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En Brasil pasas más tiempo en la cárcel por robar un chocolate que por ser un político corrupto

Jonathan Watts

Río de Janeiro —

Incluso en un país acostumbrado a la injusticia y la desigualdad, Brasil ha quedado escandalizada por la noticia de que una mujer pobre que robó un huevo de Pascua para sus hijos ha recibido mayor condena judicial que los políticos y empresarios que robaron millones de euros de las arcas del Estado.

La mujer –a la que se conoce sólo por su nombre, María– fue condenada a tres años de cárcel por robar un huevo de chocolate y una pechuga de pollo de un supermercado en Matão, San Pablo, en 2015, según medios locales.

La mujer estuvo detenida preventivamente durante cinco meses antes del juicio y luego fue declarada culpable de un delito en primer grado. Aunque fue liberada brevemente durante la apelación, un segundo juez la envió a prisión estando embarazada en noviembre de 2016. Desde entonces, ha dado a luz –a su cuarto hijo– en la cárcel y ahora convive con su bebé en una celda superpoblada. Cuando el bebé tenga seis meses, ya no podrá permanecer con su madre en prisión.

El caso no es nada inusual, pero ha llamado la atención pública por una apelación de una defensora del pueblo y un artículo en un periódico que comparaba la condena de María con la que recibieron aquellos condenados por los delitos mucho más graves del caso de corrupción conocido como Lava Jato (lavadero de coches), que implicó a los principales políticos y empresarios brasileños.

La defensora del pueblo, Maíra Cora Diniz, dijo que la condena de María era “absurdamente” desproporcionada al delito, que no fue violento ni implicó daños ni alteración del orden público. También señaló que la condena además castiga al bebé, que será separado de su madre a una edad en la que todavía es lactante.

Comentando el caso en el periódico Folha de Sao Paulo, la periodista Mônica Bergamo comparó esta condena con la que recibieron los condenados por la investigación del Lava Jato, que reveló una red gigantesca de sobornos por contratos públicos que eran pagados por grandes empresas como Petrobras y Odebrecht, a los principales partidos políticos y a cuentas bancarias secretas a nombre de docenas de políticos de primera línea.

Al menos siete de los declarados culpables por estos delitos, que implicaron el robo de cientos de millones de euros de las arcas del Estado, han recibido condenas más leves que la de María, porque han llegado a acuerdos con los fiscales, o los abogados han apelado a circunstancias atenuantes o cuestiones de salud. Algunos de ellos ya han sido liberados. Otros tienen arresto domiciliario, y viven en sus casas de lujo.

Otros periódicos y usuarios de las redes sociales se ha hecho eco de la historia. Una publicación del sitio web Extra pedía sarcásticamente un aplauso para el sistema judicial brasileño porque “si robas millones, no te pasa nada”.

Otro escribió en Twitter: “Que todos somos iguales ante la ley es la mayor mentira de Brasil”.

Traducido por Lucía Balducci