Gaza, sin electricidad ni agua: “Saldremos de los escombros y otros bombardeos destruirán lo que hayamos reconstruido”

Hazem Balousha y Oliver Holmes

Gaza y Jerusalén —
17 de mayo de 2021 14:37 h

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Una semana de incesantes bombardeos israelíes en la Franja de Gaza ha destruido líneas eléctricas, reventado tuberías bajo las carreteras y desparramado el contenido de las cloacas. Con familias atrapadas bajo los escombros y al menos 200 palestinos muertos, incluidos 59 menores, crece el temor de una crisis humanitaria más grave en un territorio donde dos millones de personas llevan 14 años bajo el bloqueo egipcio-israelí.

Según Mohammed Thabet, portavoz de la Compañía de Distribución de Electricidad de Gaza, seis de las diez líneas eléctricas de la zona están cortadas y el suministro de energía se ha reducido a menos de la mitad. Debido a los continuos ataques, los equipos de reparación no han podido arreglar las líneas. “En algunas zonas fronterizas están completamente sin suministro”, dice. 

De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por su siglas en inglés), durante su intensa campaña de bombardeos, Israel ha impedido el acceso al territorio, incluso para los miembros de organizaciones humanitarias, así como la entrada de combustible.

Según la OCHA, en el lado israelí de la frontera hay retenidos cargamentos vitales de alimentos para animales cuyas reservas, en Gaza, se terminarán este domingo. La organización de la ONU dice que el Ministerio de Agricultura palestino ya ha advertido del posible agotamiento de sus explotaciones ganaderas y avícolas si no llegan los suministros, perjudicando así a la principal fuente de proteínas de la Franja. La OCHA también informa de bombardeos israelíes sobre las granjas y de la prohibición que ha impuesto a los pescadores de navegar frente a la costa de Gaza.

Una planta desaladora de agua de mar está fuera de servicio, lo que ha dejado a 250.000 personas sin un suministro adecuado de agua potable. En la ciudad septentrional de Beit Lahia, dice la OCHA, “las aguas residuales y los residuos sólidos se acumulan en las calles”.

Mahmoud Awad (47) vive en Beit Lahia y dice que su familia lleva “casi tres días sin prácticamente electricidad”. “Las casas cerca de la nuestra fueron bombardeadas y la electricidad se interrumpió tras el bombardeo porque se cortaron los cables”, explica. Awad suele utilizar un generador externo, pero dice que esas líneas también han sido destruidas.

El Ayuntamiento de la ciudad de Gaza afirma que las fuerzas israelíes han atacado “los principales cruces de la ciudad, agravando la situación humanitaria y dificultando la circulación de ambulancias y de equipos de emergencia”. Las tuberías estaban reventadas y también había problemas para que se desplazaran los camiones con tanques de agua.

Hamás, el grupo islamista que gobierna la Franja, tiene a sus milicias en la zona y ha disparado cohetes desde zonas civiles. Israel afirma que cientos de cohetes disparados por las milicias han quedado cortos y ha publicado imágenes tomadas desde el aire de un disparo fallido.

Según una autoridad de la Administración Civil de Israel (el organismo encargado de dirigir la ocupación), las milicias de Hamás habían “disparado” a las líneas eléctricas de la Franja y hay 230.000 residentes sin luz.

Lynn Hastings, coordinadora de asuntos humanitarios de la ONU, hizo un llamamiento a “las autoridades israelíes y a los grupos armados palestinos para que permitan inmediatamente a las Naciones Unidas y a las organizaciones humanitarias aliadas hacer llegar combustible, alimentos y suministros médicos”. Este domingo se difundió la noticia, no confirmada, de que Egipto había abierto su frontera con Gaza, en el extremo sur del enclave palestino.

Según la agencia de la ONU responsable de los refugiados palestinos (la UNRWA, por sus siglas en inglés), más de 17.000 personas han abandonado sus hogares y se refugian en unos 40 colegios. La agencia alerta por la amenaza colateral de la pandemia de la COVID-19 y por la necesidad de “minimizar el riesgo de que la gente se amontone en espacios muy reducidos y el virus se extienda”.

La ONG israelí Gisha ha subrayado que las interrupciones en el suministro de electricidad están afectando a la producción de oxígeno para respiradores artificiales. El Gobierno de Israel ha vacunado a la mayoría de sus ciudadanos, pero dice que no es su responsabilidad llevar la vacuna a los palestinos de los territorios ocupados, incluidos Gaza y Cisjordania.

Según Oxfam, que en Gaza cumple tareas de saneamiento y de suministro de agua, las hostilidades de esta semana provocarán “más violaciones de los derechos humanos, más pobreza y más sufrimiento, especialmente para una generación perdida de niños y jóvenes palestinos”.

“Un día tras otro vemos caer las bombas sobre las casas de nuestros amigos y familiares, sobre los edificios donde trabajan nuestros compañeros, preguntándonos si seremos los siguientes; y un día tras otro esperamos en vano una condena inequívoca de la comunidad internacional que nunca llega”, dice Laila Barhoum, asesora política de Oxfam en Gaza. “Cuando por fin se declare el alto el fuego, volveremos a salir de los escombros y empezaremos a reconstruir, solo para que pase el tiempo y otro ciclo de bombardeos destruya lo que hayamos hecho.”

Traducido por Francisco de Zárate