Dos meses después de las elecciones, Italia sigue sin poder formar gobierno, ya que los principales partidos políticos han impedido cualquier combinación posible. Ahora todo parece indicar que el país se encamina hacia una repetición electoral que tendrá lugar a finales de año.
Tras unas elecciones que dieron lugar a un estancamiento político, el presidente Sergio Mattarella ha pedido una nueva ronda de consultas en un intento desesperado de lograr que las partes lleguen a un acuerdo para formar gobierno.
A partir del lunes, las tres principales fuerzas políticas solo tendrán un día de margen para dejar de lado sus diferencias y llegar a una solución.
En las elecciones del 4 de marzo, la coalición liderada por La Liga, un partido de extrema derecha, obtuvo el mejor resultado, con el 37% de los votos, mientras que el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) fue el partido más votado con el 33%. El Partido Demócrata de centro izquierda, profundamente dividido, obtuvo los peores resultados de su historia, con solo el 18% de los votos.
Aunque en un inicio la negociación parecía que podía llegar a buen puerto, la relación entre Matteo Salvini, líder de la Liga, y Luigi Di Maio, del M5S, se deterioró por la insistencia de este último en que Salvini diera la espalda a su socio de coalición, el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, caído en desgracia.
Paralelamente, las conversaciones entre el M5S y el Partido Demócrata, dos rivales acérrimos, también se fueron al traste después de que otro ex primer ministro, Matteo Renzi, que todavía tiene un poder considerable sobre el partido, dijera que no apoyaría a un gobierno dirigido por el M5S. El Partido Demócrata, actualmente encabezado por el líder interino Maurizio Martina, se reunió el jueves para decidir si continuar o no con las negociaciones con el M5S aunque es probable que la posición de Renzi termine triunfando.
“Hay una lucha brutal por el poder y creo que Renzi ganará, tiene el control del partido pero, al mismo tiempo, es la primera vez que hay una revuelta contra él”, señala Mattia Diletti, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Sapienza de Roma.
“Al mismo tiempo, Mattarella pide responsabilidad y un sector del Partido Demócrata es sensible a este discurso y teme estar en la oposición. Si hay espacio para moverse, preferirían estar en el gobierno”.
¿Quién quiere nuevas elecciones?
Si las negociaciones del lunes fracasan, es probable que Mattarella intente formar un gobierno interino y tal vez intente elegir un líder que se ocupe de asuntos como la aprobación del presupuesto para 2019 antes de que se celebren nuevas elecciones.
Di Maio está presionando para que se vuelva a votar de inmediato, mientras que Salvini, cuyo partido se ha fortalecido en las encuestas desde marzo, podría preferir que la votación sea a finales de año.
El conflicto de ambos líderes por el calendario se entiende mejor tras el resultado de las elecciones regionales celebradas el domingo pasado en las regiones de Friuli-Venezia Giulia, en el norte del país, donde el candidato de la Liga Massimiliano Fedriga, respaldado por la misma coalición que compite por el gobierno nacional, obtuvo casi el 60% de los votos.
El centro izquierda sufrió una gran derrota y perdió el liderazgo en la región, mientras que el M5S fue la tercera fuerza más votada, con sólo un 12,6% de los votos. Por otra parte, una votación en la región central de Molise a finales de abril también consolidó el liderazgo del candidato de Forza Italia dentro de la coalición, mientras que el apoyo al M5S disminuyó.
Muchos italianos ven con escepticismo este último período de parálisis política que azota a su país. “Estamos hartos y no quiero tener otra votación”, dice Marina Mari, que votó por el M5S en las elecciones de marzo.
“Celebrar otras elecciones sería un despilfarro. Confío en Mattarella pero no en los demás. Si de las negociaciones del lunes sale la posibilidad de que el M5S y La Liga formen gobierno, algo es algo”.
Diletti contempla la posibilidad de una votación nacional en diciembre, y que una Liga reforzada permita a la alianza de centro-derecha alcanzar la mayoría del 40% necesaria para gobernar. Un resultado así allanaría el camino para que Salvini, que en gran parte ha hecho campaña desde un programa contra los inmigrantes, se convierta en el próximo primer ministro de Italia.
“Salvini es el que está mejor posicionado porque tiene un apoyo más sólido que el M5S”, puntualiza.
Sin embargo, otros expertos opinan que antes de que se celebren nuevas elecciones la Liga y el M5S tendrían que acordar una nueva ley electoral que facilitase el logro de la mayoría absoluta.
En un informe publicado a principios de esta semana, Francesco Galietti, fundador de Policy Sonar, una consultora de Roma, señaló que “no es necesario decir que el sistema francés de dos vueltas es una de las posibilidades que me viene a la cabeza”.
“Aunque crear un sistema que no sea rechazado por el Tribunal Constitucional puede ser una tarea de enormes proporciones, tarea que requeriría de al menos un entendimiento cordial entre la Liga y el M5S”.
Traducido por Emma Reverter