Uber está intentando forzar a las mujeres que denunciaron ataques sexuales a manos de los conductores de la empresa a que resuelvan sus demandas a puerta cerrada y no en los tribunales. Los críticos dicen que este movimiento silencia a las víctimas y protege a la empresa del escrutinio público.
Documentos judiciales en una demanda colectiva en California revelaron que la empresa de viajes compartidos ha alegado que las mujeres que revelan que han sido violadas en un Uber deben solucionar sus casos a través de un arbitraje, un proceso privado que a menudo se traduce en acuerdos confidenciales.
Nueve mujeres de EEUU se han unido al caso. Buscan representar a todas las mujeres que han sido atacadas o que han experimentado violencia en coches de Uber con la esperanza de presionar a la corporación para que reforme y mejore la protección de las pasajeras.
Uber, sin embargo, ha presentado una moción defendiendo que las pasajeras acordaron arbitrar de manera privada todas las disputas cuando se inscribieron en el servicio de transporte compartido y, por lo tanto, no tienen derecho a presentar una demanda.
Los abogados de Uber confían en un mecanismo legal que ha tropezado con el intenso escrutinio que se ha producido en Silicon Valley en el último año, desde que el movimiento #MeToo reveló conducta sexual inapropiada en los lugares de trabajo de EEUU y también en Hollywood.
Las cláusulas de arbitraje han impedido que las víctimas de acoso sexual y de discriminación sigan adelante con sus demandas, permitiendo a las compañías evitar juicios públicos. Los que critican la postura de Uber aseguran que todo esto hace que sea más fácil para los delincuentes en serie mantener su trabajo y buscar a nuevas víctimas.
Susan Fowler, exingeniera de Uber cuyo relato viral sobre acoso sexual desencadenó un juicio final sobre el acoso en la industria de la tecnología dominada por hombres, ha presionado para que se ponga fin a los acuerdos de arbitraje.
En diciembre, Microsoft se convirtió en la primera gran compañía tecnológica en anunciar que iba a eliminar los arbitrajes forzosos, admitiendo que “silenciar la voz de la gente” puede perpetuar las conductas sexuales inapropiadas.
Piden que Uber reaccione ya
“Nuestras clientas se merecen un juicio”, asegura Jeanne Christensen, una de las abogadas de la demanda colectiva que ha presentado una moción este jueves para luchar contra los intentos de Uber de forzar a las mujeres a la vía del arbitraje. “El objetivo es forzar a Uber a que reconozca que esto está pasando y haga algo al respecto”.
Christensen sostuvo que los procesos de arbitraje impiden que la población se entere de la frecuencia y gravedad de las violaciones y ataques que se producen a manos de conductores de Uber e, inevitablemente, se traduce en acuerdos confidenciales que silencian a las mujeres y que a su vez hacen menos probable que las mujeres hablen.
En el caso de una demandante de Miami, un conductor de Uber llevó a una pasajera que estaba bajo los efectos del alcohol a su casa donde la violó, según la denuncia. Se acusa a un conductor de Los Ángeles de atacar a otra demandante cuando esta se quedó dormida en su coche. Otra denunciante de San Francisco dijo que un conductor de Uber entró por la fuerza en su bloque de apartamentos y la manoseó.
Las mujeres están “horrorizadas y conmocionadas por lo que les ha pasado, también están horrorizadas por que la gente no hable de esto y por que Uber haya podido esconder de las medios todos estos casos”, apunta Christensen.
“Las acusaciones presentadas en este caso son importantes para nosotros y nos las tomamos muy en serio. El arbitraje es la vía apropiada para estos casos porque permite a las demandantes hablar públicamente todo lo que quieran y tener el control sobre su privacidad individual al mismo tiempo”, dijo un portavoz de Uber por email.
El portavoz, sin embargo, no respondió a preguntas sobre si los acuerdos de resolución mediante arbitraje permiten a las mujeres revelar en público su caso o si incluyen las habituales cláusulas de confidencialidad. Christensen también apuntó que las mujeres ya tienen control sobre su privacidad. Las denunciantes figuran de forma anónima en la demanda e identificadas como “Jane Doe”.
Veena Dubal, una profesora adjunta de Derecho en la Universidad de California, Hastings, que ha defendido los derechos de algunos conductores de Uber, dijo que había mantenido entrevistas con conductores que habían presentado reclamaciones contra la compañía y que, posteriormente, no pudieron hablar más con ella debido a sus acuerdos de conciliación.
Las personas involucradas en la demanda colectiva contra Uber “quieren que la sociedad, el Estado y Uber reconozcan que sus experiencias no son casos aislados”, asegura Dubal. “Son el resultado de un problema estructural y quieren que Uber haga cambios”.
Las conductoras de Uber también han acusado a la compañía de haberles abandonado en varias ocasiones cuando han sido atacadas por pasajeros. Los abogados dicen que los acuerdos vía arbitraje puede hacer que les sea más difícil buscar justicia.
“A Uber no le interesa que estos casos se hagan públicos”, añade Bryant Greening, un abogado de LegalRideshare, que representa a pasajeros y conductores de Uber. “Es un asunto de seguridad pública y relevante para nuestra comunidad”.
Traducido por Cristina Armunia Berges