El cierre del tabloide de Hong Kong, el último golpe de Pekín contra la libertad de prensa
El destino del Apple Daily, uno de los tabloides más vendidos de Hong Kong, estaba cantado. El día de abril en que Jimmy Lai, su fundador, fue condenado a 14 meses de prisión, una columna del periódico pro-Pekín Ta Kung Pao pidió que prohibieran al Apple Daily “para cerrar las brechas de seguridad nacional”.
El magnate de los medios de comunicación Lai tiene 72 años y su periódico, 26. Sus voces figuran entre las más críticas contra Pekín y contra una polémica Ley de Seguridad Nacional que consideran “draconiana” y que para las autoridades es “necesaria”. La legislación prohíbe la secesión, la subversión y las conspiraciones extranjeras.
Poco después de que este miércoles se publicara la noticia del cierre del periódico, organizaciones activistas criticaron la medida. Para Amnistía Internacional, es “el día más negro para la libertad de prensa en la historia reciente de Hong Kong”. “Que las autoridades estén utilizando la ley de seguridad nacional para permitir esta represión pone de manifiesto la naturaleza profundamente represiva de la legislación”, dijo la ONG en un comunicado.
Pero si los críticos sostienen que las recientes medidas ponen en peligro la libertad de prensa, las autoridades tienen otra forma de entender lo ocurrido. El martes, la jefa del ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, dijo a los críticos que no debían tratar de “adornar estos actos que ponen en riesgo la seguridad nacional”. Su jefe de seguridad, John Lee, instó la semana pasada al público general y a los medios de comunicación a que interrumpieran todo contacto con los directivos del periódico que han sido detenidos, “o lo lamentarán mucho”.
La manzana podrida
“El día del juicio final está cada vez más cerca para la manzana podrida que asola Hong Kong desde hace 20 años”, decía en mayo desde Pekín la radiotelevisión estatal china, haciendo un juego de palabras con el nombre del periódico. “Lo que ha hecho el Apple Daily está clarísimo: el periódico se toma la ley de seguridad nacional como si nada, al seguir violando la legislación, y ha ido mucho más allá de las normas éticas y periodísticas”, publicó esta semana el periódico oficialista chino The Global Times, citando a Louis Chen, secretario general de la Fundación de Intercambio Legal de Hong Kong.
Para algunos chinos continentales, el Apple Daily es un símbolo de la división de la identidad china; y el propio periódico lleva años siendo considerado polémico. En 2012, por ejemplo, publicó un anuncio a toda página donde se calificaba a los chinos continentales como “langostas” que pululaban por Hong Kong para agotar sus recursos. En la red social Weibo, el hashtag relacionado con la detención del director ha sido visto 110 millones de veces.
Pero todo esto llega en un momento de cambios en que las empresas y los medios de comunicación están adaptando sus estrategias en Hong Kong. El efecto escalofriante que está provocando en medios y personas es palpable.
“Cuando personas tan activas como yo no están dispuestas a hablar en antena sobre este tema, se puede deducir razonablemente que ya no se sienten seguras para hablar bajo la ley de seguridad nacional”, dijo a los medios David Webb, un prominente inversor de Hong Kong con acciones en Next Digital, la dueña del Apple Daily.
Durante muchos años, la cultura de libertad de expresión en Hong Kong fue el imán que llevó a medios como The New York Times y The Financial Times a ampliar sus operaciones en la antigua colonia británica. Pero en los últimos años las asociaciones de periodistas, locales y extranjeras, se han quejado de un “deterioro en la libertad de prensa”, y los medios se están replanteando su estrategia para Hong Kong.
The New York Times, por ejemplo, anunció el año pasado su intención de trasladar a Seúl a parte de su personal de Hong Kong, porque la ley de seguridad nacional “inquietaba a las organizaciones de prensa y creaba incertidumbre sobre las perspectivas de la ciudad como centro periodístico”. Se dice que otros medios internacionales están planeando traslados similares.
Legislación contra las “noticias falsas”
La prensa internacional puede darse el lujo de elegir dónde instalarse pero las organizaciones locales probablemente no tengan tantas opciones. Es difícil predecir cuál será el próximo paso en una situación tan cambiante, pero los analistas creen que el uso por parte de las autoridades de la frase “noticias falsas”, muy de la era Trump, es todo un indicador.
Lam dijo en mayo que su Gobierno estaba trabajando en una legislación sobre “noticias falsas” para luchar contra la “desinformación, el odio y las mentiras”. “Seguiremos siendo muy serios con este tema por el daño que está causando a muchas personas”, dijo.
Poco después de sus comentarios, la policía distribuyó en varias redacciones de Hong Kong (una de ellas, la de The New York Times) un brillante folleto con la siguiente frase como título: “Conozca los hechos: los rumores y las mentiras nunca pueden ser verdaderos”. Iba acompañado de una carta a los editores con una advertencia por los “perversos y calumniosos ataques” contra la policía.
“En el mundo real, la policía se enfrentó a mucha violencia callejera; en el mundo virtual, la policía era vilipendiada en los medios y en Internet”, decía el panfleto de doce páginas. “Con mala intención fueron publicadas noticias falsas para calumniar a los agentes de policía... Estas acusaciones pretendían pintar a los agentes como indignos de la confianza, no se escatimaron esfuerzos para socavar el trabajo de la policía”.
Traducido por Francisco de Zárate
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