Una extraña copia de una carta escrita por Cristóbal Colón en 1493, que fue robada de una biblioteca de Florencia, ha sido devuelta a Italia después de que unos investigadores estadounidenses descubrieran que estaba en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
La devolución de la carta, que fue enviada a los reyes de España y describía las primeras impresiones del explorador sobre el nuevo mundo, ha sido aplaudida por las autoridades italianas y estadounidenses, por el gran significado histórico que tuvo el viaje de Colón.
Pero los ministerios de Justicia e Interior de Estados Unidos todavía están investigando el misterio sobre cómo la carta terminó en la Biblioteca del Congreso después de que la vendiera la casa de subastas Christie's a principios de los 90. Las pesquisas empezaron cuando las fuerzas de seguridad estadounidenses recibieron en 2012 una pista de un informante anónimo, que les explicaba que una rara copia de una carta de Colón que se exhibía en la Biblioteca Riccardiana de Florencia era una falsificación.
Esta había reemplazado a la original que, según decía el informante, estaba probablemente en posesión de la Biblioteca del Congreso, que la había recibido de una herencia en 2004. La pista estaba en lo cierto: un sello de la Biblioteca Riccardiana en la carta guardada en Washington había sido borrado, en un intento de ocultar de dónde se había obtenido.
El director de la Riccardiana, Fulvio Stacchetti, ha indicado que la carta original fue sustituida por la falsa probablemente en torno a 1950-1951, cuando se prestó a las autoridades de la Biblioteca Nacional de Roma. Ha asegurado que ese fue el único momento en que el documento salió de la Riccardiana, y que habría sido imposible remplazarla por una falsificación estando en su biblioteca porque la sala de lectura estaba muy vigilada.
La carta original se vendió a un coleccionista de libros raros en Suiza en 1990, y luego la compró otro coleccionista en una subasta de Christie's en 1992, en Nueva York. Finalmente fue legada a la Biblioteca del Congreso en 2004 por el testamento de su propietario final.
Jamie McCall, fiscal adjunto del Ministerio de Justicia que ha trabajado en la investigación y que ha estado en Roma para supervisar la entrega del objeto, ha indicado que la carta fue adquirida de buena fe por su último propietario y por la Biblioteca del Congreso. “No hay ninguna prueba de que (el propietario final) cometiera ninguna ilegalidad en la adquisición. Lo compró legítimamente en una subasta, así que, cuando la Biblioteca del Congreso lo recibió, creyó que era legítimo y legal”, ha explicado McCall.
El ejemplar de Florencia estaba encuadernado en un libro rojo entre otros manuscritos relevantes, y era uno de entre la escasa veintena de ejemplares que existen de esa carta de 1493.
Traducción de Cristina Armunia Berges y Jaime Sevilla Lorenzo