Un antiguo señor de la guerra, candidato en las primeras elecciones en Liberia sin asistencia de la ONU
El domingo a medianoche, mientras Liberia se prepara para votar al sucesor de la primera presidenta del continente africano, un señor de la guerra rebelde llega a su residencia en Monrovia, donde un par de amenazantes leones de cemento le dan la bienvenida.
Prince Johnson, el antiguo líder rebelde que ordenó el asesinato del presidente Samuel Doe en 1990 y se grabó bebiendo cerveza mientras veía como le cortaban la oreja al presidente, acaba de cerrar su campaña presidencial en sus bastiones rurales en la región noreste de Nimba.
En las últimas elecciones, celebradas en 2011, Johnson jugó un papel fundamental al apoyar a la presidenta Ellen Johnson Sirleaf en la última vuelta. Esta vez, sin embargo, cree que él podría ganarlas. “No veo porque debería ser 'creador de reyes' y no rey”, sostiene. Sentado en su desgastado escritorio en el porche, acapara la atención de todos. Lleva un elegante traje rosa y verde y un sombrero rojo con borlas. Mientras, los gallos pasean por el jardín.
No todos los protagonistas de la sangrienta guerra civil de Liberia siguen rondando. El más infame de ellos, Charles Taylor, está en la prisión de Frankland, en el condado de Durham, Reino Unido. Pero algunos están están sacando provecho de sus actividades durante la guerra. O negándolas. O ambas.
La historia y la tradición juegan un papel importante en las elecciones de este martes, aunque el 20% de los votantes tiene entre 18 y 24 años y son demasiado jóvenes como para recordar la guerra. En una encuesta que seguramente se mantenga hasta la segunda vuelta, los apoyos y alianzas políticas marcarán la diferencia; y estas están a menudo determinadas por el pasado.
Uno de los efectos secundarios de esto es que, a pesar de los 12 años en el poder de Sirleaf, solo hay una mujer entre los 20 candidatos a la presidencia. “De los 170 años que tiene este país, los hombres han gobernado durante 158”, afirma esa candidata, MacDella Cooper. “El país se ha acostumbrado al liderazgo de los hombres”.
Alianzas y candidatos inesperados
Entre el resto de candidatos, el exguerrillero Johnson asegura que George Weah, antigua estrella del fútbol liberiano, le ha ofrecido una alianza. “George Weah vino a mí y me dijo que me daría un millón de dólares liberianos [10.500 euros]. 'Quiero que seas mi compañero', me dijo”. Johnson cuenta que su respuesta fue: “George, eres un chico pequeño, yo llevo aquí mucho tiempo”.
“George Weah no tiene nada que ofrecer. Sabe de fútbol, pero ¿puede administrar los recursos del país? No. Este país necesita un hombre duro y disciplinado, un hombre que utilice la ley para traer el cambio”, sostiene Johnson.
En su lugar, Weah ha formado equipo con la exmujer de Taylor, Jewel Howard-Taylor, y Johnson ha rechazado la idea de apoyarle a él o al actual vicepresidente, Joseph Boakai, prefiriendo reforzar su base en Nimba.
“Prince Johnson hace creer a la gente de Nimba que este país puede volver a la guerra y que él será quien les salve si esto ocurre”, asegura el analista político Ibrahim al Bakri Nyei. Pero todos están utilizando estas tácticas, sostiene. “Descontentos con las políticas del Gobierno, la gente sigue creyendo que la situación económica con Charles Taylor no era tan mala como lo es ahora. Jewel Howard-Taylor aprovecha estas frustraciones para hacer creer a la gente que Charles Taylor era un libertador”.
Johnson no ve que su pasado sea un problema. “Los liberianos, por naturaleza, son personas que perdonan”, asegura. “Mira, la guerra civil enfrentó en un principio a la tribu de Samuel Doe y mi tribu, pero todos nos hemos reconciliado. No tienen razones para no perdonar. Tienen todas las razones para perdonar, porque ellos fueron los que empezaron el problema”, añade.
Por una votación pacífica
Estas son las primeras elecciones que Liberia gestiona por sí misma y sin la ayuda de la ONU. “Estoy hecho polvo”, suspira el jefe de la policía de Liberia, Gregory Coleman, mientras se deja caer sobre su sofá de cuero en el cuartel general de la policía la noche anterior a las elecciones. “Nosotros estamos en el asiento del conductor y la ONU, sentada atrás mirando”.
“Con los años, la gente se ha acostumbrado a ver a la policía como un arma del Gobierno que se utiliza en su contra y no como una herramienta del Estado imparcial, neutral y accesible para todos. Esta vez estamos preparados para hacerlo bien”, asegura Coleman.
En un mensaje a la nación emitido el lunes por la noche, Sirleaf instó a la gente a votar de forma pacífica. “Por primera vez en tres generaciones transferiremos democrática y pacíficamente la autoridad presidencial de un líder electo a otro”, recordó. “Debemos respetar el resultado de las elecciones que declare la Comisión Nacional de Elecciones. El mundo nos estará mirando, sintámonos y hagámosles sentirse orgullosos”, añadió.
Como han hecho desde el fin de la guerra, un grupo de mujeres acampó el lunes al costado de una de las carreteras con más actividad de Monrovia rezando por la paz. Después, la policía hizo maniobras con sus antidisturbios por si acaso las elecciones se volvían violentas, provocando un desvío del ruidoso tráfico.
Escuchando OK Fm en sus vehículos y autobuses, los liberianos cantan la letra rítmica de una canción que se hizo popular al terminar la guerra. “Si sabes la respuesta, di sí. Sí. La guerra no es la respuesta, di no. No”.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti