El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está teniendo un verano complicado. El Tribunal Supremo de Estados Unidos tumbó el precedente del caso Roe v. Wade de 1973, poniendo fin a las protecciones nacionales para el acceso al aborto. Aunque los precios de la gasolina han empezado a bajar, siguen siendo elevados y la inflación ha registrado su mayor aumento anual en más de 40 años. El senador demócrata de Virginia Occidental, Joe Manchin, ha acabado finalmente con las esperanzas que tenía el presidente de aprobar un proyecto de ley sobre la crisis climática en el Congreso, ya que sin su voto no era posible poner en marcha el paquete económico que contemplaba fondos para luchar contra el cambio climático. Con un Senado completamente dividido, las opciones de Biden para abordar estos problemas -o para impulsar cualquier otra de sus prioridades legislativas- son poco prometedoras.
El pueblo estadounidense ha tomado nota. El índice de aprobación del presidente no ha dejado de caer desde abril, y ahora se sitúa en torno a los 30 puntos. Una encuesta reciente del Instituto de Sondeos de la Universidad de Monmouth muestra que solo el 10% de los estadounidenses cree que el país avanza en la dirección correcta.
En medio de este pesimismo, los demócratas se preparan para una posible paliza en las elecciones legislativas que se celebran en el ecuador del mandato presidencial este noviembre, ya que los republicanos parecen dispuestos a recuperar el control de la Cámara de Representantes. Ante el desalentador panorama para su partido en 2022, algunos demócratas ya piensan en las elecciones presidenciales de 2024 y se preguntan si Joe Biden es la mejor opción para liderar el Partido Demócrata y el país.
Las encuestas
Las dudas sobre si el presidente debería presentarse a la reelección en 2024 han ido en aumento en las últimas semanas. Una encuesta del New York Times y el Siena College realizada este mes muestra que el 64% de los demócratas prefieren otro candidato para 2024. Entre los demócratas menores de 30 años, esa cifra se eleva al 94%.
Ellen Sciales, portavoz de Sunrise Movement, una organización que aboga por la acción política en torno al cambio climático, dice que a los votantes de su generación les han decepcionado Biden y otros líderes del Partido Demócrata. Sciales señala que, tras acudir a votar a niveles que prácticamente batieron récords en 2020, los jóvenes votantes observan ahora con consternación cómo la crisis climática se acelera y se les ha privado de sus derechos reproductivos.
“Los demócratas deberían interpretar el hecho de que han perdido la confianza de mi generación como una amenaza a su existencia”, dice Sciales. “Hemos estado advirtiendo a los demócratas de que, a menos que aprueben inmediatamente políticas que sean significativas de verdad, como lo prometido en el marco legislativo Reconstruir Mejor de Joe Biden (Build Back Better), van a perder el apoyo de muchos votantes, lo que amenaza sus posibilidades de ganar en las legislativas de 2022, en las presidenciales de 2024 e incluso en un futuro más lejano”, apunta.
La pregunta de la edad
Al margen de su índice de aprobación, que se hunde, Biden se enfrenta a preguntas cada vez más punzantes sobre su edad. A sus 79 años, ya el presidente más mayor de la historia de Estados Unidos, y si es reelegido, tendría 86 años cuando termine su segundo mandato. El sondeo del Times ha evidenciado que la edad y el poco éxito en las iniciativas impulsadas durante su presidencia son las dos razones principales por las que los demócratas afirman que Biden no debería volver a presentarse en 2024.
La Casa Blanca ha minimizado públicamente la preocupación por la edad del presidente. “No es una pregunta que debamos hacer”, dijo el mes pasado la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
Pero, en privado, algunos de los asesores de Biden cuentan otra historia. Según un articulo del New York Times, el personal de la Casa Blanca ha expresado sus dudas sobre la programación de largos viajes internacionales para el presidente, por temor a que sean demasiado agotadores. También les preocupa que el andar más lento y tambaleante de Biden pueda provocarle caídas, y les inquieta su tendencia a mezclar palabras en los discursos. David Axelrod, que fue el principal estratega de la campaña de Barack Obama y su asesor en la Casa Blanca, dice que la edad del político podría ser un “problema importante” si se presenta a la reelección.
Un columnista del New York Times escribió la semana pasada un artículo titulado “Joe Biden es demasiado mayor para ser presidente de nuevo”, pero señaló que se trataba de un problema más amplio de la política estadounidense. “Hay un problema que va más allá del propio Biden. Estamos gobernados por una gerontocracia. Biden tiene 79 años. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, tiene 82 años. El líder de la mayoría de la Cámara, Steny Hoyer, tiene 83 años. El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, 71 años. A menudo, no está claro si comprenden hasta qué punto este país está quebrado”, dijo.
