Orbán hace equilibrismos para distanciarse de su alianza con Putin

Jennifer Rankin

Bruselas —

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Después de que los misiles rusos empezaran a caer sobre Ucrania en las primeras horas del 24 de febrero, gran parte de los medios de comunicación europeos se dispusieron a informar de los sangrientos detalles del ataque no provocado de Vladímir Putin.

Pero en Hungría, la agencia estatal de noticias, la Oficina Telegráfica de Hungría (MTI, por sus siglas en húngaro), adoptó una línea diferente. En lugar de utilizar la palabra “guerra”, se refirió a la invasión como “operación militar rusa”, una frase cercana a la expresión “operación militar especial”, utilizada por el Kremlin. Según Zsuzsanna Wirth, periodista del medio de investigación Direkt36, que ha estudiado cómo el Gobierno controla a la agencia, durante los primeros cinco días de la guerra, la influyente agencia se refirió a una “operación militar rusa” (orosz hadművelet) 431 veces. Solo después de las críticas la MTI comenzó a emplear la palabra “guerra” en su cobertura.

Durante años, el Gobierno de Viktor Orbán ha sido el aliado más acérrimo de Vladímir Putin dentro de la UE. Los argumentos del Kremlin son transmitidos en los medios de comunicación estatales húngaros. Ahora, el Gobierno húngaro se enfrenta a una dura elección entre Moscú y la UE, aunque parece que Budapest está intentando satisfacer a ambas partes.

Mediante una serie de documentos filtrados, Wirth descubrió cómo el Gobierno hacía mucho tiempo que indicaba a la principal agencia de noticias de Hungría lo que tenía que escribir en su cobertura de diversos asuntos, desde la oposición hasta la pandemia de la COVID-19, pasando por Rusia. Los temas sensibles estaban prohibidos, incluidas las dificultades con las que se encontró la vacuna rusa Sputnik para obtener una licencia en la UE, el préstamo de Rusia para financiar la expansión de la central nuclear Paks II y el tiempo que Putin pasó en cuarentena.

Manifestación de la oposición

Cuando Rusia invadió Ucrania, esa postura favorable al Kremlin fue objeto de críticas. Los políticos de la oposición organizaron una manifestación ante la sede de la MTVA, la empresa que agrupa a la agencia de noticias, la televisión y la radio estatales húngaras. En otra protesta contra la guerra, la gente gritó “rusos fuera” a las puertas del Banco Internacional de Inversiones, respaldado por Rusia, una institución con raíces soviéticas que en 2019 abrió su oficina central en Budapest.

“Hubo indignación en Hungría por cómo reaccionaron los medios de comunicación públicos a esta guerra y también hubo protestas, se congregaron verdaderas multitudes y hubo manifestaciones contra los medios”, dice Wirth. “Creo que eso debe haber jugado un papel en este cambio. Han de ser más cuidadosos que antes. Podían hacer propaganda rusa en los medios de comunicación públicos bastante abiertamente, pero ahora les resulta un poco más difícil”.

El mensaje de Orbán fue más consistente. El primer ministro húngaro condenó la “acción militar” de Rusia a las pocas horas de la invasión, aunque declinó criticar personalmente a Putin. Tampoco bloqueó las sanciones de la UE, aunque titubeó al respecto.

Dos días antes de la invasión, Hungría enfadó a otros Estados miembros de la UE por no estar dispuesta a firmar las sanciones contra Rusia. En una reunión de altos diplomáticos, el representante húngaro no apoyó ni se opuso a las sanciones, alegando la necesidad de nuevas conversaciones con Budapest. “Consultar con la capital es un pretexto para salvar la cara ante la UE y el culo ante Rusia”, comentó irónicamente un diplomático en aquel momento.

Tras medio día de demora, Hungría se plegó. Se dice que Orbán se conmovió ante la dramática petición de apoyo del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en la cumbre de la UE unas horas después de la invasión. Hablando por videoconferencia, Zelenski dijo a los líderes que aquella podría ser la última vez que lo vieran con vida. “Orbán no está fingiendo, está conmovido por lo que está pasando. Por supuesto que no está muy contento de tener que hacer esto, pero no está bloqueando”, dice un alto diplomático de la UE.

