El analista jordano Tareq Baconi publica este lunes 'Hamás: auge y pacificación de la resistencia palestina' (Capitán Swing), un libro en el que analiza la historia y evolución del grupo y que ayuda a comprender las dinámicas actuales en Gaza.
Baconi sostiene que los ataques del 7 de octubre no se deben analizar solo como meros ataques terroristas, sino como violencia anticolonial porque, de lo contrario, se está eliminando de un plumazo toda la historia de ocupación y apartheid contra Israel. El analista recuerda también que Hamás es solo una excusa en la larga historia de guerras contra Gaza, origen tradicional de toda la resistencia palestina, y que el objetivo de Israel es la eliminación absoluta de la Franja.
¿Cómo interpretas el nombramiento de Yahya Sinwar, considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre, como líder político de Hamás para el futuro de la organización?
Es importante por dos motivos: primero porque es la primera vez que alguien del ala militar se convierte en líder de la organización desde [Abdel Aziz] Rantisi en 2004 y porque es alguien que está bien posicionado en Gaza.
Sin embargo, su elección no es tan determinante porque Hamás tiene un enfoque muy democrático en la toma interna de decisiones y no depende de una sola persona. El Consejo de la Shura, en la cúspide, incluye a representantes de las diferentes circunscripciones —funcionarios de Cisjordania, de los prisioneros y así sucesivamente— y las decisiones de la cúpula se toman en consulta con la shura.
Eso es lo que da forma a la estrategia del movimiento, así que creo que Sinwar tendrá obviamente algún impacto en términos de desplazar el centro de gravedad de nuevo a Gaza y al ala militar, pero los movimientos de Hamás seguirán en una dirección muy similar a la que han venido desarrollando en los últimos meses.
¿Qué espera de las negociaciones para un alto el fuego?
No espero nada por la posición de Israel. La posición de Hamás alcanzó su articulación más clara a finales del año pasado: quieren soltar a los cautivos israelíes a cambio de la liberación total o parcial de cierto número de prisioneros palestinos, pero la clave para Hamás es que aceptará un alto el fuego siempre y cuando Israel se comprometa a que sea permanente.
Para la parte israelí, esta es una condición inaceptable. Para el Gobierno de Netanyahu, la posición es que habrá un intercambio de rehenes por prisioneros y, una vez hecho esto, Israel tiene derecho a continuar el genocidio, lo cual Hamás no aceptará porque perdería su carta de negociación y permitiría a Israel mantener el genocidio. No veo a Hamás capaz de cambiar los términos de las negociaciones.
El principal bloqueo al alto el fuego es el Gobierno de Netanyahu, pero internamente están pasando varias cosas que presionan al primer ministro para aceptarlo, como la oposición interna al Ejecutivo, las familias de los rehenes e incluso el ejército y oficiales militares.
También está la petición de EEUU de que Israel acepte un alto el fuego, aunque es una petición un poco ridícula porque lo hacen mientras envían buques de guerra a Israel.
El término terrorismo permite a Israel alegar defensa propia y le absuelve de toda responsabilidad frente a lo ocurrió antes del 7 de octubre.
¿Cree que Hamás como fuerza de gobierno desaparecerá de Gaza después de la ofensiva?
El objetivo israelí de que el genocidio continuará hasta que Hamás esté completamente desmantelado o derrotado es un objetivo ridículo. Y eso lo admiten también los oficiales militares israelíes. La idea de que Hamás podría ser desmantelado es una mala interpretación del movimiento, no sólo porque históricamente ha sobrevivido a intentos de asesinato de sus principales líderes, sino también porque Hamás es una ideología. Aunque todos los combatientes desaparecieran mañana, mientras exista el apartheid israelí, habrá resistencia en forma de Hamás o de otra manera. Ese objetivo es inalcanzable.
¿Y es posible predecir lo que surgirá tras la ofensiva?
Lo que ocurra después es una cuestión importante desde la perspectiva israelí. Obviamente, quieren intentar crear la situación que vemos en Cisjordania, donde tenemos una Autoridad Palestina que lleva a cabo responsabilidades de gobierno sin desafiar realmente la ocupación. Intentarán llegar a algo parecido, pero en Gaza será mucho más difícil que en Cisjordania, especialmente después de este genocidio, porque la pregunta más importante ahora es cómo puede alguien vivir en Gaza después de este nivel de destrucción y este nivel de muerte. Lo que ocurra tras el alto el fuego es muy importante, pero sospecho que Hamás seguirá actuando como actor en la Franja de Gaza.
Explica en el libro que los ataques del 7 de octubre no se deben interpretar simplemente como un ataque terrorista, sino como violencia anticolonial ¿Por qué cree que ha calado tanto la narrativa del terrorismo que ignora totalmente la ocupación?
La narrativa del terrorismo es muy poderosa porque elimina el contexto en el que se produce la violencia y permite a Israel llevar a cabo el ataque que quiera sin grandes consecuencias. Si se enfrenta a un actor que es “terrorista” entre comillas, que es irracional y que sólo quiere matar judíos, entonces obviamente la reacción liberal es apoyar a Israel en lo que sea para conseguir defenderse. El término terrorismo permite a Israel alegar defensa propia y le absuelve de toda responsabilidad frente a lo que ocurrió antes del 7 de octubre.
