Un nuevo estudio revela que este verano los incendios fueron tres veces más habituales en las zonas destinadas a la producción de carne que en el resto del Amazonas. Los hallazgos del estudio ponen una vez más el foco de la atención pública sobre la poderosa industria ganadera brasileña y su relación con la deforestación de la selva amazónica en paralelo a la celebración de la cumbre climática de Madrid, la COP25.
Hace dos años, la ONG brasileña Imazon recopiló datos que le permitieron calcular las zonas productoras y vendedoras de carne en el Amazonas. Identificaron 128 mataderos y lograron establecer las zonas de las que con mayor probabilidad esas instalaciones obtienen el ganado que posteriormente procesan.
Gracias a entrevistas telefónicas con personal de los mataderos o calculando medias a partir del funcionamiento de otras instalaciones, los investigadores recopilaron información sobre las distancias máximas de las que los mataderos compran el ganado.
Los investigadores modelaron esos datos y los cruzaron con variables locales como carreteras, ríos navegables y pautas climáticas para calcular cuál sería el mayor radio de compra posible de cada matadero. Las zonas de compra de ganado cubren cientos de kilómetros y se solapan entre diferentes empresas. Al agregarlos, los datos ofrecen una imagen completa de las zonas del Amazonas destinadas a la cría de ganado para su conversión en carne.
Con una metodología diseñada por la organización sin ánimo de lucro centrada en la sostenibilidad Chain Reaction Research, The Guardian y el BIJ lograron mapear los datos de las alertas de incendio de la NASA en la zona definida por la ley como Amazonia y han descubierto que de las 554.000 alertas entre julio y septiembre, unas 376.000 – alrededor del 70% – sucedieron en las zonas de compra de empresas cárnicas. Y eso pese a que esa zona, en superficie, no llega a la mitad de lo legalmente denominado Amazonia.
Algunas de las empresas cárnicas más grandes del mundo trabajan en esa zona. Más de un cuarto de millón de alertas por incendio nacieron en el territorio controlado por JBS, el mayor productor mundial de carne. Sus fábricas exportan a la Unión Europea.
Hubo casi 80.000 alertas de incendio en las zonas que se cree utiliza Marfrig, la tercera exportadora brasileña de carne, para comprar sus reses. Y más de 66.000 alrededor de los mataderos de la empresa Minerva. Estos tres envasadores de carne dominan el Amazonas brasileño y son responsables de las casi la mitad de las reses sacrificadas en la región, según datos de Imazon.
“Una correlación teórica no implica causalidad”
En respuesta al trabajo publicado por The Guardian y el Bureau of Investigative Journalism (BIJ), varias eurodiputadas han pedido a la Unión Europea que bloquee el acceso de aquella carne que pudiera estar vinculada a la deforestación. La diputada finlandesa Heidi Hautala sostiene que “es absolutamente urgente que la Unión Europea adopte una obligación legal para las empresas europeas que garantice que su cadena logística esté libre de deforestación”.
Las empresas JBS, Marfrig y Minerva han respondido que están comprometidas con el objetivo de lograr una cadena productiva de “deforestación cero” y que siguen a todos sus suministradores para asegurarse de que sucede.
Un portavoz de la empresa JBS declara que “una correlación teórica no implica causalidad y lleva a conclusiones erróneas”. “JBS trabaja para articular que actores relevantes y empresas sumen sus fuerzas para proteger el Amazonas”, añade.
“Si se considera que por cualquier razón alguna finca no cumple con nuestras políticas respecto a la sostenibilidad del producto, entre las que se incluye la deforestación, se bloquea en nuestra cadena de suministro… ni estamos implicados ni perdonamos la destrucción del Amazonas”, insisten desde JBS.
Marfrig también afirma que bloquea cualquier finca que descubre que está implicada en la deforestación y que ha comenzado a vigilar la erupción de incendios en Agosto de este año. “Cuando se identifica una superposición de zonas entre nuestras tierras y los lugares donde comienzan los incendios hay una alerta que evalúa las compras”, indica.
Minerva, por su parte, sostiene que no hay pruebas de que haya comprado animales de ranchos donde se hayan registrado incendios y culpa al clima por la crisis de este año: “No hay ninguna conexión demostrable con las actividades de la industria ganadera”.
