El primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, se ha declarado vencedor de las elecciones legislativas celebradas este domingo, en las que ha logrado un cuarto mandato consecutivo por una amplia ventaja. “Hemos conseguido una enorme victoria”, ha dicho Orbán ante miles de simpatizantes que coreaban su nombre.
Con el 98,96% de los votos escrutados, el partido gobernante Fidesz está camino de obtener 135 escaños en un Parlamento de 199 miembros, mientras que la oposición sumaría 56 diputados. Eso daría al Gobierno retener su mayoría absoluta de dos tercios que le ha permitido emprender en solitario cambios de rango constitucional los últimos doce años.
“Una victoria que quizá se pueda ver desde la Luna, pero seguro que sí se ve desde Bruselas”, dijo anoche Orbán en una crítica a la Comisión Europea, que le abrió recientemente un expediente por la ley húngara que prohíbe hablar de homosexualidad a menores. En un discurso de unos 10 minutos, recogido por Associated Press tras el anuncio de la victoria, el primer ministro también mencionó al presidente ucraniano Volodimir Zelenski como parte de la “fuerza abrumadora” que su partido había derrotado: “La izquierda en casa, la izquierda internacional, los burócratas de Bruselas, el imperio Soros con todo su dinero, los principales medios de comunicación internacionales y, al final, incluso, al presidente ucraniano”.
La mayoría absoluta obtenida en sus anteriores mandatos le ha garantizado a Orbán controlar todas las estructuras del Estado —también el Tribunal Constitucional— y, además de los medios de comunicación estatales, domina a través de empresarios cercanos casi todas las cabeceras del país.
La oposición, que reúne a seis formaciones de distinta ideología, ha quedado por debajo de las expectativas con un 33% por ciento de los votos. Una de las sorpresas de las elecciones ha sido el resultado del partido de extrema derecha “Nuestra Patria”, que superó el umbral del 5 % y suma 5 escaños.
De acuerdo con los analistas, la guerra en la vecina Ucrania ha beneficiado a Orbán, que se ha presentado ante el electorado como el garante de la estabilidad en tiempos turbulentos.
“La política conservadora y patriota ha ganado”
Orbán agradeció en su intervención a sus “amigos de EEUU, Italia, Austria y España” el apoyo recibido en las elecciones. “La política conservadora, patriota ha ganado, y nuestro mensaje es que ésta no representa el pasado, sino el futuro”, agregó.
Orbán, de 58 años, gobernó Hungría los últimos 12 con una amplia mayoría absoluta que le ha permitido aprobar en solitario una nueva Carta Magna y enmiendas constitucionales con las que ha socavado la separación de poderes, según las críticas de la oposición y la Unión Europea (UE).
El primer ministro, un crítico feroz de la inmigración, los derechos LGBT y los “burócratas de la UE”, se ha ganado la admiración de los nacionalistas y la ultraderecha europea. Orbán se presentó como garante de la estabilidad del país y acusó a la oposición de querer involucrar a Hungría en la guerra de Ucrania por solidarizarse con su presidente, Volodímir Zelenski.
Si bien tiene sintonía con el presidente ruso, Vladímir Putin, con el que comparte algunas políticas conservadoras, el primer ministro húngaro secunda las sanciones de la UE contra Moscú pero se niega a entregar armas a Ucrania.