El número de contratos de cero horas en todo Reino Unido aumentó en unos 100.000 el año pasado, según indican cifras oficiales. La Oficina Nacional de Estadística dijo que el número de contratos de trabajo sin un número mínimo de horas garantizadas aumentó a 1,8 millones hasta noviembre de 2017, dato superior a los 1,7 millones registrados en todo 2016.
Los líderes sindicales han criticado al Gobierno por no ayudar a las personas que están en precarias condiciones laborales, situaciones en las que los jefes pueden cancelar sus turnos en cualquier momento y dejar a las familias luchando por conseguir trabajo. Las últimas cifras, por tanto, contradicen una tendencia a la baja del uso de contratos de cero horas que alcanzaron un máximo de 2,1 millones en mayo de 2015.
“El número de contratos de cero horas debería estar descendiendo, pero está aumentando. Estas escandalosas cifras no hacen más que mostrar que el Gobierno de Theresa May está completamente incapacitado para hacer frente a la inseguridad laboral”, ha dicho Tim Roache, el secretario general del sindicato GMB.
Expertos económicos afirman que las últimas cifras muestran que el uso de los contratos de cero horas está empezando a estabilizarse después de haber disminuido en los últimos años. Este cambio es una consecuencia de los niveles más bajos de desempleo en Reino Unido desde 1975, que deberían dar a los trabajadores un mayor poder para exigir mayores derechos y salarios.
El trabajo a través de las agencias de empleo y el trabajo por cuenta propia se han estabilizado en los últimos años, tras el auge obtenido a raíz de la crisis financiera de 2008. Algunos empleadores también han dejado de utilizar contratos de cero horas después de los escándalos de marcas como Sports Direct.
Dan Tomlinson del think tank Resolution Foundation dijo que, a pesar de la pasividad del Gobierno, “la rigidez del mercado laboral está haciendo su trabajo por ellos”. “En lugar de tener una política que ayude a la gente, la fortaleza económica actual y un mercado laboral en mal estado están ayudando a controlar el aumento de los contratos de cero horas”.
Según la Oficina Nacional de Estadística, la proporción de este tipo de contratos con relación a todos los tipos de empleo se mantuvo estable en un 6% el año pasado. Las estadísticas recogen a menos personas con contratos de este tipo, el número cae a 901.000 en los tres meses hasta diciembre, mientras que en el mismo periodo de 2016 se registraron 905.000.
La oficina tiene dos vías de vigilar estos contratos: preguntando a los empleadores y preguntando a los trabajadores qué tipo de acuerdo tienen con sus empresas. Los expertos en estadística están empezando a desechar las encuestas de las empresas porque la muestra es muy pequeña y tiene otros defectos.
Theresa May prometió en febrero dar a los trabajadores el derecho a exigir contratos laborales más estables después de la revisión encargada por Matthew Taylor sobre el empleo del año pasado. Los sindicatos y el Partido Laborista criticaron las medidas por no ir más allá. Piden es una prohibición total.
Las personas que tienen contratos de cero horas suelen ser jóvenes, mujeres, estudiantes o personas que trabajan a tiempo parcial. Aunque a algunos les gusta la posibilidad de flexibilidad, alrededor de un cuarto de estas personas quiere trabajar más horas, mientras que solo el 7,3% de los trabajadores con otros tipos de contrato querría trabajar más tiempo.
La secretaria general de Trades Union Congress, Frances O'Grady, es tajante: “Los contratos de cero horas son una licencia para tratar a las personas como mano de obra desechable y el Gobierno debería prohibirlos”.
La presión sobre el sector minorista debido a la inflación y el débil crecimiento de los salarios, que ha provocado una ralentización en el gasto público, podría haber hecho que las empresas hayan optado por estas modalidades de trabajo más flexibles en los últimos meses, según explica John Philpott, director de la consultora de empleo Jobs Economist.
“Esto quizá haya podido contrarrestar cualquier mejora en el poder de negociación de los trabajadores”, concluye.