Biden insiste en que sigue pensando en presentarse de nuevo en 2024, siempre que su salud le acompañe. “Siempre he respetado el destino. A lo largo de mi vida el destino ha tenido un peso decisivo, muchas veces”, dijo en diciembre. “Si tengo la salud que tengo ahora, si tengo buena salud, entonces, me presentaré de nuevo”, apuntó.
Posibles primarias
Los comentarios de Biden no han acallado las reservas en torno a las presidenciales de 2024, incluso entre compañeros demócratas. Interrogada sobre su apoyo al presidente en 2024, la congresista progresista Alexandria Ocasio-Cortez se mostró reticente.
“Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él”, dijo Ocasio-Cortez en junio. Unos días después, la congresista esquivó las preguntas de Stephen Colbert en su programa nocturno de actualidad política y comedia sobre si consideraría lanzar su propia campaña presidencial en 2024.
Si Ocasio-Cortez u otro líder progresista decidiera desafiar a Biden en unas primarias del Partido Demócrata, sería una candidatura histórica. Ningún presidente demócrata en funciones se ha enfrentado a un desafío en las primarias desde 1980, cuando Ted Kennedy decidió presentarse contra Jimmy Carter mientras el país se enfrentaba a una inflación récord, a un aumento de los precios del petróleo y de gas, y a la escasez de su suministro. Carter pudo derrotar a Kennedy en las primarias, pero finalmente perdió las elecciones generales ante un candidato republicano que prometió “Devolver a Estados Unidos su grandeza”: Ronald Reagan.
Jon Ward, autor de Camelot's End (El fin de Camelot), que relata las primarias demócratas de 1980, señala que hay algunos paralelismos claros e importantes distinciones entre Carter y Biden. Mientras que Carter tuvo un claro oponente en Kennedy, sigue sin estar claro quién -si es que hay alguien- de las filas más altas del partido demócrata desafiaría a Biden.
Ward indica que un factor que juega a favor del presidente es el tiempo. Las elecciones presidenciales de 2024 están todavía a más de dos años de distancia, lo que da a la economía un cierto margen para volver a un lugar de mayor estabilidad.
“Hay tiempo para que la inflación disminuya y para que la economía se recupere”, dice Ward. “Sin embargo, no está claro que nos dirijamos en esa dirección, ya que hay muchos pronósticos de recesión e incluso la perspectiva de la misma 'estanflación' que paralizó a Carter”, apunta.
Foco en las legislativas
Los aliados de Biden insisten en que tiene tiempo para mejorar la economía y las perspectivas generales del país, y en general desestiman las encuestas que indican que debería dar paso a otro candidato en 2024.
“Las encuestas son una instantánea del momento”, dice Antjuan Seawright, estratega demócrata y asesor principal del Comité de Campaña Demócrata del Congreso. “A decir verdad, lo que es caliente hoy podría ser frío mañana, y lo que es frío hoy, podría ser muy caliente mañana”, indica.
Seawright minimiza los comentarios sobre la candidatura de Biden para 2024 por considerar que es “un problema que se han inventado unos pocos en nuestro partido”, sugiriendo que los que se han dedicado a especular sobre la candidatura de Biden en 2024 deberían centrar sus esfuerzos en las elecciones legislativas.
Incluso, algunos de los progresistas que no apoyaron a Biden en las primarias presidenciales demócratas de 2020 se hacen eco de este punto. Rahna Epting, directora ejecutiva del grupo progresista MoveOn, dice que todavía no está pensando en las elecciones presidenciales de 2024 ya que está centrada en las elecciones legislativas de 2022.
Epting destaca la importancia de las próximas elecciones legislativas, y subraya que algunas de las elecciones a gobernador, a las cámaras y otros cargos locales que se celebran este año tendrán profundas implicaciones para 2024. Varios candidatos republicanos que han apoyado a Trump cuando ha mentido y ha afirmado que las ultimas elecciones presidenciales fueron fraudulentas y que Biden no las ganó, se presentan en 2022 a puestos que podrían ayudarles a determinar las reglas electorales en 2024.
“En función de quién termine en determinados cargos en 2022 sabremos si las elecciones presidenciales de 2024 serán libres y justas”, dice Epting. “En este ciclo electoral se deciden las bases de nuestra democracia y nuestro sistema electoral”, concluye.
Traducción de Emma Reverter.