El metro de la capital sueca, o tunnelbana, ha sido descrito como la galería más larga del mundo, con arte expuesto de manera permanente en 90 de las 100 estaciones de su red de 100 kilómetros de túneles. La exposición permanente aborda, desde hace décadas, temas como los derechos de las mujeres, la integración y la deforestación.
Pero una nueva exposición está resultando especialmente provocadora entre los usuarios del metro, creando un debate acerca del rol del arte público y sobre si el momento de espera al tren es el adecuado para romper con tabúes.
La serie de dibujos a rotulador ampliados de la artista gráfica Liv Strömquist lleva cinco semanas en la estación de Slussen. El Jardín Nocturno muestra dibujos de pájaros, gatos, árboles, hombres desnudos, y mujeres con las piernas sin depilar y sangre menstrual.
Una imagen, de una patinadora sobre hielo sentada con las piernas abiertas y sangre en sus leotardos, está subtitulada “Todo va bien (sólo estoy sangrando)”.
Strömquist, autora de seis libros, es conocida por su perspectiva satírica y feminista. Dice que la serie está inspirado por el estilo bucólico, y busca inducir un sentimiento de tranquilidad entre los viajeros estresados.
Su trabajo –todo en blanco y negro a excepción de un toque de rojo– divide a los viajeros. La cadena pública sueca SR.se comunicó que el arte había sido tildado de “desagradable” en las redes sociales.
“No es divertido explicarle a un niño de cuatro años qué es el rojo entre las piernas”,
Härligt! Nu kan stockholmarna njuta av menskonst även i tunnelbanan!https:/t.co/CXFBvNGtmT#svpol pic.twitter.com/HuMCrGCVvF
— Nätsäkerhetsexpert (@M____i____T) 29 de septiembre de 2017“ target=”_blank“>citó un usuario de Twitter.
La mayoría de las críticas al arte de Strömquist en Twitter se centra en la localización del arte. “¡Adorable! ¡Ahora los habitantes de Estocolmo pueden disfrutar de la menstruación hasta en el metro!” compartió otro usuario.
“No es suficiente que te venga la regla cada mes”, dice otra usuaria. “Ahora te lo tienen que recordar cada vez que te subes al metro”. Un meme comparó –de manera negativa– la exposición con el metro de Moscú.
Strömquist declaró a la cadena de televisión que está acostumbrada a que su trabajo cause polémica y que siente que El Jardín Nocturno provoca un debate sano y necesario de un tema tabú. “Es extraño que se haya señalado como tan provocativo, es algo que vemos todo el tiempo”, contó a la cadena de televisión SVT. “Me cuesta entenderlo”.
Janet Carr, traductora y especialista en lenguaje nacida en Sudáfrica, que vive en Estocolmo, reconoció tener sentimientos encontrados con respecto a los dibujos de Strömquist. “Me agrada que haya tanta apertura hoy en día con respecto a funciones fisiológicas como la menstruación... para ayudar a la gente a navegar dentro de sus cuerpos y lidiar con cosas que a veces van mal cuando tienes la regla”, escribió en su blog. “Sin embargo, por el otro lado, no estoy segura de que imágenes gigantes como estas sean lo que quiero ver en mi viaje en metro cada día”.
Martina Viklund, portavoz de la empresa de transportes de Estocolmo, SL, confirmó a the Guardian que han recibido quejas formales en relación con las imágenes de Strömquist, pero que SL apoya su decisión de exhibirlos.
Los trabajos los elige un comité de empleados de SL, asesores de arte y artistas. “No queremos que el arte sea ofensivo de ninguna manera”, dice Viklund. “Dicho esto, sin embargo, no tenemos una política concreta en relación de las distintas expresiones del cuerpo desnudo”.
“El arte es una tradición en la que el cuerpo humano siempre ha sido sujeto a interpretación. Enseñando el arte de Liv Strömquist, queremos celebrar el cuerpo humano en todas sus formas y tamaños”.
Estocolmo celebra actualmente 60 años de arte en el metro desde la primera instalación el estación central, T-Centralen, en 1957. El trabajo de Strömquist y el de otros tres artistas –Kolbeinn Karlsson, Monica Höll y Roger Hansson– seguirá expuesto en cuatro estaciones hasta el próximo agosto.