En cuanto a Hamás, nadie puede argumentar que no ha atacado a civiles tanto en el pasado como durante el 7 de octubre. Por supuesto que lo hizo. Pero el contexto más amplio de eso se pierde por completo en el marco occidental de etiquetarlo como organización terrorista. El problema con esa definición es que sólo se aplica a los palestinos y el hecho de que Israel y las fuerzas israelíes sean responsables de muchas más muertes de civiles, incluso antes del 7 de octubre, está completamente legitimado.
La única manera de entender realmente el 7 de octubre y las operaciones anteriores es dentro de su propio contexto colonial, que es que los palestinos participan en una resistencia anticolonial contra el sionismo y esa resistencia a menudo es violenta, pero también incluye tácticas pacíficas.
Israel ha librado guerras en Gaza, ha llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales, ha invadido la Franja, ha impuesto un bloqueo… y todo ello décadas antes de Hamás. El motivo es que la Franja de Gaza es una zona de dos millones de palestinos densamente poblada y, la mayoría de ellos —alrededor del 60%—, son refugiados que reclaman el derecho a regresar a sus tierras en lo que ahora es Israel.
Cuenta también que la violencia y las matanzas en Gaza no empezaron con Hamás ¿Por qué Gaza es tan importante para Israel?
Es una cuestión realmente importante. Israel ha librado 12 guerras en la Franja de Gaza desde 1948 hasta ahora. Esta idea que existe especialmente en los países occidentales de habla inglesa de que el bloqueo es una respuesta a Hamás o que Israel se enfrenta ahora a una amenaza de Hamás elimina la historia antes de la organización.
Israel ha librado guerras en Gaza, ha llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales, ha invadido la Franja, ha impuesto un bloqueo… y todo ello décadas antes de Hamás. El motivo es que la Franja de Gaza es una zona muy densamente poblada de dos millones de palestinos y, la mayoría de ellos —alrededor del 60%—, son refugiados que reclaman el derecho a regresar a sus tierras en lo que ahora es Israel.
Desde una perspectiva demográfica, Gaza siempre ha sido un problema para el deseo de Israel de presentarse como un Estado judío, cuando en realidad, demográficamente, hay más palestinos que judíos viviendo bajo su control. Y debido a su demografía, Gaza también ha sido históricamente un lugar de resistencia. Antes de Hamás, Fatah, que se convirtió en el mayor partido de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), también se originó en la Franja de Gaza. Y los fedayines, las personas que sacrificaron sus vidas por la lucha de liberación, también salieron de Gaza.
Históricamente ha sido una parte fundamental de la resistencia palestina y por eso Israel, no sólo bajo Netanyahu sino los sucesivos gobiernos israelíes, han luchado por “pacificar” la Franja de Gaza. Después del 7 de octubre, lo que vemos es que Israel tiene por fin la excusa para exterminar completamente Gaza. Y esto es lo que estamos viendo. Estamos viendo, obviamente, un genocidio que no es sólo de Hamás. La mayoría de las personas que mueren en Gaza son niños. Es un ataque a todas las formas de vida en Gaza. Esto es un esfuerzo por borrar la Franja.
Hamás es una autoridad de gobierno autoritaria en muchos sentidos e impone restricciones a la pluralidad política, la libertad de expresión… Es un movimiento muy conservador y eso no tiene un apoyo significativo entre los palestinos en Gaza
Cuenta que en 2017 Hamás aceptó la creación de un Estado palestino en las fronteras de 1967 e incluso la idea de restringir el uso de la violencia ¿Por qué no llegó a nada, tal y como explica en el libro?
Se quedó en nada porque no hay voluntad por parte de Israel de aceptar un Estado palestino en el 67 con soberanía real. La estrategia siempre ha sido entablar negociaciones mientras construyen asentamientos, mientras amplían sus fronteras, mientras hacen todo eso. Hay un dicho famoso entre los líderes israelíes que dice que no hay interlocutor al otro lado y eso ha acabado siendo una profecía autocumplida. Incluso cuando hay interlocutores al otro lado que están negociando, Israel a menudo los ejecuta.
Ismail Haniyeh, que es el último ejemplo, era alguien que estaba negociando activamente por un alto el fuego. Israel negocia de mala fe, obviamente. Un compromiso real con el proyecto político de Hamás, es decir, la aceptación de un Estado palestino en las fronteras del 67, habría devuelto a Israel la responsabilidad de decir: sí, aceptamos o no aceptamos. Israel no quiere posicionarse como el partido que quiere la paz y, al mismo tiempo, como el partido que se siente agraviado por los palestinos.
El mes pasado, el Gobierno israelí votó en la Knesset que nunca aceptará un Estado palestino. Esto es ahora la articulación de algo que sabemos desde hace tiempo acerca de los israelíes, que no hay ningún gobierno que realmente acepte eso. Resulta más fácil para ellos considerar a Hamás como una organización terrorista que como un verdadero socio negociador que podría lograr una tregua a largo plazo.
