El ambicioso programa de reformas que iba a revolucionar el sistema educativo de México era el buque insignia del presidente Enrique Peña Nieto. Pretendía mejorar los niveles educativos, controlar al todopoderoso sindicato de profesores y acabar con la corrupción rampante, como los salarios para “profesores fantasma”.
Cinco años después de su lanzamiento, el plan apenas ha modificado los niveles educativos: México sigue el último en el ranking educativo entre los 35 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El ministerio encargado de supervisar la reforma está ahora en el punto de mira tras una investigación de la web Animal Político que revela que el año pasado la Secretaría de Educación Pública (SEP) se gastó más dinero en comunicación que en formación del profesorado.
Otra información publicada en el periódico Reforma ha descubierto que la SEP se pasó del dinero presupuestado para comunicación en un 2.700%, incluso cuando a menudo las escuelas rurales no tienen tejado, electricidad ni acceso a agua.
“Esto debilita la credibilidad de la reforma”, señala Marco Fernández, profesor en el Tecnológico de Monterrey. Fernández añade que la Secretaría de Educación Pública no se gastó el año pasado todo el dinero presupuestado para el desarrollo docente, pero, sin embargo, entre 2013 y 2017 se gastó en comunicación 10 veces más de lo previamente establecido.
La polémica vuelve a implicar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), actualmente en el Gobierno, en un escándalo que coincide con la campaña de las elecciones presidenciales del 1 de julio, donde la reforma educativa se ha convertido en un asunto importante.
El candidato favorito, Andrés Manuel López Obrador, busca ganarse el apoyo de los profesores y ha prometido acabar con la reforma. Los profesores tienen un papel organizativo importante en las elecciones en zonas rurales, donde las escuelas a menudo se utilizan como colegios electorales.
El exministro de Educación y actual director de campaña del PRI, Aurelio Nuño, ha defendido el gasto en comunicación. “Lanzamos una exitosa campaña de comunicación que permitió a la gente entender mejor esta gran transformación”, ha declarado a MVS Radio. “La educación de los menores y jóvenes mexicanos es una de las principales batallas de estas elecciones”.
López Obrador ha prometido aumentar el gasto en educación pública, dar más becas a los estudiantes e introducir programas de almuerzo escolar. También ha asegurado que cualquier política educativa futura se debe hacer con las aportaciones del profesorado.
De acuerdo con una encuesta publicada este lunes en el periódico El Financiero, López Obrador cuenta con el 46% de apoyo entre los votantes, 20 puntos por encima del segundo, Ricardo Anaya, del PAN. Solo el 20% de los encuestados elige al candidato del PRI, José Antonio Meade.
La política y la educación están entrelazadas en México, donde después de la revolución se envió a los profesores a áreas rurales remotas para dar presencia estatal y contrarrestar la influencia de la Iglesia católica.
Poco antes de introducir la reforma educativa en 2013, Elba Esther Gordillo, la poderosa jefa del sindicato docente, fue arrestada acusada de corrupción. En diciembre, justo el mismo día en que el PRI formó una alianza electoral con un pequeño partido que antes había estado controlado por Gordillo y su sindicato, fue puesta en régimen de arresto domiciliario.