La portada de mañana
Acceder
Feijóo y Ayuso, aliados contra el fiscal general
EXCLUSIVA | 88 millones de RTVE para el cine español
OPINIÓN | 'Lo diga el porquero o el rey', por Elisa Beni

El escándalo de la 'Rasputina' que tiene en vilo a Corea del Sur

Justin McCurry

La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, se enfrenta a la mayor crisis política en sus cuatro años de mandato. En el epicentro del escándalo está en la relación de Park con Choi Soon-sil, su íntima amiga desde hace 40 años a la que se investiga bajo sospechas de que ejerció una influencia inapropiada sobre la presidenta, de 64 años.

Choi, que se hizo amiga de Park después de que Park Chung-hee (padre de la actual Presidenta) fuera asesinado en 1979, también fue acusada de beneficiarse económicamente de su amistad con la presidenta. Los escándalos financieros de los amigos o familiares de los líderes surcoreanos no son nada nuevo, pero muchos no logran entender en qué se benefició Park al meter a Choi, con quien no tiene relación sanguínea, en el corazón de los asuntos de Estado. Choi tomaba decisiones sobre la vestimenta de la presidenta en actos públicos e incluso supervisaba sus discursos. Según algunos medios, Choi se convirtió en una suerte de consejera espiritual de Park.

¿Está segura la presidenta en su cargo?

Sí, por ahora. Teniendo en cuenta que le queda poco más de un año en la Casa Azul, lo más probable es que le permitan seguir en su cargo hasta que se elija un nuevo líder a fines de 2017. 

Los presidentes surcoreanos pueden tener un solo mandato de cinco años, y es poco probable que Park consiga el capital político que necesitaría para impulsar una reforma que le permita presentarse a reelección.

A pesar del enfado generalizado por su conducta, que llevó a Park a pronunciar un breve pedido de disculpas que para muchos fue insuficiente, la presidenta no ha dado señales de que piense renunciar y un proceso de destitución sería tan largo y difícil que casi nadie pide tomar ese camino.

Pero no quedan dudas de que la presidencia de Park ha sufrido un daño irreparable al salir a la luz su vínculo con Choi, quien después de esconderse en Alemania está ahora bajo “arresto de emergencia” en Seúl donde se le interroga por supuesto tráfico de influencias y fraude.

¿Quién es la mujer en el epicentro del escándalo?

Hasta hace poco, Choi (de 60 años) se manejó como asesora de Park con un perfil muy bajo y llegó a ser, según algunos medios, su gurú espiritual. Esas revelaciones en sí no habrían causado tanto revuelo de no ser por la aparente influencia de Choi en cuestiones económicas, de Defensa y Asuntos Exteriores, y las acusaciones de que utilizó sus conexiones para embolsarse unos 63 millones de euros que consiguió como supuestas donaciones de grandes empresas surcoreanas a dos fundaciones suyas.

Choi fue vista por primera vez en público con Park a fines de los años setenta, después del asesinato del padre de la ahora presidenta. Park ha declarado que Choi ha sido un consuelo para ella en momentos difíciles de su vida, pero niega que haya tenido el tipo de influencia de la que se la acusa, algo que sería impensable para un ciudadano que no tiene un cargo público ni las correspondientes acreditaciones de seguridad.

Choi es hija de Choi Tae-min, un autoproclamado pastor cristiano que fundó una secta religiosa llamada “La Iglesia de la Vida Eterna”, que ahora es liderada por su hija. Choi padre, que falleció en 1994, se hizo amigo de Park tras la muerte de su madre a manos de un espía de Corea del Norte en 1974. Presuntamente, el hombre le dijo a la joven Park que su madre se le había aparecido en un sueño y le había pedido ayuda.

¿Cuál fue la reacción de la opinión pública?

La respuesta de los votantes surcoreanos ha sido brutal. Miles de manifestantes se volcaron a las calles de Seúl y de otras ciudades pidiendo la dimisión de la presidenta. Apoyándose en el papel de su padre en el desarrollo de la economía surcoreana y negando las críticas por las violaciones de Derechos Humanos de su padre, Park llegó al poder prometiendo mejores relaciones con Corea del Norte y más desarrollo económico. Cuatro años más tarde, no ha cumplido con nada de lo que prometió, lo cual la deja con poco lugar para maniobrar políticamente y contener el escándalo. Los índices de aprobación de Park se desplomaron al 10%, de lejos sus peores índices desde su investidura en febrero de 2013.

¿Hasta dónde podría llegar esto?

Park ha intentado desactivar la crisis con una drástica reorganización de su cuestionado gabinete. La semana pasada les pidió la renuncia a 10 importantes asesores. El miércoles intentó correr el foco de atención otra vez al nombrar un nuevo primer ministro y un nuevo ministro de Economía.

Sin embargo, las medidas no lograron tener el impacto deseado, ya que los partidos de la oposición le acusan de renovar el gabinete en un intento desesperado de salvar su presidencia. No está muy claro cuánta influencia tendrá el nuevo primer ministro Kim Byong-joon sobre las decisiones de Estado. El periódico más importante de Corea del Sur, el Chosun Ilbo, le pidió la semana pasada a Park que nombre un presidente interino y deje la presidencia del país.

¿Qué consecuencias puede tener esto fuera de Corea del Sur?

Al principio, sólo los medios locales cubrieron el escándalo, pero en los últimos días, los detalles sensacionalistas de la relación de Park y Choi han llamado la atención de medios internacionales.

El escándalo ha causado mínimas reacciones en el mercado de valores y de divisas, pero genera preocupación en Estados Unidos y Japón, que buscan crear un frente común para enfrentar el programa de armas nucleares de Corea del Norte.

Habiendo tan pocas expectativas respecto a lo que le queda a Park en el poder, tendría que haber un suceso dramático en las relaciones inter-coreanas para poder estimar hasta qué punto el Choi-gate ha puesto en peligro la capacidad de Park de gobernar. Si Park logra permanecer en el poder hasta las próximas elecciones, uno de los nombres que más resuenan para sucederla es el del secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Traducido por Lucía Balducci