Un seguimiento de la página web Trump Twitter Archive que analiza los tuits de Trump muestra que el presidente de Estados Unidos ha utilizado las palabras “tonto” y “estúpido” en 236 ocasiones desde 2011, y en 14 ocasiones desde que llegó a la Casa Blanca en enero del año pasado.
Ha insultado a hombres y a mujeres, negros y blancos. Sin embargo, mientras que cuenta con un amplio repertorio de insultos para personas como James Comey, John McCain y Mitt Romney, cuando se trata de denigrar a afroamericanos, como la congresista Maxine Waters o el presentador de televisión Don Lemon, solo insulta su inteligencia.
“Trump lanza idénticas criticas a los atletas negros, a los periodistas negros y a los congresistas negros”, tuiteó la semana pasada Peter Wehner, que ha trabajado para tres presidentes republicanos: “Ataca su inteligencia. Ya no se molesta en disimular sus impulsos racistas”.
Este año Trump ha indicado en siete ocasiones distintas que Waters tiene un cociente bajo, a menudo en mítines muy concurridos, el ultimo en Ohio, donde no dudó en afirmar ante una multitud que lo animaba que la congresista es “una persona con un cociente intelectual alarmantemente bajo”. No parece tener ninguna opinión sobre su personalidad o las medidas que impulsa.
De hecho, no es la primera vez que Trump se burla del cociente de inteligencia de un individuo. Cuando en junio, en el transcurso de la ceremonia de entrega de los premios Tony, el actor estadounidense Robert De Niro exclamó “Fuck Trump”, el presidente se limitó a afirmar que “Robert De Niro, un individuo con un cociente intelectual muy bajo, ha recibido demasiados golpes en la cabeza de boxeadores durante los rodajes”.
En 2015 también se preguntó por qué el Washington Post da trabajo a periodistas con un bajo cociente intelectual e insinuó que el gobernador de Texas, Rick Perry, “debería estar obligado a pasar un test de inteligencia”. Ahora Perry es el Secretario de Energía.
Sin duda, sus alusiones al cociente intelectual de Waters son las más frecuentes. Michael Cornfield, profesor adjunto de gestión política en la universidad George Washington, en Washington, ha indicado que “el valor estratégico es obvio: Waters es un demonio que tiene los cuatro requisitos para movilizar a los seguidores de Trump: negra, mujer, de izquierdas y con un discurso muy directo”.
Sin embargo, se trata de una táctica a corto plazo y muy arriesgada. Si los Demócratas consiguen hacerse con el control del Congreso, Waters es la que está mejor posicionada para quedar al frente del Comité de Servicios Financieros. Es decir, Waters podría investigar los informes financieros de Trump el mismo día que asumiera el cargo.
En cuanto a tonto, una palabra que prácticamente no han pronunciado los presidentes que lo han precedido, es una de las preferidas de Trump. Hace cinco años, mucho antes de que insultara a Lemon, distinguió al comediante Bill Maher con el titulo del “hombre más tonto de la televisión”.
A principios de este año, y en referencia al exdirector del FBI James Comey, indicó que “o está muy enfermo o es muy tonto”. A Comey le ha dedicado un amplio repertorio de insultos, que a menudo nada tienen que ver con su cociente intelectual.
Sin embargo, a Lemon ya lo ha llamado tonto en tres ocasiones distintas, la última la semana pasada. Aprovechó la ocasión para insultar a un jugador de baloncesto afroamericano: “Lebron James ha sido entrevistado por el tipo más tonto de la televisión, Don Lemon. Consiguió que Lebron pareciera inteligente, algo que no es fácil. Me gusta Mike!”“. este polémico tuit ha sido retuiteado unas 50.000 veces, mucho más que cualquier otro tuit de Trump con la palabra tonto.
El periodista de la CNN reaccionó en un directo: “Afirmar que los afroamericanos son tontos es una de las primeras mentiras de la historia del racismo de este país y también del presente. Decir que los negros tienen una menor capacidad intelectual. El presidente insulta de forma repetida a los negros y a las mujeres”.
Los ataques de Trump contra los afroamericanos se enmarcan en un contexto determinado: el apoyo que dio al movimiento que cuestionaba que Barack Obama hubiera nacido en Estados Unidos, los errores morales que ha cometido cuando ha tenido que juzgar y referirse a los actos violentos que cometieron los supremacistas blancos en Charlottesville el año pasado, en el estado de Virginia, y también el hecho de que la mayoría de altos cargos políticos y judiciales designados por Trump son hombres y blancos.
En un artículo publicado la semana pasada, el columnista del New York Times Charles Blow, que es afroamericano, indicó que creía que “las frecuentes alusiones a la capacidad intelectual de las mujeres y de las minorías muestra sus prejuicios de genero y raciales, unos prejuicios que son ampliamente aceptados y que tienen una larga tradición”.
De hecho, Trump ha reservado a las mujeres algunos de sus insultos más personales, innecesarios e indignantes. De Kirsten Gillibrand, senadora demócrata por Nueva York dijo: “Es alguien que venía a mi oficina a implorar para que contribuyera a su campaña no hace mucho (y haría cualquier cosa para conseguir donantes). En referencia a la presentadora de Fox News Megyn Kelly afirmó que ”le salía sangre por todas partes“.
El hombre más poderoso del mundo no ha dudado en describir a la presentadora y escritora Mika Brzezinski como alguien “tonta de remate, loca, bajo cociente intelectual, sangrando a chorros tras un lifting facial, se colapsó mentalmente mientras hablaba conmigo, loca y muy tonta, muy insegura, no muy brillante, neurótica y llena de un odio feroz”.
“El uso del lenguaje y el limitado vocabulario de Trump son una manifestación más de su tendencia a seguir unas normas no escritas de comportamiento que habían respetado los presidentes anteriores. Estúpido, tonto. Incluso terminas echando de menos algunos de los insultos de Richard Nixon y el vocabulario de Lyndon Johnson”.
Sin embargo, como se constata en los mítines, es obvio que con estos insultos Trump logra conectar con sus votantes. El profesor David Crystal, un lingüista del Reino Unido que ha escrito la Enciclopedia de Cambridge del Lenguaje, indica por email que lo que es interesante es “escuchar una forma de hablar que asociamos con conversaciones informales o de bar pero no con un alto cargo público. Probablemente este es el motivo por el cual Trump consigue atraer a muchos votantes, ya que huye de los discursos cultos de su predecesor. Habla como nosotros. Esto es lo que he oído decir a muchas personas”.
Traducido por Emma Reverter