Análisis

Israel está fuera de control y debería ser expulsado de la ONU

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En el último año, Israel ha lanzado ataques contra varios países y territorios ocupados: la Franja de Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Yemen e Irán. Pero no solo ha atacado países y territorios. Israel también ha dirigido una inédita y violenta serie de ataques retóricos contra una organización específica.

Sí, estoy hablando de Naciones Unidas. Todos hemos visto a Israel declarándole de hecho la guerra a la ONU. Revisemos lo ocurrido en los últimos meses y semanas:

  • Desde el escenario de la Asamblea General de la ONU, el primer ministro Benjamín Netanyahu de Israel califica al organismo de “despreciable”, de “casa de tinieblas” y de “pantano de inquina antisemita”.
  • En el mismo estrado de la Asamblea General, el embajador saliente de Israel ante la ONU usa una trituradora de papel en miniatura para hacer pedazos una copia de la Carta de Naciones Unidas. Más tarde dirá que la sede de la ONU en Nueva York “debería cerrarse y borrarse de la faz de la Tierra”.
  • El ministro de Exteriores de Israel acusa falsamente al secretario general de la ONU, António Guterres, de no haber condenado los ataques de Irán contra Israel, lo declara persona non grata y anuncia que tiene prohibida la entrada en Israel.
  • El Gobierno de Israel obstruye de manera activa la comisión de investigación encargada por la ONU para recabar pruebas sobre los atentados del grupo palestino Hamás del 7 de octubre.
  • El Parlamento de Israel tiene previsto designar “organización terrorista” a un organismo de la ONU de larga trayectoria: la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés).
  • El Ejército de Israel lleva doce meses consecutivos lanzando bombas contra colegios, almacenes y campos de refugiados de la ONU en Gaza, matando en este tiempo a un número récord de empleados de la ONU: 231. En palabras de Guterres, “desde la creación de Naciones Unidas, es el mayor número de miembros de nuestro personal muertos en un solo conflicto o desastre natural, con diferencia”.
  • Las tropas israelíes ahora también están atacando a las fuerzas de paz de Naciones Unidas en el sur de Líbano. Según la ONU, varios cascos azules que prestan servicio en Líbano han resultado heridos durante distintos ataques de las fuerzas israelíes a posiciones de la FPNUL (Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano) cercanas a la denominada 'línea azul'. El último ataque se produjo este miércoles.

¿Por qué Israel no ha sido expulsado de la ONU?

¿Cómo es posible que todo esto esté bien? ¿Acaso es aceptable, o legal? Pero tal vez las preguntas más importantes de todas sean otras: ¿Cómo es posible que Israel siga siendo miembro de la ONU? ¿Por qué no ha sido expulsado aún de una organización a la que ataca y socava de forma implacable y desvergonzada?

Por supuesto, hay otros países que violan los derechos humanos y que siguen siendo miembros con carnet de la ONU. Ahí están Siria, Rusia y Corea del Norte, por nombrar solo a algunos. Pero ninguno de ellos ha asesinado a empleados de la ONU a gran escala; ninguno ha enviado tanques a invadir una base de fuerzas de la ONU; ninguno se ha “negado a cumplir más de dos docenas de resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”. Desde hace más de 60 años que ningún país del mundo se atrevía a declarar persona non grata al mismísimo secretario general de la ONU.

Que quede claro: no es que haya un mecanismo para expulsar de la ONU a uno de sus Estados miembros. Esto es lo que dice al respecto el artículo 6 de la Carta de Naciones Unidas: “Todo miembro de Naciones Unidas que haya violado persistentemente los principios contenidos en esta Carta podrá ser expulsado de la Organización por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad”.

Alguien podría argumentar que nunca se ha expulsado de la ONU a ningún Estado miembro en virtud del artículo 6. No solo eso, también se podría decir que desde principios de los años 70 del siglo pasado Estados Unidos ha vetado más de 50 resoluciones del Consejo de Seguridad críticas con Israel y que nunca permitiría al Consejo de Seguridad que recomendara su expulsión. La objeción es válida, pero la historia demuestra que hay soluciones para eludir el veto del Consejo de Seguridad.

Al defender la expulsión de Rusia de Naciones Unidas –tras la invasión ilegal de Ucrania por parte de Vladímir Putin–, el profesor de Derecho Internacional y exasesor del Departamento de Estado de EEUU Thomas Grant mencionó dos ocasiones en las que “los miembros de la ONU consideraron que una determinada delegación ya no era apta para sentarse a la mesa de la organización”. “En ambas ocasiones, la ONU improvisó una solución”, explicó en octubre de 2022.

Dos antecedentes

En 1971, las naciones socialistas y las naciones no alineadas del Sur Global votaron en la Asamblea General de la ONU a favor del reconocimiento de la República Popular China como “único representante legítimo de China ante Naciones Unidas”, con el objetivo de sustituir a los representantes de la República de China (Taiwán), que estaba entre los miembros fundadores de la ONU. Como consecuencia de ese voto, Taiwán quedó fuera; la República Popular China dentro; y no fue el Consejo de Seguridad quien lo decidió sino la Asamblea General.

Como ha señalado el abogado de Derechos Humanos y exfuncionario de la ONU Saul Takahisi, lo que ocurrió tres años después también se fundamentó en el “reglamento interno” de la ONU y no en la Carta de Naciones Unidas. Fue cuando la Asamblea General votó en contra del reconocimiento de las credenciales de la delegación sudafricana y prohibió, hasta 1994, que Sudáfrica participara de la Asamblea General.

¿Cuáles fueron las dos grandes razones por las que la Asamblea General de la ONU decidió suspender la membresía de Sudáfrica? El apartheid contra la población negra autóctona y la ocupación ilegal de la vecina Namibia, ¿suena conocido?

“La medida contra Sudáfrica no siguió ningún procedimiento preciso en la Carta de Naciones Unidas o en la práctica existente de la ONU”, escribió Thomas Grant en su argumentación. La organización había demostrado que el “ethos de improvisación prevalece cuando los Estados miembros consideran un asunto como suficientemente relevante para actuar”.

¿Qué puede ser más “relevante” en estos momentos para los Estados de la ONU que los ataques contra la propia ONU por parte de un solo Estado miembro? ¿Qué podría ser más importante que los ataques contra la autoridad, el personal, la sede y los estatutos de la ONU?

Cuarenta países publicaron este sábado una declaración conjunta de condena a la incesante y desvergonzada agresión de Israel contra las fuerzas de paz de la ONU en Líbano. Pero hablar es barato, lo que tienen que hacer los Estados miembros de la ONU es actuar.

El Gobierno de Israel puede tratar de mostrar a Naciones Unidas y, en particular, a su Asamblea General como organizaciones irrelevantes, sin poder y plagadas de prejuicios antisemitas. Pero la misma existencia de Israel hoy se debe a una resolución de la Asamblea General de la ONU. En la Declaración de Independencia de Israel, de 1948, hay siete referencias a Naciones Unidas: superpositivas y llenas de agradecimiento en todos los casos.

Para el pueblo de Israel, así como para el resto del mundo, expulsar al país de la ONU o dar al menos el primer paso de suspender su participación en la Asamblea General, enviaría un potente mensaje: que la autoridad de Naciones Unidas sigue siendo relevante; que las vidas de los empleados de la ONU, y de sus fuerzas de paz, también son importantes; y que un país sin escrúpulos no puede declarar la guerra a la propia ONU y continuar en la organización como si no pasara nada.