Moscú fuerza a los profesores de la Ucrania ocupada a seguir el plan de estudios ruso

Lorenzo Tondo

Kiev (Ucrania) —

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Moscú ha ordenado a los profesores ucranianos de los territorios ocupados que, en el plazo de unas semanas, firmen un documento que certifique su voluntad de pasar a enseñar el plan de estudios ruso.

La medida pone a muchos de ellos en una situación difícil. Si no firman, perderán sus puestos de trabajo y correrán el riesgo de sufrir represalias por parte de las fuerzas rusas. Si firman, se arriesgan a ser procesados por las autoridades ucranianas, que consideran la enseñanza del plan de estudios ruso como una forma de colaboración con el enemigo.

The Guardian ha hablado con profesores de zonas ocupadas por Rusia en el sureste de Ucrania cuyas identidades, por razones de seguridad, no pueden ser reveladas. Según ellos, a mediados de junio las autoridades locales recién nombradas les dijeron que tenían hasta el 21 de julio para firmar un documento que certifica su disposición a seguir el plan de estudios ruso o bien, dimitir. Muchos de ellos han sido amenazados con ser desalojados de sus hogares.

El ministro de Educación ruso, Serguéi Kravtsov, anunció en junio que en septiembre, cuando comience el nuevo curso escolar, todas las escuelas de los territorios ucranianos ocupados por Rusia deben seguir las directrices rusas. “Haremos todo lo posible por abrir las escuelas el 1 de septiembre para que estén lo más preparadas posible para funcionar según los planes rusos”, dijo. “Se llevará a cabo la integración. Ya estamos dando algunos pasos en esta dirección mediante la formación de profesores y la entrega de libros de texto”, agregó.

Historia sí, Matemáticas, no

“De momento, solo se ha pedido a los profesores de Historia, Geografía, Lengua y primaria que firmen el documento”, dice un profesor que vive en un pueblo de la zona ocupada de Járkov. “Los planes de estudio de Matemáticas, Física, Biología y Química en Rusia no implican propaganda, así que se los deja tranquilos, al menos por ahora”, cuenta.

Es probable que en las clases de Literatura desaparezcan las obras de la mayoría de los escritores ucranianos. Por su parte, el plan de estudios de Historia rusa se ha politizado más en los últimos años, especialmente en lo referido al mensaje ruso de la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial, sin dejar mucho espacio para el pensamiento crítico sobre la represión durante el período soviético o el pasado imperial de Rusia.

Chantajes y amenazas

Los profesores que firman se arriesgan a ser procesados por complicidad con el enemigo si los territorios ocupados vuelven a estar bajo control ucraniano.

El Ministerio de Educación y Ciencia ucraniano considera que la enseñanza según la normativa rusa es un tipo de colaboración. El código penal ucraniano ha sido modificado recientemente con un párrafo que castiga con una pena de hasta tres años de cárcel la “propaganda en instituciones educativas con el objetivo de ayudar al Ejército ruso”.

Pero muchos creen que los fiscales deberían ser indulgentes en algunos casos. “Hay que distinguir muy bien si la persona fue obligada a trabajar bajo presión o incluso bajo amenaza de muerte, o si colaboró voluntariamente, o incluso si colaboraron por iniciativa propia”, dice a The Guardian Sergii Gorbachov, defensor del pueblo de Ucrania en materia de educación.

“Porque, cuando la vida de una persona está bajo amenaza y la persona debe seguir trabajando, tenemos que recordar la prioridad y el valor de la vida del ser humano. Por ejemplo, si una persona deja su trabajo porque no quiere colaborar, no debería quedar constancia de ello en su expediente laboral”, explica.

Los profesores que se niegan a firmar también pueden convertirse en objetivo de las represalias rusas, además de perder su empleo.

“Tenemos una gran cantidad de recursos por parte de profesores en los territorios ocupados”, dice Gorbachov. “Los amenazan con desalojarlos de sus casas, los amenazan con detenerlos y perseguirlos. Por ejemplo, hoy me he enterado de que los rusos están recopilando datos sobre quiénes están colaborando con los ocupantes y quiénes no lo están haciendo. Si no lo hacen, podrían perder su vivienda y verse obligados a marcharse”, apunta.

“Los docentes en los territorios ocupados están sometidos a importantes presiones y amenazas debido a su actividad profesional”, ha dicho Cedos, un think tank ucraniano independiente que ha estado siguiendo la educación en los territorios ocupados basándose en contactos personales, fuentes oficiales y redes sociales. Cita el caso de una escuela de la región de Zaporiyia, en la que el director del Departamento de Educación aceptó colaborar con los ocupantes y obligó a los profesores a reanudar la enseñanza siguiendo el plan de estudios ruso.

“Algunos de los docentes dimitieron para evitar trabajar con los ocupantes”, dice el informe de Cedos. “Pero el director del departamento educativo los chantajea y amenaza, diciéndoles que si no aceptan por su cuenta, serán llevados a la comandancia, lo que podría poner sus vidas en riesgo”, relata.

Las autoridades de la región de Kiev han declarado que las escuelas volverán a abrir sus puertas para impartir clases al inicio del curso escolar, el 1 de septiembre, después de que la enseñanza pasara a ser virtual con la invasión rusa del 24 de febrero. “La tarea más importante para el nuevo curso escolar es la seguridad de los alumnos y los profesores”, dijo en un comunicado Olena Fidanyan, jefa del Departamento de Educación y Ciencia de Kiev, y añadió que los territorios cercanos a las escuelas serán inspeccionados en busca de explosivos y que los refugios anti-bombas volverán a ser abastecidos con agua, medicinas y otras necesidades.

Traducción de Julián Cnochaert.