Los ataques al Nord Stream muestran la vulnerabilidad de los gasoductos en Occidente

Julian Borger

A bordo del Queen Elizabeth (océano Atlántico) —
1 de octubre de 2022 22:31 h

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Después de que el aparente ataque en el mar Báltico contra el Nord Stream dejara en evidencia la vulnerabilidad extrema de Occidente, los países de la OTAN se están apresurando a mejorar la seguridad de sus muy vulnerables gasoductos y cables submarinos de comunicación.

Tras las explosiones detectadas este lunes se han registrado un total de 4 fugas de gas en dos gasoductos del Nord Stream. Según varias informaciones que citan a autoridades europeas, se han avistado en el pasado buques rusos cerca de donde se produjeron las explosiones en los gasoductos Nord Stream I y II, pero por motivos de seguridad el examen de los daños no podrá hacerse hasta dentro de unas semanas y aún no hay pruebas de la implicación de Moscú.

Tras las explosiones, el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, ha ordenado reforzar las patrullas policiales y militares en oleoductos y plataformas petrolíferas y gasísticas del país.

Antes de las explosiones del Nord Stream, la Autoridad de Seguridad Petrolera de Noruega había informado este lunes sobre la presencia de drones no identificados volando cerca de las plataformas petrolíferas y de gas del país. Støre describió la actividad de los drones como “anormal”.

“Cuidadosos” con el lenguaje

Noruega es el principal proveedor de gas de Europa y tiene que patrullar casi 9.000 kilómetros de gasoductos. Cualquier interrupción de su suministro podría desencadenar una crisis energética de forma inmediata y una ruptura de los gasoductos activos provocaría un desastre ecológico. Oslo ha pedido ayuda a los aliados de la OTAN para patrullar sus infraestructuras.

Según el almirante Ben Key, primer lord del Mar y jefe del Estado Mayor Naval británico, “la respuesta noruega es comprensible”. “Existe una vulnerabilidad en todo lo que se asienta en el fondo del mar, ya sean gasoductos o cables de datos, que obliga a organizaciones como la Marina Real Británica, aunque no solo a nosotros, a disponer de medios para vigilarlo y asegurarlo”.

“Se puede decir que estamos vigilando de cerca los puntos dónde creemos que en este momento están esas vulnerabilidades más graves y viendo cómo protegerlos mejor”, dijo Kay a bordo del portaaviones de Su Majestad la reina Isabel II durante una visita a Nueva York. El almirante dijo no poder entrar en detalles sobre las contramedidas de la Marina Real.

Varios políticos europeos han responsabilizado a Rusia por las explosiones, pero según Key no hay pruebas concluyentes. “Tenemos que ser muy cuidadosos con el lenguaje que empleamos, en cualquier sentido, en estos momentos de atribuir cosas directamente, porque no creo que esté del todo claro”, dijo.

Más inversiones

Occidente es especialmente vulnerable por su dependencia de los cables submarinos, por donde viaja más del 90% del tráfico mundial de Internet. Si se cortaran esos cables se desencadenaría una crisis polifacética que afectaría a la mayor parte de los aspectos de la vida moderna. Por su parte, la infraestructura de comunicaciones de Rusia es más terrestre.

“La información del mundo depende de esos cables”, dice el almirante Tony Radakin, jefe del Estado Mayor de la Defensa británica. “Esto es muy, muy importante. Tenemos una variedad de sistemas para proteger esas redes, pero también reconocemos que son áreas en las que necesitamos hacer nuevas inversiones”.

Radakin dice que la Armada Real británica ha encargado la fabricación de un buque especializado (un barco de vigilancia oceánica polivalente) para patrullar y proteger las infraestructuras submarinas con sensores y drones autónomos submarinos. Aunque la Armada Real cuenta con incorporar dos de estos buques, no se espera que entren en servicio antes de 2024.

Vigilancia constante

Desde hace años se han avistado submarinos rusos cerca de cables y tuberías críticas del fondo del mar, pero las autoridades de defensa de Occidente dicen que en los últimos meses no ha habido señales de un aumento de la actividad submarina rusa como consecuencia de la guerra en Ucrania.

Rusia dispone de minisubmarinos de propulsión nuclear equipados con brazos mecánicos para manipular o cortar cables y capaces de operar a profundidades de 1.000 metros. Estos minisubmarinos deben ser transportados a la zona por submarinos mucho mayores. Los rusos tienen dos clases de naves modernas que podrían hacer este transporte: el Podmoskovye y el Belgorod. La detección de un ataque podría implicar el ser capaz de vigilar estos submarinos de mayor tamaño.

“Mantenemos una vigilancia constante de los movimientos que se producen en Kaliningrado y en la península de Kola”, dice un oficial militar nórdico, refiriéndose a dos centros de actividad naval rusa. El oficial los describe como “puntos de estrangulamiento” donde los submarinos rusos tienen que cruzar un paso marino relativamente estrecho antes de llegar al Báltico y al Atlántico Norte. Pero el oficial también apunta otra posibilidad: “También podría provenir de un barco de arrastre, que podría haber estado en el lugar un mes antes de cualquier ataque”.

Traducción de Francisco de Zárate