El líder ultranacionalista húngaro, Viktor Orbán, ha sido el orador estrella en una sesión extraordinaria de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés) estadounidense que se ha celebrado en Hungría esta semana, en un esfuerzo por estrechar lazos entre la derecha radical a ambos lados del Atlántico, cuyos representantes se han reunido bajo la consigna de la ideología del “gran reemplazo”.
En un discurso el pasado lunes, Orbán hizo una referencia explícita a esta teoría conspirativa, según la cual existe un complot progresista para diluir la población blanca de Estados Unidos y los países europeos mediante la inmigración. Esta creencia, cada vez más extendida entre los republicanos estadounidenses, fue citada por el asesino que abrió fuego el pasado sábado en un supermercado de una zona predominantemente negra de Búfalo, Nueva York.
El martes, durante una visita a Búfalo, Joe Biden calificó esta teoría de “ideología perversa” y “mentira”. “Pido a todos los estadounidenses que rechacen la mentira. Condeno a los que difunden la mentira por el poder, el beneficio político y el lucro”, dijo el presidente de EEUU. “Ya hemos visto demasiadas veces la violencia mortal y destructiva que desata esta ideología”, remarcó.
Orbán ha declarado esta semana que Occidente se está “suicidando” con la inmigración. “Veo el gran intercambio de población europea como un intento suicida por sustituir la falta de niños europeos y cristianos por adultos de otras civilizaciones: los inmigrantes”, dijo el líder húngaro en un discurso con motivo del inicio de su cuarto mandato. Haciéndose eco de otro tema popular entre la derecha estadounidense, dijo que otra forma de suicidio cultural es la “locura de género”, en referencia a la ampliación de los derechos LGBTQ+ en Occidente.
Buscar vínculos comunes
Según los analistas políticos húngaros, el vocabulario elegido por el primer ministro no es casual, sino que busca subrayar los vínculos comunes entre el partido de Orbán, Fidesz, su forma de gobierno auto-denominada “iliberal” y los visitantes estadounidenses que han llegado a Budapest para la primera reunión de la CPAC en Europa.
“Creo que es lógico que se haya dirigido a los conservadores estadounidenses con motivo de la CPAC”, dice Zoltán Lakner, analista político y director del medio de comunicación Jelen. “Está tratando de perfilarse a sí mismo como un actor político global y, en cierto modo, ya ha alcanzado ese objetivo”, apunta.
Uno de los ponentes del acto, Balazs Orbán, director político del primer ministro, dice a The Guardian que “en todos los países hay fuerzas políticas que ven el mundo de la misma manera” que Hungría, pero que la derecha estadounidense ha mostrado un entusiasmo excepcional. “Los conservadores estadounidenses nos apoyan mucho porque ven que contamos con un gran apoyo en nuestro país y porque ven a Hungría como un espacio seguro para los conservadores”, indica.
Desde Trump a Abascal
Junto a destacadas figuras del Fidesz, han participado por vídeo otros líderes de la derecha dura europea, entre ellos el exjefe del Partido de la Independencia de Reino Unido Nigel Farage y Santiago Abascal, presidente de Vox en España.
En un vídeo difundido este viernes durante la conferencia, el expresidente Donald Trump ha elogiado como un “excelente líder” y un “verdadero caballero” al primer ministro de Hungría.
El contingente de EEUU ha incluido a varios congresistas republicanos, al exjefe de gabinete de la Casa Blanca de Trump, Mark Meadows; y al presidente de la Unión Conservadora Americana, Matt Schlapp, así como al presentador de Fox News, Tucker Carlson, quien ha hecho más que nadie por popularizar la teoría del “gran reemplazo” en EEUU, promoviéndola en 400 de sus programas, según un análisis del New York Times.
Carlson ha desarrollado un vínculo particular con Orbán, al principio a través de su padre, Richard, cuya consultora política, Policy Impact Strategic Communications, ha hecho trabajos de lobby para el Gobierno húngaro.
El año pasado, Carlson emitió su programa desde Hungría durante una semana. En estos episodios, que incluyeron una entrevista blanda con el propio Orbán, se retrató favorablemente al primer ministro y a su Gobierno. Asimismo, se pasaron por alto las críticas de la UE respecto a que Orbán ha puesto freno a los medios de comunicación independientes y a la autonomía judicial, ha enriquecido a sus socios con dinero público y ha reformado las leyes electorales en su beneficio.
A principios de este año, Carlson produjo otro programa a favor de Orbán, titulado 'Hungría versus Soros: la lucha por la civilización', en el que se destaca otro vínculo ideológico: la presentación de George Soros, multimillonario y filántropo de origen húngaro, como un financiero judío maligno que maneja los hilos de la inmigración y otras políticas liberales.
“Miran a Hungría”
“En este momento, [los conservadores estadounidenses] están estudiando el modelo húngaro y miran a Hungría como un lugar en el que las políticas conservadoras pueden alcanzar sus objetivos”, dice a The Guardian Boris Kálnoky, director del Mathias Corvinus Collegium, al que Orbán concedió unos 1.700 millones de dólares –unos 1.613 millones de euros– el año pasado. “Orbán es alguien que llama la atención. Y estas visitas de Tucker Carlson, que tiene una gran influencia en esta comunidad, sin duda ponen a Hungría en el centro de las miradas”, insiste.
Richard Kraemer, republicano estadounidense y analista del Centro de Valores Europeos para las Políticas en Seguridad (EVCSP, por sus siglas en inglés) con sede en Praga, dice que está preocupado por las implicaciones en materia de seguridad de la decisión del CPAC de celebrar su conferencia en Budapest que, después de las expulsiones de diplomáticos en el resto de Europa tras la invasión de Ucrania, se considera como lugar clave para la inteligencia rusa en el continente.
“Si entras en este entorno, según al menos un recuento, verás a unos mil rusos que ahora mismo están en Hungría vinculados a las agencias de seguridad. Y para ponerlo en perspectiva, tienen 170 diplomáticos en Washington”, apunta Kraemer, coautor de un nuevo informe del EVCSP publicado esta semana en el que se describe a la Hungría de Orbán como “un representante de Rusia y China que debilita a Europa”.
“Existen todo tipo de vías por las que son capaces de poner agentes de influencia tanto allí como frente a los estadounidenses, que en esencia son un público fácil que ha decidido acercarse aún más al terreno presentándose en Budapest”, añade Kraemer. “Lo que me resulta especialmente desconcertante de todo esto es que la CPAC haya decidido que las guerras culturales que los conservadores estadounidenses están librando ahora mismo son más importantes que la seguridad nacional de Estados Unidos”, concluye.
Traducción de Julián Cnochaert.