La contaminación atmosférica aumenta las infecciones y muertes por coronavirus, según un estudio
Hay pruebas “convincentes” de que la contaminación atmosférica incrementa de manera significativa la posibilidad de contagios, ingresos hospitalarios y las muertes por coronavirus, según establece afirma el estudio más detallado e integral que se ha hecho hasta el momento sobre este asunto.
La investigación indica que un pequeño aumento en la exposición a largo plazo a las partículas de contaminación incrementa los contagios e ingresos en un 10% y las muertes en un 15%. El estudio también tuvo en cuenta otros 20 factores, entre los que se incluye la densidad media de población, la edad, el tamaño del hogar, la ocupación desempeñada y la obesidad.
Hay cada vez más pruebas en Europa, Estados Unidos y China de que la contaminación del aire provoca que el impacto de la COVID-19 sea peor. Pero el estudio del brote en los Países Bajos es único en su ámbito porque las peores tasas de contaminación no están en la ciudades, sino en zonas rurales, debido a las explotaciones ganaderas.
Eso permite que el “efecto ciudad grande” se descarte. Con eso se refiere a la idea de que los niveles altos de contaminación coinciden siempre con las ciudades, lugares en los que la densidad de población y las necesidades pueden hacerlos más susceptibles al virus.
Los científicos tienen claro que no han demostrado un nexo causal entre la contaminación ambiental y peores impactos del virus. Las pruebas definitivas solo llegarán cuando se procesen grandes cantidades de datos de pacientes en lugar de datos medios regionales. Eso todavía no está disponible.
Pero los científicos dicen que era importante lograr los mejores datos posibles, ya que comprender la relación entre ambos factores puede ser de gran importancia para enfrentarse a futuros brotes de la Covid-19 y podría permitir señalar aquellos lugares concretos en los que el golpe va a ser más duro.
Muchos científicos están de acuerdo en que es probable que la contaminación incremente tanto el número como la intensidad de los contagios porque ya se sabe que el aire contaminado inflama los pulmones y provoca enfermedades respiratorias y coronarias que crean mayor vulnerabilidad. Pero no todos están de acuerdo en que las pruebas sean todavía suficientes para demostrar un impacto mayor.
“Lo que me sorprendió es que la relación es realmente fuerte”, explica el profesor Matthew Cole, que desarrolló la investigación con sus colegas Ceren Ozgen y Eric Strobl de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). A diferencia de la mayor parte de los estudios hasta la fecha, la investigación ha sido revisada por científicos independientes y aceptada para publicación en una revista científica, Environmental and Resource Economics.
El equipo llegó a esta conclusión: “Utilizando datos detallados, encontramos pruebas convincentes de una relación positiva entre la contaminación del aire y concentraciones concretas [de partículas pequeñas] y casos de COVID-19, ingresos hospitalarios y fallecimientos. Esta relación persiste incluso después de controlar un rango amplio de factores explicativos”.
El estudio más importante de los realizados anteriormente fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Harvard y descubrió un incremento de un 8% de muertes derivadas de coronavirus por cada incremento de un punto en contaminación por partículas pequeñas. Cole afirma que en su investigación se han utilizado “datos de mucha mayor resolución, con el tamaño medio de los 355 municipios holandeses, unos 95 kilómetros cuadrados en comparación con los 3.130 kilómetros cuadrados de media de un condado en Estados Unidos”.
“Eso quiere decir que podemos capturar con mayor precisión las características de cada región, incluyendo entre ellas la exposición a la contaminación”, explica el investigador. El nuevo análisis utiliza datos de la COVID-19 hasta el 5 de junio de 2020 y permite capturar la amplitud de la oleada de la pandemia casi en su totalidad.
Granjas industriales y contagios
Otro factor adicional que se tuvo en cuenta fue el carnaval de los Países Bajos, que se celebra a finales de febrero, sobre todo en la región en la que se concentra el ganado vivo para la producción industrial de carne, en el sur y el este del país. Aquí es donde los casos de coronavirus golpearon con más fuerza y donde la contaminación es mayor debido a la emisiones de amoniaco de las granjas, que forman bolsas de contaminación. El equipo de Cole utilizó métodos estadísticos para calcular el impacto de esas celebraciones. “Eso no suprimió las consecuencias de la contaminación, algo que yo pensé que pasaría”, explica.
Entre otros factores que se han tenido en cuenta están los ingresos medios, el nivel educativo, fumar, el porcentaje de población que recibe ayudas por incapacidad y la cercanía a fronteras internacionales.
“A medida que avanzan los análisis entre contaminación del aire y la COVID-19 empezamos a ver que tenemos estudios de mucha mayor calidad”, sostiene el profesor Frank Kelly del Imperial College, en Londres. “Este estudio parece ser el mejor hasta la fecha”.
"La contaminación del aire no está recibiendo aún la atención suficiente debido a la lentitud del proceso de revisión del mundo académico",
Kelly afirma que la investigación utiliza datos de alta calidad y se han controlado múltiples factores que podrían confundir. “Las investigaciones de aquí en adelante tendrán que confirmar esto pero por ahora hemos llegado a un punto en la pandemia en el que los datos que tenemos son suficientes para plantearse las preguntas”, explica.
La profesora Francesca Dominici, que dirigió el estudio de Harvard, ha alabado el estudio calificándolo de “muy bueno”. Además, señala que es importante examinar la relación entre contaminación del aire y resultados por infección de COVID-19 en diversos países ya que los datos de cada país tienen sus propias fortalezas, dificultades y factores diferentes que tener en cuenta para evitar errores.
“La contaminación del aire no está recibiendo aún la atención suficiente debido a la lentitud del proceso de revisión del mundo académico”, explica Dominici. “Pero tenemos la esperanza de que este y otros estudios se publiquen y así el tema reciba más atención y que incida sobre las políticas públicas”.
Pero el profesor Mark Goldberg, de la Universidad McGill en Canadá, advierte que hacer medias con datos de una región esconde variaciones entre individuos y podría ocultar otras explicaciones potenciales para la correlación entre la contaminación del aire y coronavirus. Le preocupa que una sobre-interpretación de esa correlación distraiga de otros factores importantes.
“El problema de los casos graves son las privaciones sociales y económicas, que están relacionadas con la contaminación del aire y otras situaciones médicas previas”, afirma. “Lo veo en Montreal: las zonas más pobres con mayor cantidad de gente viviendo junta o menores ingresos y el pluriempleo marcan los mayores impactos”.
Cole acepta que solo los datos individuales permitirán resolver el tema de los nexos de manera concluyente. “No podemos descartar [un factor desconocido] hasta que tengamos mejores datos. Es difícil saber cuál será”.
Traducido por Alberto Arce
6