“Defender los intereses de Hungría”

Daniel Hegedüs, analista político del German Marshall Fund en Berlín, dice que muchos esperaban más problemas por parte de Orbán. En cambio, dice, “hemos podido ver un realineamiento inesperado con la UE y la OTAN en su posición respecto a Rusia a lo largo de las últimas dos semanas”.

Sin embargo, Hungría se ha negado a apoyar la prohibición a las exportaciones rusas de petróleo y gas, aunque no es el único país en hacerlo. Alemania, Bulgaria y otros Estados miembros de la UE que dependen de los flujos de combustibles fósiles rusos también se oponen a una prohibición inmediata de las exportaciones de petróleo y gas.

Budapest tampoco bloqueó la financiación de armas letales para Ucrania, aunque no aportará fondos para el equipamiento ni permitirá que las armas pasen por su territorio. Argumentó que el envío de armas a Ucrania pondría en peligro a la población de Transcarpacia, una región del oeste de Ucrania con una gran minoría húngara.

El martes pasado, ante decenas de miles de partidarios que ondeaban banderas de Hungría, Orbán dijo que Europa central es tan solo un “tablero de ajedrez” para las grandes potencias y que si Hungría no defiende sus intereses, puede fácilmente convertirse en una víctima de la crisis.

“Rusia atiende los intereses rusos, mientras que Ucrania atiende a los intereses ucranianos. Ni Estados Unidos ni Bruselas piensan con la mente de los húngaros, ni sienten con el corazón de los húngaros. Debemos defender nuestros propios intereses”, dijo Orbán en un acto para conmemorar el inicio de la Revolución Húngara de 1848, en la que las demandas húngaras por independizarse del Imperio austríaco fueron brutalmente aplastadas por los ejércitos enviados por el zar ruso siguiendo las órdenes de Austria.

El doble rasero de Orbán

Para algunos funcionarios en Bruselas, el apoyo de Hungría a la posición común de la UE no ha sido una sorpresa. Aunque Budapest ha bloqueado otras decisiones de la UE en materia de política exterior, nunca se ha interpuesto en el camino de las sanciones contra Rusia. Del mismo modo, los rumores de que Orbán bloquearía el proceso del Brexit, una medida que algunos comentaristas británicos creían que podría ayudar a Reino Unido a obtener un acuerdo mejor, nunca fueron más que eso: rumores.

Los funcionarios de la UE creen que Orbán está actuando con cautela ante una situación delicada, mientras la opinión pública en su país se inclina contra Rusia en estas últimas semanas de la campaña electoral húngara. Aunque la oposición unida va por detrás del Gobierno en las encuestas, se considera que Orbán busca evitar las críticas a sus políticas prorrusas antes de la votación del 3 de abril. Su rival principal, Péter Márki-Zay, un conservador apoyado por seis partidos de la oposición, ha acusado a Orbán de ser demasiado complaciente con Rusia y China.

 “Solo tenemos una opción: debemos elegir a Europa en lugar del Este y la libertad en lugar del autoritarismo”, dijo Márki-Zay el martes en un mitin de la oposición.

Mientras que Orbán quiere seguir en la UE y en la OTAN, el mensaje para el público interno es diferente. La maquinaria mediática del Estado húngaro sigue regurgitando los argumentos del Kremlin, al tiempo que resta importancia a la brutalidad de la guerra. Un “experto” en seguridad nacional comparó a Zelenski con Adolf Hitler en la televisión estatal. Otro busto parlante dijo en Pesti, una cadena privada que recibe financiación estatal, que el pueblo y la cultura ucranianos no existían, y que el idioma ucraniano solo era un dialecto del ruso.

Ambos ejemplos fueron recopilados por la ONG Átlátszó, que también informó que la televisión estatal húngara había descrito los territorios controlados por Rusia en el este de Ucrania como “zonas entre Rusia y Ucrania”, una descripción que coincide con el relato de Moscú, aunque no con la política oficial de Hungría.

“Los medios de comunicación privados favorables al Gobierno, pero también los públicos, siguen dominados por las narrativas prorrusas, e incluso la desinformación prorrusa prevalece en el espacio mediático húngaro”, dice Hegedüs. “Cambiar rotundamente la narrativa o dar un giro de 180 grados podría plantear algunas cuestiones muy incómodas al partido gobernante en plena campaña electoral, lo cual les gustaría evitar”.

Traducción de Julián Cnochaert

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