En otra investigación se han descubierto incendios en al menos tres ranchos de los que se sabe que venden ganado directamente a mataderos de JBS. En un trabajo conjunto con Repórter Brasil, el BIJ descubrió que al menos una de esas instalaciones exporta carne y cuero a todo el mundo.
Aunque JBS, Marfrig y Minerva dicen que el ganado que compran no procede de zonas deforestadas de manera ilegal, también aceptan que no pueden conocer el origen de la totalidad de sus insumos porque en muchas ocasiones el ganado se mueve entre miles de ranchos de alimento, cría y engorde.
Se cree que la industria cárnica es una de las causas principales de la deforestación en el gran Amazonas. Los rancheros y propietarios de ganado son responsables del 80% de la deforestación en cada uno de los países que comparten Amazonas, según un estudio de la Universidad de Yale.
JBS, Minerva y Marfrig admiten que no pueden vigilar todos los ranchos que se encuentran en su cadena de trazabilidad. “Hoy, ninguno de los actores de la industria es capaz de trazar a sus suministradores indirectos”, explican desde Minerva.
Marfrig sostiene por otro lado que más de la mitad del ganado que sacrifica proviene de esos suministradores indirectos.
Las tres empresas dijeron que trabajan junto al Gobierno de Brasil y organizaciones no gubernamentales para solucionar ese punto ciego en sus cadenas de suministro.
JBS explica: “Hemos estado trabajando con las autoridades locales, los Gobiernos y el conjunto de la industria para conseguir acceso a los datos e instrumentos requeridos para solucionar este problema”.
Marfrig agrega que pide información sobre la compra del ganado a sus suministradores y Minerva que se necesita más cumplimiento de la ley en todas las etapas del proceso.
Los incendios de este verano en el Amazonas han resonado en todo el mundo. No hay pruebas de que los incendios comenzaran en fincas que abastecen a JBS, Manfrig o Minerva, pero la existencia de ese parche de ranchos en la selva podría estar exacerbando las consecuencias de incendios que comienzan en otros lugares. Yavinder Malhi, profesor de Ciencia de los Ecosistemas en la Universidad de Oxford, contextualiza: “El clima es más seco porque los árboles capturan menos evaporación”.
Los expertos dicen que el incremento de incendios ha estado causado directamente por un aumento de la deforestación: la quema intencional de árboles que habían sido talados meses antes y no incendios aleatorios. Malhi cree que “una vez que limpias el bosque para abrir espacio a una finca, hay mucho material muerto tirado por ahí y los finqueros esperan a la temporada seca para poder quemar todo eso”.
La deforestación está siendo un tema central en las conversaciones sobre cambio climático que suceden en Madrid. Varias empresas importantes en el Reino Unido han escrito al Gobierno brasileño para pedir que emprenda acciones urgentes.
En respuesta a todo lo descubierto, las diputadas Manon Aubry y Heidi Hautala han pedido que se tomen medidas. “No puede ser responsabilidad del consumidor que lo que encuentra en las estanterías de los mercados europeos se produzca de manera sostenible”, afirma Hautala. “El consumidor tiene que ser capaz de confiar en que sólo se vende en Europa lo producido con responsabilidad”.
Aubry pide que se piense de nuevo sobre el Acuerdo Comercial entre la Unión Europea y el Mercosur que incrementaría la importación a Europa de productos brasileños y otros países sudamericanos. “La Unión Europea también tiene que cuestionar el impacto de los acuerdos de libre comercio que van en detrimento del planeta y sus habitantes. Un acuerdo con el Mercosur empeoraría la situación y aceleraría la deforestación en la Amazonia”, afirma.
“El resultado de la investigación muestra que los incendios y la deforestación continúan sucediendo en la cadena de suministro de JBS pese a las políticas y compromisos adoptados por la empresa. Es muy urgente que JBS tome medidas al respecto”, señala Marco Tulio García, responsable de la investigación en Chain Reaction.
JBS ha borrado recientemente una página web en la que los consumidores podían buscar códigos de producto para localizar las coordenada de la última finca en la que estuvo el animal antes de ser sacrificado. Esa medida ha sido calificada por los medios especializados como una reducción en su transparencia. Ahora se redirige a los consumidores a otra página donde sólo se facilita el nombre y municipio de cada rancho.
La empresa indica que “debido a cuestiones legales sobre protección de datos en Brasil, la compañía ha limitado parte de la información de terceros que ofrece en su página web. JBS tiene una política de transparencia firme”.
Traducido por Alberto Arce