La pandemia del coronavirus podría aumentar la contaminación de los océanos y el exceso de desechos plásticos que ya amenaza la vida marina, advierten varios ecologistas tras encontrar mascarillas desechables y guantes de látex flotando como medusas o desperdigados en el fondo marino.
Opération Mer Propre, una ONG francesa que tiene entre sus funciones recoger la basura en la Costa Azul, comenzó a dar la voz de alarma a finales de mayo. Mezcladas con la habitual basura de vasos desechables y latas de aluminio, sus buzos habían encontrado bajo las olas del Mediterráneo decenas de guantes, mascarillas y botellas de desinfectante.Joffrey Peltier, miembro de la ONG, los denomina “desechos de la COVID”.
Según Peltier, la cantidad de mascarillas y guantes encontrados está lejos de de ser enorme. Más bien, le preocupa que este descubrimiento implique un nuevo tipo de contaminación, que podría proliferar si millones personas en todo el mundo se vuelcan a los plásticos de un solo uso para combatir el coronavirus. “Es la promesa de la contaminación que vendrá si no se hace nada”, explica.
De acuerdo con Laurent Lombard, también de Opération Mer Propre, sólo en Francia las autoridades han pedido dos mil millones de mascarillas desechables. “Teniendo en cuenta eso, pronto correremos el riesgo de tener más mascarillas que medusas en el Mediterráneo”, escribió en las redes sociales junto al vídeo de una inmersión donde se muestran guantes sucios y mascarillas con algas en el mar cercano a Antibes, en la Costa Azul.
La ONG espera que las imágenes sirvan para que la gente use mascarillas reutilizables y sustituya los guantes de látex por un lavado de manos más frecuente. “Con todas las alternativas, el plástico no es la solución para protegernos de la COVID. Ese es el mensaje”, asevera Peltier.
El plástico en los océanos, una amenaza en aumento
En los años previos a la pandemia los ecologistas ya venían alertando de la amenaza que representa el aumento vertiginoso de la contaminación por plástico para los océanos y la vida marina. Según una estimación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicada en 2018, hasta 13 millones de toneladas de plástico van a los océanos cada año. Al Mediterráneo llegan 570.000 toneladas de plástico anualmente, lo que, de acuerdo con WWF, equivale a tirar 33.800 botellas de plástico al mar cada minuto. Estas cifras podrían aumentar de forma sustancial con la lucha de los países contra el coronavirus.
Según el diputado francés Éric Pauget, cuya región incluye a la Costa Azul, las mascarillas a menudo contienen plásticos como el polipropileno. “Con una vida útil de 450 años, estas mascarillas son auténticas bombas de tiempo ecológicas dadas sus duraderas consecuencias medioambientales para nuestro planeta”, escribió en mayo en una carta a Emmanuel Macron en la que pedía al presidente de Francia que se esforzara más para abordar el problema medioambiental que representan las mascarillas desechables.
Con sede en Hong Kong, la organización OceansAsia comenzó a expresar preocupaciones similares a principios de este año, cuando un estudio de los desechos marinos en las deshabitadas y hongkonesas Islas Soko reveló decenas de mascarillas desechables. “En una playa de unos 100 metros de largo, encontramos unas 70”, asegura Gary Stokes, de la ONG. Una semana después, otras 30 mascarillas habían llegado a las costas del lugar. “Y eso es en una isla deshabitada, en medio de la nada”.
Para saber cómo de lejos estaban viajando las mascarillas, Stokes comenzó a revisar otras playas cercanas. “Las encontramos por todas partes”, afirma. “Desde que la sociedad comenzó a usar mascarillas, las consecuencias son visibles en las playas”. Si bien cree que algunos de los desechos pueden atribuirse al descuido, las mascarillas livianas a veces también son arrastradas por el viento desde la tierra, los barcos y los vertederos.
“Es sólo otro elemento más de los desechos marinos”, asegura, comparando las mascarillas con las bolsas de plástico o con las pajitas que a menudo se arrastran por las costas más remotas de Hong Kong. “No es ni mejor ni peor, sólo otro elemento que dejamos como nuestro legado para la próxima generación”.
Aún así se prepara para un triste hallazgo, dada la probabilidad de que las marsopas y los delfines de la región puedan confundir las mascarillas con comida. “Los encontramos todo el rato en la costa muertos, y estamos a la espera de que una necropsia encuentre una mascarilla dentro”, dijo. “Creo que es inevitable”.
Traducido por Francisco de Zárate