El metro cuadrado en Hong Kong es más caro para los muertos que para los vivos

Matthew Keegan

Hong Kong —

Un nicho pequeño con apenas capacidad para albergar una urna llega a costar hasta 208.000 euros. Las opciones se agotan en Hong Kong, una ciudad en la que 200.000 urnas con cenizas esperan un sitio donde descansar en paz.

“El metro cuadrado es más caro para los muertos que para los vivos”, afirma Kwok Hoi Pong, director de la Asociación de Negocios Funerarios de Hong Kong. “Un nicho para una urna en un cementerio privado con una buena ubicación puede llegar a costar hasta 208.000 euros. Esto es lo que sucede en Hong Kong”, afirma.

Las parcelas de tierra en los cementerio se cotizan a precios que oscilan entre 350.000 y 580.000 euros, y aún así encontrar un sitio disponible se convierte en una odisea en una ciudad de casi 7,400 millones de habitantes. El espacio es tan escaso que el 90% de las 48.000 personas que mueren cada año en Hong Kong son cremadas. Y hasta encontrar un lugar en el que guardar las cenizas se está volviendo prácticamente imposible.

Un nicho común, del tamaño de una caja de zapatos, en un sepulcro público cuesta 315 euros, y tiene un plazo de espera de más de cuatro años. Los que no quieren esperar tanto deben pagar mucho más y buscar cementerios privados. Teniendo en cuenta que las propiedades inmobiliarias más caras de Hong Kong se venden por 20.400 euros el metro cuadrado, sale más caro el metro cuadrado para los muertos que para los vivos.

Cuando el noviembre pasado falleció su madre, Cecilia Chan, profesora de trabajo social en la Universidad de Hong Kong, decidió cremarla y esparcir sus cenizas en un jardín conmemorativo, algo que se conoce en la ciudad como un entierro verde.

Si bien Chan admite que un entierro verde es “una de las opciones más pragmáticas en una ciudad tan abarrotada y costosa”, la alternativa no es popular. “Siguiendo las costumbres tradicionales chinas, preferimos guardar las cenizas de nuestros ancestros en un cementerio”, explica Kwok. “Un lugar físico donde poder presentar nuestros respetos, hacer ofrendas y recibir bendiciones. Muchos chinos son aún muy conservadores”, relata.

La preocupación de que los servicios funerarios de la ciudad estaban aprovechándose de la inmensa demanda y la desesperación de la gente, el Gobierno presentó en 2017 la Ley de Cementerios Privados. La regulación obliga a los operadores a volver a solicitar la licencia y cumplir con requisitos más estrictos. Sin embargo, hasta ahora no se ha aprobado ningún permiso y los críticos temen que la medida no aliviará los costes.

“Dado que sólo algunos de los sepulcros cumplirán los requisitos para obtener la licencia, creo que el precio de los nichos subirá porque es una situación de libre mercado”, dice Kwok. “Calculamos que el precio de los nichos aumentará en un 30% cuando se otorguen nuevas licencias a servicios privados”, apunta. 

Betsy Ma, directora de ventas de Servicios Funerarios Sage, calcula que actualmente en Hong Kong las cenizas de unas 200.000 personas esperan a que se quede un espacio disponible. Durante este impás, muchos optan por alquilar un espacio en las funerarias por entre 34 y 90 euros al mes.

Para hacer frente a la demanda, creatividad. En 2012, la consultora de diseño Bread Studio propuso convertir un transatlántico en un cementerio al que quieren llamar Eternidad Flotante, que tendría espacio para almacenar las cenizas de 370.000 personas. Esta semana, sin embargo, la empresa ha anunciado que los estudios de viabilidad van lentos y que siguen esperando la respuesta de clientes y consultores. Años después, en 2016, una propuesta similar trató de buscar inversores para convertir un crucero en un cementerio flotante con restaurantes, un hotel y espacio para 48.000 urnas.

Junto a la iniciativa privada, el Gobierno, a través del Departamento de Alimentos e Higiene Medioambiental lleva décadas promoviendo los entierros verdes y ecológicos. No es tarea sencilla: esparcir cenizas en jardines conmemorativos o en el mar va contra las creencias tradicionales chinas. El año pasado apenas hubo 7.046 entierros verdes en Hong Kong, menos del 15% del total.

Además de publicidades y esfuerzos de promoción, el Gobierno ha lanzado un sitio web específicamente para promover los entierros verdes. Este año, también se ha aumentado la cantidad de jardines conmemorativos en Hong Kong a un total de catorce.

“A largo plazo, con nuestros esfuerzos esperamos que los entierros verdes tengan una mayor aceptación y se conviertan en la forma más elegida de esparcir las cenizas de nuestros seres queridos”, afirma Florence Wong, portavoz de la Agencia de Alimentos y Sanidad. “El Gobierno ha tomado medidas activas para cambiar gradualmente la mentalidad y la cultura local, con la esperanza de que esta opción ecológica y sustentable sea más aceptada”, concluye. 

Algunos creen que las autoridades también deberían promover la conservación de las cenizas de sus familiares en sus hogares. Algo que también va en contra la tradición, que considera que los vivos y los muertos no deben mezclarse para evitar la aparición de fantasmas. 

Mientras tanto, los que prefieren conservar las cenizas de sus ancestros en un cementerio público tiene que aguardar largas listas de espera porque no hay nichos nuevos en la ciudad.

“Es frustrante, por decir algo”, asegura Stephanie Fung, oficinista de 51 años cuyo padre falleció hace dos años. “Mi padre no quería que sus cenizas fueran esparcidas en cualquier lado. Hace más de un año que tenemos las cenizas guardadas en la funeraria, pero no me gusta la sensación de que esté en un limbo. No siento que sea respetuoso. No estaré tranquila hasta que consigamos un nicho”, comenta.

Ante la difícil situación en Hong Kong, algunas personas cruzan a la provincia de Cantón, en la China continental. Allí la situación no mejora demasiado, el precio de las parcelas de entierro permanente se ha multiplicado por diez en la última década, llegando a los 13.000 euros. Un nicho en un cementerio en Macao, a una hora de ferry de Hong Kong, puede costar 113.000 euros.

Las autoridades trabajan para aumentar la disponibilidad de nichos públicos con la construcción de tres proyectos que ofrecerían un total de 208.000 y que se terminarían de completar este año. El espacio será adjudicado al azar por medio de un sorteo automático, un sistema que a muchos les parece injusto. A largo plazo, se considera que la provisión de nuevos nichos no es sustentable.

“Pronto la única opción será el entierro verde o tener las cenizas en casa”, señala Kwok. “La gente no tendrá más opciones. La realidad es que en Hong Kong ya no tenemos espacio ni para los muertos”, sentencia.

Traducido por Lucía Balducci