Las multinacionales de alimentación llegan a 2020 sin solucionar sus problemas con el aceite de palma y la deforestación
Algunas de las principales multinacionales del sector alimentario no están cumpliendo sus compromisos. Siguen contribuyendo a la deforestación al utilizar aceite de palma en sus cadenas de suministro. Y lo hacen pese a que en público se declaran partidarios de la sostenibilidad medioambiental.
Muchas de las marcas más conocidas que surten las estanterías de los supermercados acordaron desvincularse de la deforestación. Uno de sus compromisos fue que para 2020 todo aceite de palma utilizado en sus productos iba a ser sostenible. Por ahora, nada indica que vaya a suceder, según denuncian dos informes recientes de WWF y Rainforest Action Network.
Muchas de las empresas señaladas en las investigaciones por su desempeño deficiente o por no cumplir los objetivos que ellas mismas se marcaron tienen nombres que uno encuentra en sus alacenas, como son Kellogg's, Mondelez o General Mills, cuyas marcas incluyen Yoplait o Häagen-Dazs.
En su informe anual de seguimiento a las actividades de las grandes empresas, el cumplimiento de objetivos en deforestación y uso de aceite de Palma, WWF descubrió que solo 15 de las 173 empresas examinadas progresaban adecuadamente y “habían emprendido el camino correcto”. Otras treinta suspendieron el examen y 41 compañías no ofrecieron datos.
El informe de WWF otorga puntos a las empresas. Los calculan sobre un máximo de 22 y a partir de las respuestas a un cuestionario sobre los modos en los que se proveen de aceite de palma. Ferrero, el fabricante de chocolates italiano, es la única empresa que superó los 20 puntos.
Emma Keller, experta en aceite de palma de WWF, sostiene que “los consumidores no quieren que lo que comen ni otros productos de su cesta de la compra lleguen con una guarnición compuesta por desforestación y destrucción de vida salvaje. Tras una década de promesas, demasiadas empresas siguen sin cumplir sus compromisos. Deben probar ante sus consumidores que no venden productos relacionados con la destrucción de la naturaleza y que están comprometidos con un mundo en el que deje de existir el aceite de palma no sostenible”.
El aceite de palma está presente en una amplia gama de alimentos, en algunos cosméticos y en otros bienes de consumo. Su producción suele ser problemática. La carrera durante los últimos 20 años para acoplarse a una demanda que no cesa de aumentar ha implicado la plantación de grandes cantidades de palma que han sustituido al bosque autóctono en el sudeste asiático. La corrupción y las compañías que no respetan las normas ha tenido gran parte de responsabilidad en la destrucción de la biodiversidad.
Las empresas están bajo presión a la hora de mejorar sus prácticas. Se acerca el final del plazo para cumplir con los compromisos asumidos en el Consumer Goods Forum que se celebrará en junio en Londres. Este foro y acuerdo, nacidos en 2010, implicaba que las empresas se comprometieran a reducir la deforestación a través de su cadena de suministros, hasta eliminarla totalmente en 2020. El cero neto significa que puede compensarse lo deforestado con bosques plantados en otros lugares.
Por otra parte, la Rainforest Action Network (RAN) evaluó a marcas globales – Kellogg’s, General Mills, Mondelez, Hershey’s, Mars, PepsiCo, Nestlé y Unilever – implicadas en una zona del sudeste asiático conocido como el ecosistema de Leuser. El informe ha concluido que ninguna de ellas estaba cumpliendo. No evitan el “aceite de palma conflictivo”, aquel cuya producción provoca deforestación, pérdida de turberas y otros hábitats y explotación de trabajadores y pueblos indígenas.
Las empresas no terminan de comprometerse
“Los compromisos asumidos [por las ocho empresas] no han detenido la deforestación, las amenazas a las especies amenazadas ni han ofrecido respeto a los derechos o alternativas a la explotación de los pueblos indígenas, las comunidades y los trabajadores”, concluyen desde RAN.
“Las compañías son más transparentes y han comenzado a informar sobre sus plantas de procesamiento, pero hasta la fecha ninguna empresa puede comunicar a los consumidores las plantaciones de las que sale todo su aceite de palma. Ninguna ha puesto en marcha sistemas adecuados para identificar, limitar o reducir el suministro por parte de empresas que no cumplen los estándares en sus cadenas de abastecimiento”, prosigue.
Según Robin Averbeck, de RAN, “ninguna de estas empresas tiene un plan en marcha que permita verificar que su aceite de palma no deforesta”. “Solo responden cuando las ONGs las avergüenzan en público. Lo que hacen es greenwashing”, señala.
Ignacio Gavilán, director de sostenibilidad medioambiental del Consumer Goods Forum, plantea que las marcas deben buscar nuevos enfoques para cumplir los compromisos asumidos en 2010 con el fin de la deforestación vinculada al aceite de palma. “En 2010 nuestra estrategia partía de una verificación de las cadenas de suministro de cada empresa, a menudo a través de sistemas de certificación. Hemos visto algún progreso, pero también hemos descubierto que esa certificación es un instrumento pero no la solución integral que el mundo necesita en este momento”.
Uno de los problemas es que aún existe mercado para los productos derivados del aceite de palma proveniente de zonas deforestadas, de modo que es necesario impulsar iniciativas más amplias en cuanto a la certificación de sostenibilidad de algunas zonas.
Mientras no sea así, las empresas productoras no comprometidas con la sostenibilidad pueden limitarse a seguir deforestando y encontrando espacio para sus productos en el mercado. Para resolver esa cuestión se necesita más implicación por parte de los poderes públicos y decisiones en el ámbito internacional que apuesten por cerrar el mercado a los productos de zonas deforestadas.
“Un foco demasiado centrado en la certificación provocó que pensáramos a pequeña escala”, insiste Gavilán. “Queremos y necesitamos un acercamiento más transformador que consiga un futuro mejor para los bosques”.
Muchas empresas confían en la Mesa Redonda para un Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés) para asegurar a los consumidores que reciben el producto de proveedores que no provocan deforestación. De todos modos, Averbeck señala que hay problemas con la certificación y que resulta “inadecuada” como garantía de que el aceite de palma utilizado no provoca deforestación. “RSPO no funciona. Las empresas saben que da problemas”.
Desde RSPO reconocen “la necesidad de una mejora continua” de sus “estrategias e intervenciones”. “Por eso nuestros miembros siguen mejorando sus estándares. La situación sobre el terreno requiere de las empresas, los gobiernos y la sociedad civil un trabajo conjunto para lograr el cumplimiento de la misión de RSPO”, recalcan.
“Es más que un sistema de certificación, es una organización que convoca a todos los actores implicados en el proceso de toma de decisiones para discutir en torno a los problemas”, prosigue. “Nos ha ayudado a estimular el desarrollo de iniciativas nacionales específicas a este sector en defensa de la sostenibilidad. Nuestro objetivo es transformar la industria al completo – difícil misión – y estamos orgullosos de los logros alcanzados aunque creemos que hay mucho más trabajo por hacer”.
Qué dicen las multinacionales
Muchas de las empresas investigadas por RAN y WWF han respondido a The Guardian que trabajan para mejorar su tratamiento del aceite de palma. Algunas citan el objetivo marcado para 2020 por el Consumer Goods Forum como su objetivo a lograr.
Mars sostiene que “la conclusión de RAN es que pese a las iniciativas de la industria, aún existen una serie de amenazas medioambientales y sociales al entorno”. “Por eso trabajamos para una transformación radical del modo en que adquirimos aceite de palma en Mars a través de nuestro programa de Palma Positiva que tiene como objetivo entregar un aceite 100% libre de deforestación para finales de 2020 e incrementar el respeto a los derechos humanos por parte de nuestros suministradores y quienes les suministran a ellos”, señala la marca.
Desde Mondelez dicen haber bloqueado a 10 productores de aceite de palma debido a casos recientes y que también hay dos eliminaciones que ya vienen de largo. Pretende así mostrar su compromiso a la hora de deshacerse de los abusos en su cadena de suministros. “Esto pone de manifiesto la necesidad urgente de un control urgente en el sector para poder ofrecer una fuente de verificación de datos de deforestación por parte de las plantaciones de palma que se base en principios de transparencia, definiciones de grupo, gobernanza de los múltiples actores implicados en la toma de decisiones e independencia. Trabajamos de manera activa para lograrlo”.
General Mills defiende una acción conjunta de todos los actores implicados. “Aunque ya hemos mejorado nuestros estándares y protocolos de funcionamiento, en línea con nuestro compromiso con la protección de los bosques y turberas, vemos una creciente necesidad de actividades de apoyo en el terreno para actuar sobre los motivos que provocan la deforestación. Eso requiere de medidas que van más allá de quienes suministran. Una solución a largo plazo requiere de una acción concertada por parte de todos los actores, incluidos los gobiernos y los pequeños productores”.
Unilever, que aparece en la posición 34 de la lista de WWF y es la mejor de las ocho empresas evaluadas en el informe RAN, señala que “solo si todos los actores trabajan juntos con la última tecnología para seguir al detalle lo que sucede en los bosques y se comprometen con las comunidades y actores implicados” serán capaces “de crear un futuro sostenible”. “Reafirmamos nuestro compromiso de trabajar en equipo con suministradores, gobiernos, ONG y la industria en su conjunto para poner fin a la deforestación”, añade.
Whole Foods Market, que solo ha logrado 8,25 sobre 22 puntos en la clasificación de WWF, esgrimen que se comprometen a usar en sus productos propios “aceite de palma 100% RSPO en 10 años”. “Reconocemos que queda por hacer y exploramos de manera activa las oportunidades de mejora”, prosiguen.
Warburtons, que ha cosechado 12,75 puntos en la clasificación de WWF, afirma que están “cerca de lograr el objetivo marcado para 2020 de conseguir que el poco aceite de palma que utilizamos sea 100% segregado [libre de malas prácticas] y estamos centrados en mejorar nuestra cadena de suministro”.
Greggs, que solo obtuvo 9,5 puntos, ha dicho que “forma parte de RSPO” y “el 100% del aceite de palma que usamos es sostenible”.
Traducido por Alberto Arce
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