La crianza intensiva en EEUU ha disparado las muertes de cerdos: “Les hemos llevado al límite”

Twilight Greenaway

El rápido crecimiento de la tasa de mortalidad de las hembras de cerdo en Estados Unidos ha hecho sonar las alarmas en toda la industria ganadera. Entre 2013 y 2016, el índice de mortalidad pasó de un 5,8% a un 10,2% en las granjas con más de 125 cerdas, según una organización que recoge información de 800 empresas.

Las muertes están vinculadas a un preocupante aumento del prolapso –la caída del recto, vagina o uretra de un animal–. En algunos casos, el prolapso es fatal. En otros, el animal tiene que ser sacrificado. Algunas granjas no han sufrido aumentos, o estos han sido muy pequeños, pero un informe del año pasado reveló que en algunas granjas el prolapso provoca entre el 25% y el 50% de las muertes de las cerdas.

La Asociación Americana de Veterinarios Porcinos ha establecido un grupo de trabajo sobre el prolapso en las hembras, pero sus resultados todavía no han sido concluyentes. En abril, la Junta Nacional Porcina anunció un acuerdo de investigación plurianual con el Centro Industrial Porcino de la Universidad de Iowa para conseguir una amplia visión del problema.

Iowa es el principal productor porcino del país. El estudio, aún en curso, pretende recoger información de 400.000 hembras, lo que representa un 13% del total de 3 millones de hembras del país, en más de 100 granjas repartidas por 16 estados.

Varias podrían ser las causas de este aumento, incluidos un posible déficit vitamínico, micotoxinas en el alimento, dietas de alta densidad o problemas abdominales. Algunos expertos echan la culpa a los sistemas de confinamiento de las granjas intensivas, donde las hembras pasan un gran porcentaje de su vida en gestación y jaulas de parto que no les permiten moverse. Las técnicas modernas de reproducción también se han planteado como una posible causa.

Miembros de la industria prefieren no hacer declaraciones, pero algunos reconocen el problema. “Es un tema en nuestras reuniones, tanto en los pasillos como en las salas de reunión”, sostiene Tom Burkren, director ejecutivo de la Asociación Americana de Veterinarios Porcinos, una organización que da formación a veterinarios de todo el país.

Aproximadamente el 97% de los 73 millones de cerdos de Estados Unidos se cría en cubículos cerrados o bajo procesos de alimentación en confinamiento. En estos sistemas, las hembras viven la mayor parte de sus vidas en gestación o jaulas de parto que no les permiten levantarse ni darse la vuelta. En este sistema la cerda media produce 23,5 lechones al año o 10 por camada a un ritmo de 2,35 camadas al año. Entre dos y cuatro camadas después, la mayoría de las cerdas tienden a ser reemplazadas por hembras más jóvenes que pueden producir lechones a mayor velocidad.

Mary Temple Grandin, profesora de Ciencia Animal en la Universidad de Colorado y asesora en el diseño de instalaciones de ganado cuenta a The Guardian que la crianza excesivamente enfocada a la industria ha generado consecuencias no deseadas. Temple cuenta que uno de los efectos secundarios de seleccionar los animales más fecundos es una mayor tendencia a la cojera.

A finales de los 80 a los cerdos se les criaba con tres características en mente: rápido aumento de peso, grasa dorsal delgada y un gran lomo, señala la profesora. “Ahora, crían a las cerdas para producir muchas crías. Se ha llegado a un punto demasiado lejos”, añade.

“Hemos creado una contradicción en estos animales”, señala Leah Garces, directora ejecutiva saliente de la rama estadounidense de Compassion in World Farming. “En las últimas décadas, las hembras se han criado para tener menos grasa en el lomo porque la gente no quiere comer tanta grasa, pero también queremos que produzcan más y más crías. Es una combinación biológicamente imposible, sus huesos son débiles y no tienen la grasa suficiente para apoyar el proceso reproductivo. Les hemos llevado al límite y los animales nos lo están diciendo”, añade.

Alternativas

La elevada mortalidad de los animales en los sistemas de confinamiento es una de las principales razones por las que Paul Willis, cofundador de Niman Ranch (ahora una subsidaria de Perdue Farms) pasó años construyendo una alternativa a la ganadería porcina moderna.

Cuando criaba cerdos a menor escala, quizá entre 200 y 300 a la vez y les permitía pasar tiempo fuera, donde podían mostrar un comportamiento típico de los cerdos, tales como revolcarse y construir lechos de paja, Willis cuenta que solo perdía “unos pocos animales al año”. Bajo este sistema, los cerdos solo producen al año la mitad de las crías que producen los cerdos en sistemas industriales.

La clave en la mayor parte de la producción ganadera es encontrar un equilibrio entre la productividad y la salud de los animales, afirma Grandin. “Tienes que saber el número óptimo de lechones que estas hembras pueden tener. Una de las cosas con las que la gente tiene problemas en la cría de ganado es determinar lo que es óptimo. No máximo, pero óptimo–”.

Para aquellos que persiguen un enfoque 'máximo', hay nuevos productos como el Brazo de Hércules, una maquinaria de 7.000 dólares que llegó al mercado en 2017. El Brazo de Hércules se vende como “una forma revolucionaria y única de sacar de su compartimento sin esfuerzo a pesados cerdos muertos”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti