Si una cosa demuestran las conjeturas que enseguida se formaron sobre la autoría del atentado terrorista del Crocus City Hall, en Moscú, es que el tiroteo va a generar consecuencias de gran envergadura tanto en Rusia como en el extranjero.
El Estado Islámico del Gran Jorasán, filial regional del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), ha reivindicado el atentado. El Estado Islámico ha estado implicado en varios de los principales atentados terroristas sufridos en Rusia en los últimos años, como el del metro de San Petersburgo, donde en 2017 murieron 15 personas y 45 resultaron heridas.
Los servicios de espionaje de Estados Unidos dijeron a las agencias de noticias de su país que no tenían “motivos para dudar” de la reivindicación del ISIS.
El Estado Islámico del Gran Jorasán (Isis-K, por sus siglas en inglés) es una rama del ISIS, ubicada principalmente en Afganistán, que se ha ido centrando en Rusia desde que en 2021 Estados Unidos abandonó el país.
Formado en 2015 por militantes de grupos uzbekos y pakistaníes, los terroristas están activos en Rusia y Asia central y son responsables de la muerte de casi 100 personas por los dos atentados gemelos que en enero cometieron en Irán.
“Isis-K y sus aliados siguen encontrando refugio en Afganistán y desarrollando sus redes dentro y fuera del país”, dijo a principios de marzo el comandante del Mando Central de Estados Unidos, general Michael Kurilla, durante una comparecencia ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes. “Sus objetivos no se detienen ahí”, añadió. “Han hecho un llamamiento para perpetrar atentados en todo el mundo contra cualquiera que no se alinee con su ideología extremista; los intentos de los talibanes por aplastar al grupo han resultado insuficientes”.
En palabras de Kurilla, el atentado de Irán demostró la “resistencia del grupo y es un indicador de que mantiene la capacidad y la voluntad de ejecutar operaciones en el exterior sobrecogedoras”.
“Planes inminentes de extremistas de atentar en Moscú”
FSB, el servicio de espionaje ruso, comunicó que el 7 de marzo había impedido un ataque armado del grupo contra una sinagoga en la región de Kaluga, cerca de Moscú. “Se estableció que los militantes de una organización terrorista internacional están preparando un ataque contra los feligreses de la sinagoga utilizando armas de fuego”, decía el texto del comunicado.
Pocas horas después, la embajada de Estados Unidos difundió una inusual alerta a ciudadanos estadounidenses en Rusia para que evitaran grandes concentraciones y, en particular, conciertos, reiterando el llamamiento para que abandonen el país. “La embajada está siguiendo informes sobre planes inminentes de extremistas de atentar en Moscú contra grandes concentraciones, incluidos conciertos, y recomienda a los ciudadanos estadounidenses que eviten las grandes concentraciones en las próximas 48 horas”, decía la página web de la embajada.
Periodistas de la CNN dijeron haber sido informados de que “desde noviembre ha habido reportes de inteligencia 'bastante específicos' de que Isis-K quería perpetrar atentados en Rusia”. “El [servicio de] espionaje estadounidense había advertido a Rusia al respecto”, dijeron.
La intervención de Putin en la guerra de Siria
En 2015 la intervención de Putin en la guerra civil de Siria cambió el curso del conflicto, con la asistencia que prestó al presidente Bashar al Assad para luchar contra los opositores y el Estado Islámico.
“Isis-K se ha pasado los últimos dos años obsesionado con Rusia, criticando a menudo a Putin en su propaganda”, dijo Colin Clarke, del Centro Soufan, de acuerdo con información publicada por la agencia de noticias Reuters.
En gran medida, la reivindicación de Isis-K servirá para desviar cualquier intento de las autoridades rusas de atribuir el atentado a Ucrania.
El ex presidente de Rusia y actual vicepresidente de su Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, dijo que si se demostraba responsabilidad de Kiev, todos los implicados deberán “ser localizados y asesinados sin piedad, incluidas las autoridades del Estado que cometió una atrocidad semejante”.
Las autoridades ucranianas insisten en no tener ninguna vinculación con el atentado. “Desde luego, Ucrania no tiene nada que ver con el tiroteo/las explosiones en el Crocus City Hall (en la región de Moscú, Rusia); no tiene ningún sentido”, dijo Mykhailo Podolyak, asesor de la presidencia ucraniana. “Ucrania nunca ha recurrido al uso de métodos terroristas”, dijo Podolyak. “Es algo que siempre resulta inútil”.
Texto traducido por Francisco de Zárate