Ali Ziraatçi consiguió salir de su edificio antes de que se derrumbara la fachada tras el terremoto ocurrido durante la madrugada de este lunes en el sureste de Turquía y el norte de Siria. “Nos despertó el temblor y tardamos en reaccionar pero conseguimos salir de casa todos”, explica por teléfono a elDiario.es, aún sin haberlo llegado a asumir. “Vivimos en un segundo piso. No nos dio tiempo a coger nuestras cosas, parte de nuestro edificio se ha derrumbado. Todas nuestras cosas siguen allí”, dice desde Gaziantep, epicentro del primer sismo.
Más de 2.300 personas han fallecido en el sureste de Turquía y en el norte de Siria por dos terremotos de magnitud 7.5 con epicentro en la ciudad turca de Kahramanmaras, a pocos kilómetros de la frontera con Siria. El primer temblor se produjo a las 04:17 de la madrugada hora local con más de 50 réplicas superiores a seis grados. Horas después, a la 13:24 y en medio de las labores de rescate, se produjo un segundo sismo de 7.5 grados.
“Estamos intentando encontrar a nuestra tía que vive en otra ciudad, de momento no sabemos nada de ella”, lamenta Ali Ziraatçi. La familia del joven, estudiante de ingeniería de 26 años, ha sido desplazada a un pabellón cercano, mientras él y su hermano mayor se han dirigido a edificios cercanos de la zona para ayudar a los equipos de rescate a buscar supervivientes entre los escombros y despejar las zonas afectadas de los restos de edificios.
Fulya Korkmaz, de 56 años y residente en Ankara se ha desplazado con su coche hasta la zona afectada para llevar mantas, té caliente y alimentos básicos a una de las zonas afectadas. Su intención es llegar a Malatya, donde tiene varios conocidos que han perdido sus casas. “Es increíble, hace una semana estaba allí y ahora no queda nada del edificio donde nos hospedamos. Voy a hacer varios viajes para traer algo caliente”.
Labores de rescate
Los teléfonos de emergencia han colapsado en varias zonas afectadas y decenas de personas atrapadas bajo los escombros han intentado pedir ayuda a través de sus redes sociales, publicando sus direcciones o preguntando por seres queridos. Las autoridades han pedido a la ciudadanía que reduzcan el uso de internet para no colapsar las líneas en las zonas de emergencia. También han solicitado no usar vehículos en caso de extrema necesidad porque muchas familias han intentado huir de zonas afectadas, bloqueando las carreteras y el acceso de los servicios de emergencia. Equipos de rescate, bomberos y sanitarios se han desplazado a la zona afectada desde todas las provincias del país.
“Pedimos a la población que done sangre, alimentos básicos y mantas. Es lo que más se necesita ahora. Por el momento la respuesta de la ciudadanía está siendo muy rápida y positiva”, señala Zümrü, voluntaria en la media luna roja turca. “Turquía es un país que vive terremotos constantemente. Los dispositivos se movilizan muy rápido, pero lo cierto es que el de hoy ha sido muy grave. No recuerdo un terremoto tan grande en el país”, añade.
A la difícil labor de rescate se le añaden las continuas réplicas del terremoto -se han producido más de 70 de más de seis grados- y las condiciones meteorológicas, con tormentas de nieve en casi toda la región. La pista de dos aeropuertos de Hatay y Gaziantep, en la frontera con Siria, se ha roto tras el temblor. Por otro lado, varios equipos de emergencia trabajan para limpiar y reparar las carreteras de acceso a varias ciudades, después que el terremoto y una tormenta de nieve colapsara sus accesos. El Gobierno ha declarado el más alto nivel de emergencia estatal y ha solicitado asistencia internacional.
Al oeste de Gaziantep, en Antakya, dos hospitales se han derrumbado por el temblor. “Muchos edificios en Antakya se han derrumbado, dos hospitales de la zona han quedado totalmente destruidos. También una estación de policía”, señaló el gobernador de la provincia, Rahmi Dogan. “Solo quedan ruinas de muchos edificios. Hemos tenido que improvisar tiendas en patios y reunir a las unidades de rescate allí. También tenemos problemas con el aeropuerto, por el momento los aviones no pueden aterrizar”, añadió.
“Incluso los edificios gubernamentales han sido evacuados. No hay lugar donde poder estar a salvo, la gente de momento espera en la calle a que les ayuden”, señaló la emisora CNNTürk en la ciudad de Malatya, otra urbe afectada por el temblor.
Grecia, Estados Unidos, La Unión Europea y Azerbaiyán han respondido rápidamente a la petición de Ankara de ayuda internacional, enviando efectivos de protección civil. Las infraestructuras en el norte del país han quedado gravemente dañadas y muchos edificios se han derrumbado, afectados también por una década de guerra y aislamiento.
Turquía se sitúa en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, con terremotos constantes en varias regiones del país. El temblor de hoy es el mayor de las tres últimas décadas, después de que un terremoto en el noroeste del país causara 17.000 muertos en 1999. En el año 2020 y en plena pandemia del coronavirus, se produjo un terremoto de 6,8 grados en el este de Turquía que causó 40 muertos y otro en la provincia egea de Esmirna de 7 grados, causando la muerte de 114 personas.