Oleksandr Novikov pasó los dos primeros meses de la guerra en Ucrania en el sótano de las austeras oficinas de la Agencia Nacional Anticorrupción, en Kiev, junto a un grupo de colaboradores. “Estábamos preparados para luchar en estas calles, tenemos una sala de municiones con ametralladoras”, dice Novikov desde el tercer piso del edificio mientras mira hacia abajo por la ventana de su sala de juntas. Es su cuarto y último año al frente de la agencia anticorrupción de Ucrania.
Transparencia Internacional clasificó en 2021 a Ucrania en el puesto 122 de 180 en su índice anual, lo que lo sitúa como uno de los países con mayor percepción de corrupción del mundo, solo por detrás de Rusia en Europa.
Amparándose en la pandemia, el Parlamento eliminó la obligación de los partidos políticos de presentar informes financieros a la agencia de Novikov. Y para mantener a los cargos públicos en zonas ocupadas de Ucrania a salvo de miradas rusas, el año pasado también se suspendió el registro público y obligatorio de sus identidades e ingresos.
La relevancia del registro financiero ha quedado demostrada, dice, por el inminente procesamiento en rebeldía de Viktor Medvedchuk, un destacado político ucraniano afín al Kremlin y padrino de la hija de Vladímir Putin, por no haber declarado supuestamente los activos que poseía en Chipre. Encarcelado el año pasado por otras acusaciones, fue canjeado a Rusia en un intercambio de presos. Medvedchuk no ha hecho ningún comentario al respecto.
A esto hay que añadir los miles de millones de dólares y euros de ayuda de los países occidentales que han llegado al país. Algunos congresistas republicanos estadounidenses han pedido una auditoría del uso de esos fondos.
El trabajo de Novikov es mantener el dinero a buen recaudo. Sin embargo, el 10 de enero venció un plazo concedido al Gobierno para adoptar una estrategia anticorrupción trianual que impusiera nuevos requisitos de auditoría a los proyectos de recuperación y reconstrucción del país. “Tengo todas las herramientas necesarias para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la integridad en el uso de este dinero, pero no todas están activadas”, dice.
Las tensiones estallaron en público el año pasado, cuando Novikov sugirió que el subdirector de la oficina de Volodímir Zelenski, Andriy Smirnov, estaba detrás de los retrasos en la publicación de una lista con el nombre de los afectados por sanciones económicas, personas y organizaciones rusas que operan en la economía ucraniana.
Smirnov argumentó que los retrasos se debían a la complejidad jurídica y acusó a Novikov de “difundir cotilleos” y de hacer “autobombo”. Novikov dice que solo quiere que las cosas se hagan y que desaparezca el “relato ruso” de Ucrania como un Estado corrupto.
Ola de destituciones y dimisiones
Desde el sábado han sido destituidos varios altos cargos a nivel nacional en medio de acusaciones de corrupción, mientras que un montón de gobernadores regionales han dimitido sin dar explicaciones. “No regresaremos a lo que era habitual en el pasado”, dijo Zelenski en uno de sus tradicionales discursos vespertinos.
La primera ficha de dominó que cayó fue el viceministro de Infraestructuras de Ucrania, Vasyl Lozinskyi, destituido después de que lo acusaran de inflar el precio de equipos de invierno (entre los que se incluyen generadores de electricidad) y presuntamente desviar 400.000 dólares. Dicen que en su despacho encontraron unos 38.000 dólares en efectivo y que está bajo arresto domiciliario. No ha dado declaraciones.
Después dimitió Kirill Tymoshenko, vicedirector de la oficina de Zelenski y uno de los asesores de mayor influencia y rango del presidente. Lo investigaban por el uso de un todoterreno Chevrolet Tahoe que General Motors había donado con fines humanitarios. También había sido visto conduciendo un Porsche Taycan propiedad de un conocido valorado en 100.000 dólares. Timoshenko niega haber cometido delito alguno.
Y quizás lo más grave de todo es la sorpresa con que el Ministerio de Defensa recibió la noticia, publicada por un periódico ucraniano, de sobrepagos en su departamento de adquisiciones durante la compra de comida para los soldados, algo que hizo temer posibles actos de corrupción. El ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Reznikov, reaccionó pidiendo que los servicios secretos investigaran la filtración y acusando a los que critican a su cartera de tratar de “socavar la confianza en el Ministerio de Defensa en un momento muy crucial”. No evitó que el viceministro de Defensa, Vyacheslav Shapovalov, anunciara el martes su dimisión.
Novikov califica la respuesta de Reznikov de “inapropiada”. La agencia anticorrupción había detectado problemas en las compras del Ministerio tres meses antes, dice, después de que les ocultaran documentos a sus agentes. Novikov ya había pedido formalmente al primer ministro de Ucrania que se ocupara del tema.
“No entiendo por qué el ministro no informó al público de que ahora mismo está trabajando en todos estos temas y los está arreglando”, dice. “[El lunes] enviamos una orden al ministro pidiendo la dimisión del jefe del departamento... Espero que lo de responder así a la opinión pública no haya sido una decisión [de Reznikov], sino un error de su equipo de comunicación”.
“Los ucranianos se han vuelto más intolerantes con la corrupción durante la guerra”, dice. “Si antes de la guerra solo un 40% de los ucranianos estaba dispuesto a denunciar actos de corrupción, hoy tenemos un 84% de ucranianos dispuestos a hacerlo; si antes de la guerra teníamos un 44% de ucranianos intolerantes con cualquier tipo de corrupción, hoy tenemos un 64%; así que construir una cultura de la integridad es una demanda de los ucranianos y el presidente ha dado respuesta”.
Resistencia al cambio
Eso no significa que Zelenski no deba hacer más en la lucha contra la corrupción como prometió durante su campaña electoral, dice Novikov. “Creo que está completamente implicado pero su trabajo central está en [conseguir] las armas y el apoyo diplomático y financiero para Ucrania; después de las armas y del apoyo financiero está la lucha contra la corrupción. Sí, creemos que esos son los tres pilares imprescindibles para lograr la victoria”.
Novikov reconoce que hay resistencia al cambio. “No todos en el Gobierno y en la oficina del presidente están de acuerdo con el presidente, como podemos ver con la decisión del presidente y la decisión del Gobierno”, dice.
Pero ahora que ya presentó su solicitud de adhesión a la Unión Europea, Ucrania tiene la oportunidad de cambiar. “Hemos visto que cuando todo el mundo está de acuerdo con todas las medidas de un programa estatal contra la corrupción es porque no se trata de un verdadero programa estatal contra la corrupción”.
La expectativa, dice Novikov, es que Ucrania remonte pronto en el índice de corrupción de Transparencia Internacional. “La corrupción es resultado de los intentos de décadas de Rusia de convertirnos en su 'provincia'”, dice. La pelea es cambiar el rumbo.
Traducción de Francisco de Zárate.