Israel está trabajando en desarrollar lugares de interés turístico y arqueológico para legitimar asentamientos ilegales en los barrios palestinos de Jerusalén. Así lo han constatado diplomáticos de la Unión Europea en la ciudad.
Un informe filtrado al que ha tenido acceso The Guardian cita una serie de proyectos en Jerusalén Este –zona ocupada por Israel desde 1967– que se están utilizando “como una herramienta política para modificar el relato histórico para apoyar, legitimar y expandir estos asentamientos”.
El informe identificó zonas de excavación llevadas a cabo por los colonos en el corazón de los distritos de mayoría árabe, la propuesta de un proyecto que incluye un teleférico con paradas en tierras confiscadas y la designación de zonas urbanas edificadas como parques nacionales.
“Jerusalén Este es el único sitio en el que Israel ha formado parques nacionales en zonas habitadas”, dice el informe.
El documento, un informe redactado cada año por los jefes de la Misión de la UE en Jerusalén, presentaba un panorama sombrío y afirmaba también que la situación en general de la ciudad y las perspectivas de paz habían empeorado.
La exclusión de los palestinos, que constituyen alrededor del 37% de los residentes de la ciudad, ha continuado al mismo ritmo. Se han demolido 130 edificios y se han desplazado a otras 228 personas.
“La ciudad ha dejado de ser el centro económico, urbano y comercial palestino que solía ser” por culpa de un número récord de propuestas de asentamiento y del aislamiento que sufren los palestinos bajo un riguroso plan de permisos israelí.
Los proyectos turísticos y arqueológicos desarrollados por las instituciones gubernamentales así como las compañías privadas de colonos han establecido lo que se denomina un “relativo basado en la continuidad de la presencia judía en el área a expensas de otras religiones y culturas”.
El proyecto que destaca, según alerta el informe, es la Ciudad de David, un parque arqueológico financiado por el gobierno en el barrio palestino de Siluán que ofrece recorridos por las ruinas de la antigua Jerusalén.
El lugar está gestionado por una organización de colonos que “promueve una interpretación exclusivamente judía, mientras separa al lugar de sus entornos palestinos”.
Alrededor de 450 colonos viven en Siluán bajo fuertes medidas de protección, dice el informe, junto a casi 10.000 palestinos. Los continuos desalojos de familias palestinas y el aumento de la presencia de fuerzas de seguridad israelí han provocado mucha tensión, añade el texto.
Hace poco, el Gobierno israelí aprobó en mayo el proyecto de un teleférico que planea conectar Jerusalén Oeste con la Ciudad Vieja, una parte de Jerusalén que internacionalmente se reconoce como ocupada.
Se espera que el teleférico esté en funcionamiento para el año 2020 y está destinado a transportar a más de 3.000 personas cada hora. El informe también advirtió de que el plan era “muy controvertido” y de que contribuiría a la consolidación de “asentamientos turísticos”. El proyecto también tiene como objetivo extenderse hasta Jerusalén Este en una segunda fase.
“Los que critican el proyecto lo describen como una forma de convertir el patrimonio histórico de Jerusalén en un parque temático para ganar dinero, mientras que los vecinos palestinos están fuera del relato que se promueve ante los visitantes”, añade el informe.
Además, los diplomáticos también avisaron de que el teleférico podría deteriorar la situación de seguridad, ya que al parecer estaría situado a 130 metros de la Explanada de las Mezquitas, lugar venerado tanto por musulmanes como judíos. Este verano, dos hombres armados mataron a dos policías israelíes en la entrada del lugar. Aparte de esto, la instalación de detectores de metales por parte de las autoridades provocó más enfrentamientos.
Traducido por Cristina Armunia Berges