoras o incluso la extrema derecha”.
“Nosotros”, dice Alavanos, “somos el único partido que ha estado en contra de todos los gobiernos, que dieron dinero para los bancos y las grandes empresas que sacaron de los bolsillos de la gente. Nueva Democracia va a ser un Gobierno de derechas, reaccionario y burgués, ¿pero acaso Syriza era de iquierdas? Ha tenido una política bárbara con la OTAN y en el Mediterráneo. Ahora mismo hay cuatro partidos que son promemorando, Nueva Democracia, Syriza, Kinal y Diem25; dos partidos de la extrema derecha y el KKE. Varufakis dijo que estaba a favor de las leyes de memorandos y que posteletoralmente podría considerar la colaboración con el Gobierno. La ganancia es privada pero la bancarrota la paga el pueblo”.
“Nosotros tenemos un programa de poder obrero popular, es necesario cambiar el sistema del país y que la clase obrera asuma la dirección socialista de los medios de producción y organizar la economía según los intereses de la clase trabajadora en el contexto de 2019, saliendo de la UE, la OTAN y todas las uniones capitalistas”, dice Alavanos, quien reconoce que “el voto a favor del KKE el 7 de julio no garantiza que vaya a pasar eso, pero sí que vamos a abrir la conversación a nuestra perspectiva y luchar contra el programa de todos los partidos que han asumido el gobierno y lo van a asumir de nuevo. Seremos más capaces de pelear y generar grietas que podrían llegar hasta la votación a favor de propuestas positivas”.