Lula da Silva: “Brasil se ha convertido en un estado paria y Bolsonaro es un psicópata”
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es el favorito para las elecciones presidenciales del año próximo. Con 77 años, dice que la victoria de Biden le animó a intentar una nueva carrera. Si vuelve a ser presidente, promete restablecer las alianzas tradicionales de Brasil en América y Europa
Se puede rescatar a Brasil después de que su presidente “psicópata”, Jair Bolsonaro, lo haya transformado en un estado paria golpeado por la COVID-19. Así lo afirma el candidato mejor posicionado para vencer al actual presidente de Brasil en las elecciones presidenciales del año próximo.
En una entrevista con The Guardian, el líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva –posible candidato a competir contra Bolsonaro por la presidencia, tras haber recuperado sus derechos políticos– se frena antes de confirmar su postulación. Sin embargo, Lula, que pasó de vivir en la pobreza rural a transformarse en el primer presidente brasileño de clase trabajadora, deja claro que tiene planeado un final extraordinario para una de las carreras políticas más persistentes y espectaculares del mundo.
“Corrí ocho kilómetros antes de esta entrevista… Corro nueve kilómetros al día, de lunes a viernes, porque caminar por todo Brasil será muy duro y agotador y necesito preparar mis piernas para solucionar los problemas de este país”, dice el limpiabotas y luego líder sindical que presidió el país de 2003 a 2011.
“Tendré 77 –para las elecciones del año próximo–. Creía ser demasiado viejo, pero entonces vi a Biden ganar las elecciones con 78 años y dije 'bueno, soy un niño comparado con Biden, así que tal vez salga bien'”.
Lula dice que el estallido de COVID-19 aún en marcha y la consiguiente crisis socioeconómica hacen que sea demasiado temprano para lanzar la que será su sexta campaña presidencial desde 1989. Miembro veterano del Partido de los Trabajadores (PT), asegura tener la experiencia y el deseo de liderar la “recuperación” de Brasil tras el daño infligido por la incompetencia de Bolsonaro y que eso hará, si su partido y los votantes así lo desean.
“No necesito hacer promesas. Ya he hecho que sucedan cosas en este país”, dice Lula a sus 75 años.
“Una vez que nuestro partido tenga su candidato y demos comienzo a la campaña, quiero viajar por Brasil, visitar cada estado, participar de debates, hablar con la gente, visitar las favelas, a los recicladores, a las personas LGBT… Quiero hablar con la sociedad brasileña para poder decirles que es posible para nosotros construir un país nuevo… Es posible hacer feliz a este país otra vez”.
El retorno de Lula comenzó en marzo cuando un juez del Tribunal Supremo anuló la condena por corrupción que le había prohibido participar de las elecciones del año 2018, en las que Bolsonaro resultó ganador. Poco después la corte dictaminó que el expresidente había recibido un trato injusto por parte de Sérgio Moro, el juez de derechas que lo encarceló poco antes de unirse al gabinete de Bolsonaro.
Desde entonces Lula se ha posicionado como una alternativa confiable, moderada y enérgica al extremismo “idiota” de Bolsonaro, además de mantenerse ocupado reuniéndose con varios personajes influyentes, cuyo apoyo será clave si lanza su candidatura en octubre.
Qué dicen las encuestas
Las encuestas sugieren que el candidato de izquierdas está bien posicionado para ganarle a Bolsonaro, acusado de destrozar tanto el medioambiente como la economía de Brasil y de manejar de manera catastrófica la COVID-19, a la que llamó “una pequeña gripe”. La encuestadora más importante de Brasil, Datafolha, predijo que Lula le ganaría a Bolsonaro en una segunda vuelta por una diferencia de más de 20 puntos.
“Lula es el claro favorito”, dice Christian Lynch, politólogo con base en Río de Janeiro. Cree que la mayoría de los votantes se encuentran desesperados por dar fin al “infernal” régimen de Bolsonaro.
Según Lynch, muchos miembros de la élite política y económica están a favor de trabajar con un negociador pragmático como Lula antes que con el “sectario intransigente” al mando hoy en día. Esto resultaría en una resurrección espectacular para Lula, un coloso político de primera línea desde su aparición a inicios de los años 80. “Es un fénix renaciendo de las cenizas. Será épico”.
El alza de Lula en las encuestas parece asustar a Bolsonaro, de 66 años y cuyos índices de aprobación están en su punto más bajo mientras el Congreso investiga su gestión de la pandemia. El exmilitar intentó reunir a sus seguidores más fieles organizando actos a favor de su gobierno y llamando a Lula “ladrón de nueve dedos” e “hijo de Satán”.
Lula se ríe de esos insultos, que considera palabras de un rival nervioso. “En los últimos dos o tres años, Bolsonaro apenas me mencionó porque creía que yo estaba fuera de juego. Ahora de repente se da cuenta de que si esto fuera un juego de póker, yo tendría las mejores cartas y él ya habría perdido”.
Lula dice ser demasiado viejo para enzarzarse frente a las difamaciones de su adversario: “No estamos lidiando con un ser humano normal. Estamos frente a un psicópata que carece de la más mínima capacidad para gobernar”.
El ícono de la izquierda llama “genocida” a la gestión de la pandemia de COVID-19 que mató a casi 450.000 brasileños, incluyendo a la suegra de Lula: “La mitad de esas muertes podría haberse evitado”. El exmandatario asegura que Bolsonaro deberá rendir cuentas por su sabotaje anticientífico de medidas de prevención como el distanciamiento social y el uso de mascarillas. Aunque no se logre condenarlo mediante un proceso de destitución o una investigación del Congreso, “no podrá evitar ser juzgado por los brasileños en 2022”.
“Recuerde mis palabras… No será Lula quien venza a Bolsonaro. Ningún candidato vencerá a Bolsonaro. Será el pueblo brasileño quien se libere de Bolsonaro”.
Otra política exterior
Lula, un estadista enérgico que impulsó a Brasil como el líder progresista de los países en vías de desarrollo, también critica la política exterior del actual presidente. Después de su toma de posesión en enero de 2019, Bolsonaro se alió con Donald Trump, distanciándose del elenco estelar de líderes mundiales tales como el presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel, el líder chino Xi Jinping o Joe Biden, cuyo triunfo fue reconocido por Bolsonaro 38 días después de las elecciones estadounidenses.
“Hoy Brasil es un estado paria. No hay ningún país con credibilidad al que le agrade Brasil. No hay ningún país dispuesto a darle la bienvenida al presidente brasileño y ningún presidente que quiera venir aquí”, dice Lula, que recientemente se reunió con representantes de Reino Unido, Alemania y Sudáfrica en su intento por reconstruir puentes con el mundo.
“Brasil es un país que puede llevarse bien con todos los demás. Incluso le dije al embajador británico que Boris Johnson se vaya preparando, porque si voy al Reino Unido deberá competir conmigo en una carrera de bicicletas alrededor de Londres y verá lo buen ciclista que soy”, bromea. Asimismo, dice tener “excelentes relaciones” con los líderes laboristas Tony Blair y Gordon Brown.
Traducción de Julián Cnochaert
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