Un mes después de la muerte del fiscal Alberto Nisman, con un país todavía bajo estado de shock, y una presidenta imputada por presunto encubrimiento a terroristas, el mejor canal para saber qué piensa Cristina Fernández de Kirchner de todo esto sigue siendo Facebook. Una página a la que parece tener especial cariño.
Por Facebook ofreció su primera versión del asunto, que ya fue en si misma un aviso a navegantes para lo que vendría después. Primero habló de suicidio, pero dejó abierto un profundo interrogante. Un por si acaso que terminó de rematar casi una semana después, en su primera intervención televisiva.
El 25 de enero, de blanco impoluto y en silla de ruedas, Cristina entonó un canto a su persona y se presentó como víctima de un ataque a su gobierno. La muerte de Nisman, que acababa de denunciarla por encubrir a los presuntos autores del mayor ataque terrorista sufrido por Argentina, era solo un pretexto para acabar con su buen nombre y desestabilizar a su gobierno. De modo que ya no era un suicidio, era una carambola estratégica, un asesinato. “No tengo pruebas pero tengo certezas”. Por si acaso anunció la disolución de la ex SIDE, la Agencia de Inteligencia argentina. Una pista de por dónde podrían venir los tiros en un futuro no muy lejano.
La prensa extranjera no daba crédito a las idas y venidas de Cristina, y mientras el 85% de los argentinos declaraba que la muerte del fiscal había dañado su imagen, el 72% anunciaba resignado que la muerte quedaría impune. En pleno año electoral, el testamento de Nisman no ha hecho más que empezar a leerse.
Como si no fuera con ella, Cristina puso tierra de por medio y cumplió con su visita oficial a China, donde gracias a un macabro juego de palabras volvió a conseguir que las críticas de la comunidad internacional le estallaran en la cara. Tampoco pareció importarle.
Mientras tanto, Gerardo Pollicita, el fiscal sucesor de Nisman, continuaba con su cerco a Cristina. El viernes 13 de febrero anunciaba la imputación de la presidenta de Argentina y varios miembros de su equipo por encubrimiento a terroristas. Ahora además quiere saber cuándo y con qué fin los dirigentes imputados visitaron la Casa Rosada. El Equipo K esta en el punto de mira de la justicia. Después de repasar varias veces 80 de las 5000 horas de escuchas telefónicas entre los imputados, cuenta con 50 medidas de prueba. De nuevo un mazazo para Cristina Kirchner. Y de nuevo un comunicado por Facebook.
“¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia y la calumnia se los dejamos a ellos”.
La línea de defensa del Ejecutivo K presentó la imputación de Cristina “como una estrategia judicial de golpismo activo”. La teoría del golpe reabre viejos miedos en la sociedad argentina, pero la presidenta no ha tenido ningún empacho en utilizarla. Para Cristina Fernández de Kirchner su imputación es una clara prueba de las intenciones golpistas de… ¿Quién exactamente?
Ese ellos al que se refiere una y otra vez no parece estar muy definido. Pero Nisman sigue hablando y su muerte ha provocado una tremenda grieta en el tejido social, político y judicial argentino. Y esa grieta terminará de abrirse el miércoles 18 de febrero, cuando unos y otros acudan o no a la Marcha del Silencio, convocada por los fiscales en honor a su colega. Criticada por todo el Equipo K provocó la segunda intervención televisada de la presidenta que esta vez atacó sin pudor a los convocantes. “Les dejamos el silencio, nosotros nos quedamos con la Patria”.
Y de nuevo tierra de por medio. Esta vez hasta El Calafate, en el sur del país, “su lugar en el mundo”, o el lugar en el mundo donde más posesiones tiene la familia Kirchner.
Durante el pasado fin de semana, inauguró un par de obras millonarias y se felicitó por la gestión de su gobierno. Del Caso Nisman ni una palabra. Todo era alegría, hasta que el domingo interrumpió por sorpresa lo que prometía ser una larga estancia y regresó a Buenos Aires. Ni su equipo de gobierno lo sabía.
Salvo sorpresa de última hora Cristina Kirchner estará en la capital porteña durante la Marcha del Silencio. Y no deja de ser significativo su propio autismo argumental cuando se trata de revelar qué hará ese día. El silencio cada vez hace más ruido en Argentina.
Con una investigación empantanada en la que lo único que se multiplica son las dudas, lo que cada vez está más claro para todos, incluida la propia presidenta, es que Nisman no se suicidó. Pero si no fue el gobierno de Kirchner las posibles respuestas al 'entonces, ¿quién?' resultan todavía más inquietantes.