1. Nombrar a Scott Pruitt como administrador de la EPA
En marzo, Scott Pruitt dijo que no estaba de acuerdo con que el dióxido de carbono fuera el “principal agente que afecta al calentamiento global”, en contra de lo que afirman los científicos que estudian el clima, incluyendo los de su propia agencia. El jefe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Trump tiene vínculos profundos con el sector de los combustibles fósiles y, mientras fue fiscal general de Oklahoma, se unió a ese lobby en numerosas ocasiones para desafiar las normas de contaminación de la propia agencia. Su opinión es que la EPA ha abandonado su misión principal en pos de las preocupaciones climáticas. Ha iniciado un proceso de destrucción de las regulaciones de emisiones impuestas por la Administración de Obama.
2. Adiós a los programas climáticos en marcha
El proyecto de presupuestos de Trump recortan la partida para la EPA cerca de un tercio, un movimiento que muchos republicanos han denominado draconiano. Los programas climáticos y de energía limpia se han desechado, incluso se han liquidado los procesos de recogida de datos de las emisiones de gases de efecto invernadero de las empresas. Las consideraciones climáticas en materia de permisos federales han sido abolidas, las medidas para reducir las emisiones de metano se han paralizado y los nuevos criterios para mejorar la eficiencia energética de coches y camiones han sido suspendidos.
3. Demolición del plan de energías limpias
Un decreto de marzo exigió una revisión del plan para energías limpias con el fin de eliminar “las cargas burocráticas que obstaculizan innecesariamente la producción de energía”. En diferentes ocasiones, Trump ha prometido desmantelar el plan, cuyo objetivo es reducir las emisiones de dióxido de carbono de las centrales eléctricas de carbón. Varios análisis han demostrado que sin el plan, EEUU no cumpliría con el nivel de emisiones pactado en el acuerdo de París.
4. Parques nacionales más pequeños para ampliar las zonas de expotación
Trump ha ordenado al Departamento de Interior que revise la situación de decenas de parques naturales para ver si pueden ser reducidos y así conseguir mejores accesos a las explotaciones de petróleo y gas. Se ha levantado una moratoria sobre la minería en tierras federales mientras que se está revisando un veto a las perforaciones en alta mar en la costa atlántica. El presupuesto de Trump aboga también por buscar petróleo en el refugio nacional ártico en Alaska, un plan que ha consternado a los ecologistas.
5. Tuberías de petróleo atravesando el país
Una de las primeras veces que Trump sacó su pluma para firmar un decreto fue para reclamar la rápida aprobación de los controvertidos oleoductos de Keystone y Dakota. Los dos proyectos para el transporte de petróleo siguen avanzando. El oleoducto Dakota Access ya presenta sus primeras fugas antes de que esté por completo operativo.