El padre de David Cameron, Ian Cameron, dirigió fondos multimillonarios desde el extranjero para evitar pagar impuestos en Gran Bretaña. Para ello contrató a un pequeño ejército de residentes en las Bahamas, entre los que destaca un obispo a tiempo parcial, que se encargaba de firmar algunos documentos.
Ian Cameron fue director de Blairmore Holding Inc, un fondo de inversión gestionado desde las Bahamas, cuyo nombre honra a la casa familiar en Aberdeen, Escocia. A través de este fondo, el padre del primer ministro gestionó decenas de millones de libras para el beneficio de las familias ricas británicas.
Entre los clientes destaca Isidore Karman –asesor de Robert Maxwell que fue propietario de los restaurantes Scott's y J Sheekey, en el barrio londinense del West End– y Leopold Joseph, el banco privado que utilizan los Rolling Stones.
Este fondo de inversión se creó a principios de los años 80 con la ayuda del ya fallecido padre del que sería después primer ministro y hoy todavía existe. The Guardian ha confirmado que en estos 30 años Blairmore jamás ha destinado ni un penique de sus beneficios a pagar impuestos.
Una portavoz del primer ministro dijo que Downing Street ya ha respondido a todas las acusaciones contra Ian Cameron en el pasado. Cuando se le preguntó si todavía hay algún dinero de la familia invertido en el fondo, contestó: “Eso es un asunto privado”. Y añadió que el primer ministro ha “adoptado una serie de medidas para luchar contra la evasión fiscal agresiva”.
Los Papeles de Panamá, 11,5 millones de documentos filtrados del bufete Mossack Fonseca, revelan detalles de cómo el padre de Cameron protegía los beneficios de Blairmore con una serie de complicados y caros acuerdos.
Blairmore fue durante mucho tiempo cliente de Mossack Fonseca, cuyos datos internos han sido obtenidos por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y distribuido por el equipo internacional de periodistas de the Guardian, la BBC y otros medios de todo el mundo.
De obispo a vicepresidente
Constituida en Panamá pero con base en las Bahamas, el fondo tuvo hasta 50 personas contratadas en el Caribe cada año. Su trabajo era firmar documentos y ocupar puestos como el de tesorero o secretario. Entre ellos, llama la atención Salomón Humes, un obispo de la protestante Iglesia del Dios de la Profecía. Humes llegó a asumir puestos como la vicepresidencia a mediados de los años 90.
Se ha demostrado que Blairmore ha controlado los fondos a través de un oscuro instrumento financiero conocido como 'acciones al portador', valor de renta variable propiedad de quien tiene el certificado de la acción física, que no incluyen el nombre del dueño. Son similares a los billetes, ya que pertenecen a la persona que tiene el certificado en su poder.
Aunque son legales, este tipo de acciones se han eliminado en muchos países porque mafiosos y evasores de impuestos las utilizaban para blanquear dinero. No hay ningún indicio de que Blairmore estuviera usando esta herramienta para ningún propósito ilegal y fueron muy comunes en las offshore de aquel momento.
Utilizar acciones al portador no siempre es práctico. Hubo “centenares” de inversores, según las actas de las reuniones de la empresa, y los certificados impresos fueron mantenidos bajo llave en las Bahamas. Según las investigaciones, Cameron tendría que contar grandes cantidades de documentos para asegurarse de que no había perdido ni le habían robado ninguno.
La compañía estaba preocupada por proteger su buen nombre. Actas de reuniones de 2001 muestran cómo los directores de Blairmore discuten sobre la importancia de supervisar las noticias sobre Panamá para “asegurar que su jurisdicción estaba en consonancia con la impecable reputación de la empresa”.
Ian Cameron fue uno de los cinco directores con base en Reino Unido hasta poco antes de su muerte en 2010. Con el fin de evitar los impuestos del país, su inversión fue controlada y gestionada desde el exterior. Un equipo de otros seis directores ubicados en Suiza Y Bahamas fue contratado para asegurar que la mayoría de la junta estaba emplazada fuera del Reino Unido.
Un truco de magia tolerado por la ley
Sin embargo, el rastro de la investigación señala que todo era un truco tolerado por la ley. Cada año se celebraron reuniones de su junta en Nasáu y Suiza, a menudo en el hotel cinco estrellas Beau-Rivage en Ginebra. Mientras que los directores europeos iban regularmente al Caribe, hay pocos viajes en la dirección opuesta, lo que plantea muchas dudas sobre cuánto contribuyeron los directores de las Bahamas en la estrategia o toma de decisión de la empresa.
Para Blairmore, 2006 fue un año importante. Se envió un folleto dirigido a nuevos inversores, clientes a los que se les pedía un mínimo de 100.000 dólares. El folleto también indicaba que dos de los tres miembros de la junta directiva de Bahamas renunciaron a sus honorarios de ese año, unos 5.000 dólares. Ellos fueron los dos únicos directores que hicieron eso según los registros.
A través de las filiales de las Bahamas Coutts y SG Hambros, Blairmore contrató a docenas de residentes locales. No existe ningún indicio de que esto fuera ilegal o de que se hiciera también en otros paraísos fiscales de aquella época. Los firmantes contratados fueron autorizados para realizar tareas financieras complejas. Ellos podían, según las actas de la compañía, “comprar o vender títulos, acciones o rentas” e incluso “metales preciosos”.
En realidad, y de acuerdo con los documentos, las grandes decisiones siempre se tomaban en Reino Unido. Aparentemente, la estrategia se decidía en Londres donde estaban la agencia de inversiones Smith & Williamson e Ian Cameron.
Las actas de 2001 de las reuniones de los consejeros en las Bahamas dicen: “El señor Cameron terminó diciendo que el equipo de inversión de la compañía [...] se reunió regularmente para discutir la selección de valores y la estrategia, y que estaba contento con el trabajo del equipo de los 18 meses pasados”.
En 2005 se tomó la decisión clave de reemplazar las 'acciones al portador' por acciones tradicionales donde los propietarios están numerados en un registro. Una serie de correos electrónicos entre Mossack Fonseca y el fondo apunta a que la decisión no se tomó en una de las reuniones regulares de la sociedad offshore, sino en una reunión de la junta en Londres.
Traducido por Cristina Armunia Berges