El gobernador de la región china de Xinjiang, Shohrat Zakir, ha descrito los campos de internamiento para la minoría musulmana como “formación” y “escuelas internado” donde los residentes reciben orientación profesional, legal y de idiomas así como “formación para la desradicalización”.
Pekín se ha enfrentado a crecientes críticas internacionales por su campaña de represión en Xinjiang, un territorio al noroeste de China donde retiene hasta un millón de musulmanes en campos de prisioneros. Antiguos detenidos aseguran que fueron sometidos a adoctrinamiento político y abusos.
En una detallada y poco habitual entrevista publicada por la agencia de noticias oficial, Xinhua, Zakir afirma: “En Xinjiang se imparten cursos de formación profesional de acuerdo con la ley. El propósito fundamental es eliminar el ambiente y el terreno fértil para el terrorismo y el extremismo religioso y erradicar las actividades terroristas antes de que ocurran”.
En los últimos meses, a medida que crece el escrutinio sobre la situación en Xinjiang, las autoridades chinas han pasado de negar la existencia de los campos a justificar y reformular cómo se describen. La entrevista a Zakir es una de las muestras más detalladas de la defensa que hacen las autoridades chinas de estos centros y de lo que ocurre allí dentro.
Zakir asegura que los residentes en los centros de Xinjiang aprenden mandarín “para aceptar la ciencia moderna y fortalecer su conocimiento de la historia y de la cultura china”. Los estudiantes reciben orientación profesional, entre ellos cursos sobre producción de ropa y calzado, montaje de aparatos electrónicos, peluquería y comercio electrónico, añade.
Los estudiantes reciben formación legal sobre la Constitución, el código legal chino y las regulaciones locales, según el gobernador, que señala que los centros están diseñados para que personas “influidas por el terrorismo y el extremismo” y sospechosas de “delitos menores” reciban “formación profesional gratuita”.
La entrevista se produce tras una revisión de la legislación local para permitir al gobierno regional la apertura de “centros educativos y de formación” para encarcelar a “personas influidas por el extremismo”. La entrevista, que detalla la vida cotidiana en los campos y las diferentes formaciones, parece un intento por normalizar el sistema.
“El Partido Comunista está claramente a la defensiva, buscando desviar las criticas internacionales de sus nuevas políticas radicales en Xinjiang y justificarlas de forma retrospectiva”, señala James Leopald, académico especializado en las políticas étnicas del Gobierno chino en La Trobe University de Melbourne.
Personas que han estado recluidas en Xinjiang aseguran a The Guardian que no recibieron orientación profesional, sino que pasaron la mayor parte del tiempo obligados a estudiar mandarín, a jurar lealtad al Partido Comunista chino y a memorizar canciones patrióticas. Antiguos detenidos afirman haber sido torturados, aislados y separados de sus familias. La mayoría de los detenidos son de la minoría uigur, así como kazajos, hui y otras minorías musulmanas.
El gobernador de Xinjiang describe una vida en los centros que contrasta considerablemente con los testimonios de mala nutrición y vigilancia constante. Uno de los reclusos cuenta a The Guardian que intentó suicidarse.
Zakir afirma que las instituciones de formación “se preocupan sobre la salud mental de los estudiantes” y proporcionan servicios de asesoría. El gobernador señala que las cafeterías en los campos preparan “dietas nutritivas” y que todas las habitaciones están equipadas con radio, televisión y aire acondicionad. Zakir explica que también se han construido instalaciones de baloncesto, voleibol, ping pong y escenarios para actuaciones y que se organizan concursos de escritura, canto y baile.
“Muchos estudiantes han afirmado haber sido influidos por ideas extremistas y no habían participado nunca en este tipo de actividades artísticas y deportivas. Ahora se dan cuenta de lo colorida que puede ser la vida”, afirma Zakir.
El gobernador no ha afirmado cuantos “estudiantes” hay en los centros o qué duración tendrán los cursos, pero ha indicado que los programas son temporales. Zakir ha indicado que algunos de ellos probablemente “terminen sus cursos con éxito a finales de año”.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti