¡Las mujeres nos conocemos a nosotras mismas! ¡Qué sorpresa! Las mujeres podemos tomar la decisión correcta sobre nuestros propios cuerpos. ¿No es asombroso? Aunque yo y la mayoría de mis amigas que han abortado sabemos esto, supongo que solo son anécdotas. No nos podemos fiar de las mujeres cuando dicen que lo que sienten después de un aborto es principalmente alivio, y que no querían pasar por un montón de sesiones informativas sobre el proceso de adopción o tener que esperar unas semanas más.
Y sin embargo, un estudio realizado a lo largo de cinco años en 21 estados de EEUU ha concluido que esto es así. Cuando a las mujeres les preguntaban cuál era la emoción que más sentían tras un aborto –las opciones incluían tristeza, culpa, arrepentimiento, enfado y felicidad–, la más elegida fue alivio.
Hace décadas que lucho a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y en todo este tiempo el discurso ha cambiado mucho. Antes, nos reuníamos en pequeños grupos y el clima era casi de confesionario. Ahora, las mujeres ya no permiten que las hagan sentir mal por una experiencia común. En la última sesión pública a la que asistí en el Parlamento británico, una mujer se puso de pie y dijo que solo se sentía culpable “por no sentir ninguna culpa”.
Esto es importante, ya que los grupos antiaborto y los políticos conservadores están intentando que el Tribunal Supremo derogue la ley que legaliza el aborto en todo Estados Unidos. Mientras tanto, en Reino Unido, los grupos antiaborto se enfocan en los plazos.
No podemos relajarnos cuando se trata de nuestros derechos. Debemos desmontar los mitos que promueve la brigada antiderechos sobre cáncer, infertilidad y trauma psicológico. Enfatizan los sentimientos negativos, pero ¿en qué se basan? El aborto ilegal mata.
El productor de cine y televisión Tony Garnett nos lo explica: “En 1941, en medio del bombardeo alemán sobre Reino Unido, mi madre abortó de forma clandestina. Ya nos tenía a mí y a mi hermano pequeño y pensó que en esas circunstancias tener otro bebé iba a ser demasiado. Uno o dos días después, mi madre murió de septicemia generalizada, y 19 días después, mi padre no pudo soportarlo más y se suicidó”.
Mis sentimientos negativos me asaltaron hace poco, cuando vi a una persona con una maleta pequeña y una foto de la Virgen, rezando unos rosarios frente a una clínica Marie Stopes, donde se practican abortos. Me sentí avergonzada por ella. Pero no siento vergüenza de mí misma y de hecho, tengo mucha fe. Fe en las mujeres.
Traducido por Lucía Balducci