El Brexit podría allanar el camino hacia un Reino Unido federal

Martin Kettle

Un grupo independiente de expertos de varios partidos políticos defenderá esta semana que se debería reinventar la gobernanza de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte en una nueva unión voluntaria para salvar a Reino Unido de la desintegración. El Grupo de Reforma Constitucional, convocado por el exministro conservador lord Salisbury, propondrá este cambio radical de la constitución británica argumentando que la votación por la salida de la Unión Europea ha reforzado esa necesidad.

La propuesta señala que habría que reemplazar la unión actual por unos gobiernos totalmente descentralizados en cada territorio de Reino Unido y darles soberanía plena en sus propios asuntos. Añade que entonces habría que reducir el parlamento de Westminster a 146 representantes y que se animaría a las naciones y regiones de Reino Unido a ceder soberanía para cubrir las áreas que quieran que se gestionen de forma compartida.

Según se indica en la propuesta, “parte de la posición de que Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte son, cada una, una unidad que puede y debe determinar sus propios asuntos hasta el punto que considere que deba, pero que cada una de esas unidades también debería ser libre de elegir compartir, a través de un Reino Unido eficiente y eficaz, funciones que se ejercen de forma más eficaz cuando se comparten”.

La nueva construcción sugiere un giro completo en la organización constitucional actual de Reino Unido, en la que toda la soberanía la mantiene formalmente Londres y luego se transfiere a las regiones punto por punto.

“Ha llegado el momento de un cambio radical. Este país necesita una nueva Acta de Unión”, afirma Salisbury en declaraciones a the Guardian. “Estamos en un mundo distinto tras la votación del Brexit. Hace falta reemplazar el enfoque de arriba abajo y ad hoc de la estructura de Reino Unido. Creemos que el nuestro, basado en el consentimiento, proporcionará una unión más fuerte que la que tenemos ahora, que está siendo cuestionada”.

En el Grupo de Reforma Constitucional están el exlíder liberal demócrata sir Menzies Campbell, el exministro laborista para Irlanda del Norte y para Gales Peter Hain, el exsecretario de la Cámara de los Comunes lord Lisvane y el expolítico unionista del Ulster David Burnside. El grupo asegura tener el apoyo del exprimer ministro conservador sir John Major y del presidente actual del Comité 1922 (órgano de coordinación parlamentaria) del Partido Conservador, Graham Brady. Estos dos apoyos de alto nivel son significativos puesto que el Partido Conservador, muy dominante en Inglaterra, se ha mostrado a menudo reacio a aceptar un replanteamiento constitucional de la unión, especialmente si implica federalismo.

La propuesta del grupo de Salisbury está esbozada en un proyecto de Acta de Unión que está previsto que se publique esta semana y que se ofrecerá como base para el debate. El grupo espera que el debate sobre sus planteamientos permita pulir y mejorar el proyecto, de forma que adquiera un nivel de consenso que permita a un futuro gobierno garantizar su aprobación parlamentaria. Si esta se diera, la nueva Acta de Unión solo entraría en vigor si, en el plazo de catorce meses, recibiera el visto bueno de un referéndum en todo Reino Unido y de la mayoría de cada una de las cuatro naciones.

Competencias compartidas en defensa e inmigración

Estos expertos plantean que las competencias compartidas en Reino Unido incluyan la monarquía como jefatura de Estado, los asuntos exteriores, la defensa, la seguridad nacional, la inmigración, los tratados internacionales, los derechos humanos, el Tribunal Supremo, la moneda común, las funciones de banco central, la regulación de los servicios financieros, los impuestos de renta y sociedades y el funcionariado.

Otras funciones del Reino Unido actual pasarían a estar controladas por las naciones y regiones. Esto crearía lo que sería en la práctica una solución de máxima soberanía para la cuestión nacional británica, similar en la práctica a la propuesta de máxima descentralización (devo-max) que se ha tanteado a menudo en Escocia.

El grupo dice que su proyecto “busca preservar y ordenar las características más importantes y exitosas del sistema actual, como la idea del apoyo mutuo y los derechos y valores compartidos”.

Hay dos cuestiones clave que siguen sin resolverse y sobre las que el grupo de Salisbury ofrece alternativas. La gobernanza de Inglaterra implicaría o bien un parlamento inglés elegido directamente o bien una continuación de la evolución actual hacia ciudades-región inglesas con autogobierno. No hay ninguna propuesta de crear regiones inglesas.

La otra cuestión sin resolver es la forma, el tamaño y el futuro del Parlamento británico. En una versión, se eliminaría la Cámara de los Lores y habría una Cámara de los Comunes con 146 diputados que sería el principal órgano legislativo. Se crearía una nueva segunda cámara formada por delegados de los parlamentos de Inglaterra, Escocia y Gales y de la asamblea de Irlanda del Norte. En la versión alternativa, se reduciría la Cámara de los Lores a 400 miembros. El 75% de ellos se elegirían de forma directa con un sistema federal y el resto serían nombrados.

Los miembros del grupo han dejado claro que están en parte motivados por limitar el impulso hacia la independencia de Escocia que ha surgido tras la votación del 23 de junio en la que se decidió salir de la Unión Europea. “Dejaría sin apoyo al independentismo”, afirma lord Hain, mientras que Salisbury señala que su propuesta devolvería la iniciativa a los unionistas.

Escocia e Irlanda del Norte votaron a favor de permanecer en la UE.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo