Por mucho que quieras pretender que tú y Jared Kushner [tu marido] sois una buena influencia para Donald Trump y moderáis su discurso. ¿Dónde está esa moderación? Kushner, a quien también se le ha asignado un cargo tan difuso como el tuyo pero igualmente poderoso, tiene un enorme peso en la Casa Blanca por el hecho de haberse casado con una Trump. Como la de él, tu lealtad está fuera de toda duda. Todo el mundo sabe que eres la principal confidente de tu padre, tanto en los negocios como en política. Vosotros dos conseguís elevar el nepotismo a un nuevo nivel, superando incluso a JFK cuando nombró fiscal general a su hermano Bobby. Como era previsible, los medios de comunicación ya han señalado los conflictos de intereses entre vuestros cargos y vuestros negocios.
La noción de que das voz a las mujeres debería haber quedado invalidada tras difundirse durante la campaña un vídeo en el que tu padre hacía servir la expresión “agárralas por el coño”. Ahora, el hecho de que tu padre defienda al presentador de la Fox Bill O‘Reilly, que ha caído en desgracia tras múltiples acusaciones de acoso sexual y afirme que “es una buena persona” que no debería tener que gastarse 13 millones de dólares para satisfacer a sus víctimas, evidencia que lo tuyo es un timo.
Obviamente, no eres la única que pretende ser feminista en Washington, pero has jugado la carta de “mujer profesional” como nadie. Durante la Convención republicana en Cleveland sorprendiste a todos, incluso a los “enemigos del pueblo” en los medios de comunicación con tu canto a favor de las madres trabajadoras. Sin embargo, tu propuesta de impulsar una baja maternal de seis semanas no será extensible a los padres. Prácticamente todos los expertos en igualdad de género consideran que el permiso para los padres es clave si queremos que las mujeres puedan avanzar en sus carreras profesionales. Sin lugar a dudas, cuando se publique el libro que estás a punto de lanzar, Mujeres que trabajan: reescribiendo las claves del éxito, los expertos diseccionarán todas y cada una de tus palabras.
Como pasa con prácticamente todo lo que tiene que ver con una administración que es un “club de multimillonarios”, el dinero explica el éxito que hay detrás de tu marca. Las ventas de tu marca de ropa fabricada en Asia superan los 100 millones de dólares. Sin embargo, pronto no podrás con todas las contradicciones morales que se esconden detrás de una pose cuidadosamente planificada.
Cuando Fox despidió a Roger Ailes por sus múltiples acosos, de hecho esta misma semana otra víctima ha presentado una nueva demanda, la respuesta de tu padre dejó mucho que desear. Esto no debería sorprendernos porque Fox pertenece al círculo Trump. Dijo que toda persona que pierde el trabajo se merece encontrar otro (y otro jefe).
Como fideicomisaria de las dos hijas pequeñas de Rupert Murdoch, es obvio que te ordenaron callar. No por ello tu silencio fue menos decepcionante.
Y con tu querido papá apoyando los planes más conservadores del Partido Republicano, que entre otras cosas van en contra de la salud de las mujeres, se ha evidenciado que no contribuirás a defender los derechos de las mujeres y que se trata solo de una quimera.
Es difícil creer la afirmación que hiciste durante la entrevista que concediste a Gayle King (cadena de televisión CBS), cuando prometiste que siempre seguirás los estándares morales más elevados. Cambias de sombrero con demasiada frecuencia: manager de la compañía inmobiliaria de Trump, directora de tu marca de ropa, ayudante del presidente y, más importante, hija. Aunque desde un punto de vista formal te has desmarcado de muchos de estos cargos, lo cierto es que tus intereses se pisan y no será posible separarlos por mucho tiempo. Si pensaste que tener un cargo en la Casa Blanca te daría inmunidad y no tendrías que dar explicaciones por posibles conflictos éticos, olvídate. Tener un cargo oficial te obliga todavía más a respetar las reglas del juego.
Cuando King te preguntó si eras cómplice de la agenda marcada por tu padre, tu respuesta fue vergonzosa: “Si ser cómplice significa ser una influencia positiva para hacer el bien…entonces lo soy”.
“Cómplice” porqué mujeres que ganan millones de dólares con las ventas procedentes de marcas de lujo que se dirigen a consumidoras ricas deberían hablar sin tapujos sobre el acoso sexual en el trabajo. Yo también trabajé tras dar a luz y en parte quería creer que ibas a defender a las mujeres. Sin embargo, tras ver las fotografías que cuelgas en Instagram, que muestran como juegas con tus tres hijos adorables, se supone que tras una jornada laboral, o cuando leo los discursos que cuelgas sobre bajas remuneradas, llego a la conclusión de que no es más que otra campaña de marketing para crear una marca. Así que es justo que te pregunte ¿cómo piensas ayudar a las mujeres?
Lo mismo le podríamos preguntar a Delphine Arnault, la única mujer que se sienta en la junta directiva de 21st Century Fox. ¿Ha dado su opinión sobre O’Reilly a su docena de colegas, entre los que se incluyen Murdoch y sus hijos Lachlan y James? Sin duda, el comportamiento improcedente y obvio de Ailes y O’Reilly representa un caso de mala gestión empresarial, con pagos secretos incluidos.
Arnault es la vicepresidenta ejecutiva de Louis Vuitton y una de las responsables de Christian Dior. Ambas marcas deben su éxito a la lealtad y el dinero de mujeres. Sus sueldos en ambas compañías le han hecho rica. Arnault, ¿qué opinas de las fechorías de Ailes y O’Reilly? ¿Cómo justificas tu presencia en la junta directiva de esa cadena y el dinero que recibes de ella?
Tu marca quedará manchada por tu silencio y serás recordada como la integrante del patronato que no abrió la boca para criticar la misoginia de Fox.
Tanto tú como la marca Ivanka tendréis una mala imagen para las generaciones futuras y no te gustará lo que pensarán. Tus marcas son pura ficción y todo el mundo lo sabe.
Por su parte, la generación más joven del clan Murdoch no ha sido capaz de cumplir con su promesa de limpiar el nombre de la Fox tras el escándalo de Roger Ailes y no han propiciado una cultura empresarial basada en la confianza y el respeto. Los casos de acoso de O’Reilly, meticulosamente explicados por The New York Times, eran de sobra conocidos por los responsables de la Fox cuando le preparaban un nuevo contrato al presentador. La hipocresía de la familia Murdoch incomoda a las mujeres que trabajan en la Fox. Hasta que no despidan a O’Reilly la familia es cómplice, como diría Ivanka, de sus actos.
Es imposible limpiar todas estas manchas éticas o separar a Ivanka de los pecados de su padre. Por mucho que lo intente, esto no es La Bella y la Bestia. Más bien se parece a Macbeth.
Traducido por Emma Reverter