Según el gobierno iraní, la totalidad de la población masculina adulta de una aldea al sur de Irán ha sido ejecutada por delitos relacionados con drogas. La historia se conoció a principios de esta semana, cuando la vicepresidenta iraní para Asuntos de la Mujer y la Familia, Shahindokht Molaverdi la reveló durante una entrevista con la agencia de noticias semioficial Mehr.
Las poco comunes declaraciones para un alto cargo del gobierno pusieron en relieve el alto índice de ejecuciones de narcotraficantes que tienen lugar en Irán. “En una aldea de la provincia de Sistán y Baluchistán, se ha ejecutado hasta el último de los hombres”, dijo Molaverdi sin mencionar el nombre de la aldea ni aclarar si las ejecuciones se habían llevado a cabo al mismo tiempo o durante un período de tiempo más prolongado. “Sus hijos son narcotraficantes en potencia, ya que desearían buscar venganza y hacer dinero para mantener a sus familias. No hay ayuda para esta gente”.
Molaverdi dijo también que la Administración del presidente Hassan Rouhani reactivó un plan de ayuda a las familias, que antes había sido recortado, en el marco de un plan de desarrollo nacional: “Creemos que si no le brindamos ayuda a esta gente, se inclinarán por la delincuencia. Es por eso que la sociedad es responsable de los familiares de los hombres ejecutados”.
Según Amnistía Internacional (AI), Irán se sitúa segundo entre los países con mayor número de ejecuciones, por detrás de China. En 2014, al menos 753 personas fueron condenadas a la horca en Irán, de las cuales más de la mitad murió por delitos relacionados con drogas. En 2015, AI informó que había registrado “una cantidad impactante de ejecuciones” en la república islámica, “con la ejecución de casi 700 personas solo en la primera mitad del año”.
Una matanza a gran escala
Para Maya Foa, de la ONG contra la pena de muerte Reprieve, “la supuesta ejecución de todos los hombres de una aldea de Irán no hace más que poner de manifiesto la matanza a gran escala que está ocurriendo con las ejecuciones en ese país”. “Estas acciones (muchas veces basadas en la detención de menores, la tortura y los juicios injustos o inexistentes) demuestran un total desprecio hacia el Estado de Derecho, y es vergonzoso que la ONU y aquellos que financian sus operaciones respalden a las fuerzas de seguridad responsables de esto”, asegura.
En varias ocasiones, los activistas han pedido a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) que interrumpa la financiación de la campaña antidroga de Irán hasta que Teherán deje de contemplar la pena de muerte como castigo para los delitos relacionados con drogas. A finales del año pasado, se supo que la agencia antidroga de la ONU estaba a punto de cerrar un acuerdo por un paquete de financiación millonario, que incluía dinero de Europa, para los programas iraníes de lucha contra el narcotráfico, a pesar de la alta tasa de ejecuciones en el país por ese delito. Según Reprieve, a principios de 2016 se firmó el nuevo plan de la UNODC en Irán, valorado en más de 18 millones de euros.
Ejecuciones de menores
Tras las declaraciones de la ministra Molaverdi, Foa insiste con la petición: “Con suma urgencia, la UNODC debe hacer que la financiación de Irán sea bajo la condición de que se ponga punto final a la pena de muerte en delitos relacionados con drogas”.
Lo que más preocupa a Amnistía Internacional es la ejecución de menores. Según un informe de la ONG publicado en enero, entre 2005 y 2015 Irán había llevado a cabo 73 ejecuciones de delincuentes menores de edad.
Según Ahmed Shaheed, relator especial de la ONU para los derechos humanos en Irán, la provincia de Sistán y de Baluchistán (donde se encuentra la aldea de la que no se sabe el nombre) “podría decirse que es la región más subdesarrollada de Irán, ya que tiene el porcentaje de pobreza más alto, el índice de mortalidad infantil más alto, y los índices de esperanza de vida y de alfabetización más bajos del país”. Además, “por la falta de juicios justos, sufre de un alto índice de ejecuciones en delitos relacionados con drogas o en crímenes que pueden considerarse allí como de 'odio a Dios'”.
Irán tiene como país vecino a Afganistán, uno de los mayores productores y proveedores de drogas del mundo, y grandes dificultades por delante en su territorio, con una población joven y con acceso a una gran variedad de drogas adictivas baratas y abundantes. Pese a ello, sus críticos dicen que el uso de la pena de muerte ha hecho entre poco y nada para solucionar el problema.
Traducción de Francisco de Zárate