Dentro de Gaza, ¿cómo ha evolucionado la popularidad de Hamás en los últimos tiempos?
Ha fluctuado dependiendo de las circunstancias. Tras ataques militares específicos, como en 2014 y 2012, la popularidad de Hamás aumenta de forma bastante significativa, pero en general la popularidad de Hamás en Gaza se ha reducido relativamente. Hay varias razones que lo explican. En primer lugar, Hamás es una autoridad de gobierno autoritaria en muchos sentidos e impone restricciones a la pluralidad política, la libertad de expresión… Es un movimiento muy conservador y eso no tiene un apoyo significativo entre los palestinos en Gaza. La segunda razón es por el bloqueo y el hecho de que no hay oportunidades para los palestinos en Gaza. Aunque la población entiende que eso se debe a las políticas israelíes, siguen sintiendo un gran resentimiento hacia Hamás.
A lo largo de los años, la popularidad del grupo ha caído en la Franja de Gaza hasta un 20% o 30%. Pero fuera de la Franja de Gaza, sin embargo, el apoyo a Hamás ha ido en aumento. Y eso se debe realmente a la plataforma de resistencia del movimiento, porque se posiciona como una organización que defiende a los palestinos de la agresión israelí y que es capaz de atacar a Israel cuando este expande su violencia, ya sea en Cisjordania, contra Jerusalén o contra la Franja.
¿Qué papel jugaron, si es que jugaron alguno, los acuerdos de normalización de Israel con varios países de la región en el ataque de Hamás del 7 de octubre?
Desempeñaron un papel importante porque Hamás y los palestinos comprendieron y temieron que, al menos en la agenda internacional y regional, la cuestión palestina estaba cayendo en la lista de prioridades. La suposición era que Israel era capaz de mantener su apartheid sin ningún coste y que, independientemente de lo que hiciera en los territorios palestinos, había logrado un cierto nivel de estabilización. Es decir, que no habría una resistencia efectiva real y que Hamás volvería al equilibrio de la beligerancia, intentando de vez en cuando superar el bloqueo, pero sin riesgo para el apartheid.
En ese marco llegan los Acuerdos de Abraham. El posicionamiento israelí en la región se hizo más fuerte que nunca y ese miedo fue algo que movilizó a Hamás para desafiar la idea de que Israel puede gozar de estabilidad o que los ciudadanos israelíes pueden disfrutar de seguridad mientras persista el apartheid.
El ataque del 7 de octubre tiene que ser realmente entendido en el curso de los últimos años: la extralimitación israelí, la extralimitación estadounidense, el traslado de la embajada a Jerusalén y el plan de Trump, el acuerdo sobre la agenda regional…Todo ello sugería que la causa palestina estaba siendo derrotada a menos que hubiera una mayor afirmación de las demandas palestinas. Todo eso influyó en el pensamiento de Hamás.
¿Cuándo se dio el cambio de estrategia?
En 2021, cuando se produjo la intifada de la unidad palestina, Hamás disparó cohetes desde la Franja de Gaza contra Jerusalén por primera vez en la historia del movimiento desde que comenzara el bloqueo. Desde 2018 con la Gran Marcha del Retorno, Hamás se estaba posicionando de manera más activa contra las políticas israelíes.
Ni yo ni nadie podríamos haber predicho el 7 de octubre, pero sí estaba claro, al menos para las personas que estaban observando a Hamás, que estaba pasando a la ofensiva más que antes de 2018. La razón por la que digo que no podría haber predicho el 7 de octubre es la suposición con la que estaba trabajando, igual que muchos otros, que incluso si Hamás intentaba llevar a cabo una operación importante para pasar a la ofensiva, las defensas israelíes serían lo suficientemente fuertes como para evitar ese ataque. El 7 de octubre rompió esa suposición: no porque Hamás intentara algo, sino más bien por el hecho de que Israel fuera incapaz de repeler el ataque. Hamás estaba intentando dar un vuelco a las reglas del juego.
¿Qué posibilidades ve de un acuerdo de unidad en el futuro entre las distintas facciones palestinas?
Por parte de Hamás, creo que el movimiento nunca ha estado interesado en la gobernanza dentro del cuerpo de una Autoridad Palestina bajo la ocupación. El verdadero interés del movimiento, cuando se involucra en el proyecto político, era entrar en la OLP y utilizar las instituciones políticas palestinas para impulsar la liberación, no para construir un Estado bajo la ocupación. Por eso creo que el desafío de Hamás [a la autoridad palestina] persistirá.
Puede que haya algún tipo de acuerdo de unidad provisional, pero creo que Hamás seguirá presionando por un proyecto de liberación más amplio en el seno de la OLP. El otro bando, por supuesto, es el israelí y el occidental que, en mi opinión, socavarán cualquier intento de unidad real porque seguirán presentando a Hamás como una organización terrorista, no como una facción política.